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En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercamos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Hablamos de historias de la biología.

Los anti vacunas se quedan sin argumentos.

Antivacunas sin argumentos - Cierta Ciencia podcast - CienciaEs.com

Es paradójico que ahora que el coronavirus nos está vapuleando, todos, desde presidentes hasta los que hacían sus campañas basadas en falsedades, ahora les exigen a los científicos que vuelen a fabricar una vacuna. Ahora sí es valiosa una vacuna, ahora sí necesitamos a la ciencia, ahora sí las vacunas sirven. Lástima que el haber llegado a este punto, haya costado tantas vidas.

El trabajo de la ciencia no es hacer de bombero; debe ser parte importante de las decisiones de los gobernantes y para ello ser receptora de los apoyos financieros y políticos adecuados.

Por eso les presentamos un escrito de hace unos meses, justito antes de que se desatara la pandemia del coronavirus.

Cada vez es más mayor el número de personas que se manifiestan en público, en la televisión y las redes sociales contra la necesidad de vacunar a los niños. Los padres defienden su posición anti vacunas alegando que están en su derecho de ejercer la libertad de elegir lo mejor para sus hijos, esto es no “enfermarlos”, bajo el supuesto de que eso es lo que hacen las vacunas.

Todos basan su postura en la suposición de que los niños no vacunados están más sanos que los que han sido vacunados y que la inmunidad “natural” es mejor que la “artificial”. No existe evidencia alguna para estos dos supuestos y sí muchísima en contra1. Ahora, dos artículos recientes2,3 hacen saltar las alarmas pues informan de estudios que señalan el daño ocasionado en el sistema inmune por el sarampión, porque la enfermedad destruye células de la memoria resultando en una “amnesia inmunológica” que ocasiona una susceptibilidad mayor a otras infecciones.

Una buena manera de acercarnos a lo que sucede quizá sea centrarnos en entender cómo funciona la inmunidad celular y el trabajo que hacen las vacunas.

Cuando un patógeno llega por primera vez al cuerpo, es atacado de inmediato por el sistema inmunitario innato, que produce una respuesta no específica. Sigue luego la entrada en acción del sistema que aprenderá a reconocer a los invasores, generando células T y B que guardarán un recuerdo del patógeno. Esto se toma un tiempo y claro, se produce la enfermedad.

Después de la infección, el cuerpo mantiene esas células de la memoria T y B que ahí sí, en el futuro, reaccionarán muy rápido a otra invasión. El cuerpo también retiene anticuerpos de la primera infección que facilitarán la pelea a la hora de otro ataque.

Las vacunas activan el mismo sistema, pero lo hacen llevando al organismo los antígenos que el cuerpo usa para reconocer a los patógenos en forma de una versión debilitada del invasor, nunca uno vivo o sano. El cuerpo entra en el mismo ciclo de producir células B y T para liberar anticuerpos que neutralizarán al invasor, con la enorme diferencia de que no hay enfermedad. Este es un argumento contundente en contra del supuesto absurdo de que la inmunidad “natural” es mejor que la “artificial” pues en la primera ¡se da la enfermedad!

Y qué pasa con la idea de que sufrir una enfermedad ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. Si existe una vacuna para esa enfermedad no es necesario sufrirla para enseñarle sobre ella al sistema inmunitario pues ese es el trabajo de la vacuna.

Los estudios recientes del sarampión indican una complicación muy grave para el organismo cuando se produce la enfermedad. Mientras la infección del sarampión está “construyendo” el sistema inmunitario enseñándole cómo responder al virus, también están destruyendo células de la memoria, debilitándolo. Al final se eliminará una buena cantidad de la inmunidad conseguida por el cuerpo pues muchos de los anticuerpos que circulan se pierden. El efecto puede durar años.

El virus del sarampión no solo produce la infección, sino que abrirá la puerta a otras muchas enfermedades para las que ya se había construido una protección guardada en la memoria inmunitaria.

