El cáncer no es una enfermedad sino un enorme y complejo conjunto de ellas. Su origen está dentro de nuestro propio organismo. Comienza cuando una célula cambia y se dividir sin control, corrompiendo el exquisito equilibrio en el que conviven todas las células de nuestro cuerpo. Así, dependiendo del tejido al que pertenezca esa célula inicial, se formará un tipo de cáncer. Sin embargo, la realidad del cáncer es mucho más compleja, como nos explica hoy, Eloisa Jantus Lewintre, jefa laboratorio de Oncología Molecular de la Fundación para la Investigación del Hospital General Universitario de Valencia.

Eloísa explica que cuando esa célula inicial comienza a replicarse para formar el tumor, todo el entorno celular alrededor de él se modifica. Muchas otras células que anteriormente trabajaban para el bien del organismo sufren una transformación que las pone al servicio del tumor, por si esto fuera poco, las propias células tumorales evolucionan con el tiempo sufriendo mutaciones que contribuyen al nacimiento de nuevas cepas, unas más exitosas que otras. Así pues, no basta con tener una información lo más completa posible de tan enmarañado número de células y sustancias que las acompañan, sino que esa información debe ser renovada continuamente a medida que la enfermedad avanza y evoluciona. Ese conocimiento es un reto enorme, pero esencial, para escoger con éxito el tratamiento más adecuado para el paciente en cada momento.

Lo más terrible del cáncer es que, cuando da la cara, es decir, cuando sus efectos se hacen notorios, ya lleva tiempo proliferando en el cuerpo del paciente. Así pues, el diagnóstico precoz y el conocimiento del tipo de tumor y de su entorno son piezas fundamentales para combatirlo.

Cuando se detecta la presencia de un tumor en un órgano o tejido, una técnica clave consiste tomar una muestra del tejido tumoral, una biopsia. La biopsia es un método invasivo que, en muchos casos entraña incomodidades para el paciente y el equipo médico que lo trata. La biopsia de tejidos aporta una información muy importante, pero parcial, sobre la naturaleza del tumor. Dado que el tumor evoluciona con el tiempo, la información sobre lo que sucede en cada momento de la enfermedad es difícil de conseguir porque requeriría sucesivas biopsias de tejidos que no siempre es posible llevar a cabo por los problemas que generan al paciente y al personal sanitario.

Una posibilidad que se está abriendo camino con fuerza en la investigación oncológica es la que nos presenta hoy Eloisa Jantus: La biopsia líquida. Dado que los fluidos corporales, la sangre en especial, recorre todo el cuerpo llevando nutrientes y oxígeno y recogiendo los desechos que las células del organismo generan, en el caso de existencia de células tumorales, sus desechos en forma de pedazos de ADN, ARN, y otros tipos moléculas, son arrastrados también en el torrente sanguíneo. Un estudio adecuado de estos fluidos corporales puede aportar una información esencial para una detección precoz o para el seguimiento de la evolución de un proceso tumoral.

Eloisa Jantus dice que la biopsia líquida debe considerarse no solo como una alternativa válida, sino como un complemento de la información que se obtiene mediante la biopsia de tejidos y otros métodos. Ella investiga en cáncer de pulmón, una dolencia que actualmente es la primera causa de muerte por cáncer en la humanidad. Buscar un tratamiento que se adecúe a cada fase de la enfermedad requiere conocer en cada momento del desarrollo las mutaciones o alteraciones moleculares que se producen en el tumor. En este tipo de cáncer, la biopsia de tejido requiere la toma de muestras mediante una broncoscopia, una técnica invasiva que exige llegar hasta el lugar del tumor a través de los bronquios del paciente, un proceso exige un notable esfuerzo de preparación y pericia al personal sanitario. La biopsia líquida, en cambio, dado que se basa en el análisis del contenido de la sangre o los fluidos corporales, es un método no invasivo que, si se tienen los marcadores adecuados, permite hacer un seguimiento continuo de la enfermedad y detectar prematuramente cambios que no serían visibles por otros métodos hasta meses después.

Actualmente la biopsia líquida aún no forma parte de la práctica clínica y se aplica solamente a los pacientes en estadios avanzados de la enfermedad. Sin embargo, su futuro es alentador porque, dado que es aplicable a cualquier tipo de pacientes, con los marcadores adecuados, permitirá detectar precozmente muchos tumores y posibilitará la elección de un tratamiento específico adaptado a cada paciente en función del momento del desarrollo del tumor. Lógicamente, la lucha contra los tumores requiere el esfuerzo colectivo de multitud de profesionales: oncólogos, biólogos, patólogos, médicos, técnicos de laboratorio e imágenes y farmacia, entre otros. Estos profesionales forman parte de un comité molecular de tumores que, con los datos aportados por las distintas técnicas, la biopsia líquida entre ellas, decidirán el tratamiento más adecuado en cada momento. Esta es la fórmula que posibilita lo que se conoce como oncología de precisión.

Os invito a escuchar a Eloisa Jantus Lewintre, jefa del laboratorio de Oncología Molecular de la Fundación para la Investigación del Hospital General Universitario de Valencia, coordinadora la Unidad Mixta TRIAL (FIHGUV y CIPF), miembro del Comité de Dirección de la Sociedad Internacional de Biopsia Líquida y Directora del Máster de Biotecnología Biomédica de la Universidad politécnica de Valencia (UPV).

Referencias:
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