Los científicos ya sabían hace mucho tiempo que las infecciones producidas por el virus del sarampión tenían un efecto supresor en el sistema inmunitario y que esa supresión es una de las posibles causas de por qué las infecciones secundarias son tan comunes en los pacientes de sarampión. Se sabía ya desde 19084 y ha sido corroborado por estudios recientes.

La evidencia epidemiológica venida de estudios como el del virólogo Michael Mina, de la Universidad de Harvard y sus colaboradores y publicada en el 2015 es apabullante. El sarampión, informan, incrementa la mortalidad por otras infecciones durante los dos o tres años después de la infección. Otro estudio en 2018, corrobora los hallazgos de Mina y amplía a cinco años el tiempo de otras infecciones. Buena evidencia, aunque no se entendía aún la razón.

Pero los dos artículos de aparición reciente, nos ayudan a entender lo que sucede. En ambos estudios se tomó muestras de sangre de niños antes y después de una infección por el virus del sarampión, con el equipo de la genetista Velislava Petrova mirando los efectos en las células B, y Mina y sus colegas estudiando el efecto de anticuerpos circulando.

Ambos equipos encontraron lo mismo: el virus del sarampión redujo la diversidad del sistema inmunológico (células B o anticuerpos), poniendo en riesgo a los pacientes de sufrir otras enfermedades. En otras palabras, el virus destruye los componentes del sistema inmunitario que ya antes habían aprendido a responder a otras infecciones. Así, la inmunidad que se había ganado se evapora, toda o al menos en parte, volviendo al cuerpo susceptible de sufrirlas, otra vez. Y lo que es peor, el impacto no es pequeño.

Mina y su equipo encontraron que las infecciones severas dejan a los niños sin el 40% de su repertorio anterior de anticuerpos. ¡Esto es una pérdida enorme!

Se preguntará usted si la vacuna del sarampión produce los mismos efectos. ¿Suprime de igual manera al sistema inmunitario? Mina se ocupó de estudiar esto también. Y no, no lo hace. Por eso la vacuna vuelve inmunes a los niños. El virus infecta a las células, incluidas las de la memoria, T y B, por eso produce tanto daño (pulmonías, neumonías, problemas neurológicos), pero la vacuna no lo hace. Ella no puede infectar cualquier célula porque no lleva el patógeno, y si lo lleva es una versión debilitada, incapaz de producir infección alguna. Lo único que hace es enseñarle al sistema inmunitario cómo responder al patógeno, sin ninguno de los efectos terribles de ser infectado de verdad.

Por todo esto que contamos, la idea de que los niños no vacunados son más saludables que los vacunados no solo es errónea, sino que el no vacunar a los niños los expone a serios y graves peligros de sufrir otras infecciones pues la “amnesia inmunitaria” los ha dejado desprotegidos. Esa es la verdad que la ciencia tiene para contradecir las posturas anti vacunas.

Pero como es más fácil y cómodo darle valor a lo que sostiene una beldad rubia que a lo que dice un aburrido científico, siempre estaremos expuestos a caer en las mentiras de los que quieren tapar el sol con el dedo. Lo grave es que cada día aumentan los casos de niños afectados. Un asunto de vida o muerte, no uno de supuestos y alegatos irracionales.

Referencias:

1 Mina M., et al. Long-lasting measles-induced immunomodulation increases overall childhood infectious disease mortality. Science 2015

2 Mina M., et al. Measles virus infection diminishes preexisting antibodies that offer protection from other pathogens. Science 2019

3 Petrova V. Incomplete genetic reconstitution of B cell pools contributes to prolonged immunosuppression after measles. Science Immunology 2019

4 Pirquet C. Das Verhalten der kutanen Tuberkulinreaktion während der Masern. Dtsch. Med. Wochenschr 1908

Más información en el Blog Cierta Ciencia

Obras de Josefina Cano:

Viaje al centro del cerebro. Historias para jóvenes de todas las edades (Amazon)

En Colombia en la Librería Panamericana y en Bogotá en la Librería Nacional

Viaje al centro del cerebro. Historias para jóvenes de todas las edades. (Planeta)


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