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Ciencia EXtrema

Desde la atalaya tranquila de nuestro planeta templado y acogedor, José María Campos Cánovas y Daniel Iván Reyes nos invitan a un viaje fascinante. En su compañía observaremos los fenómenos más extraordinarios del Cosmos: visitaremos las estrellas más masivas, los cuerpos más veloces, los lugares más fríos o calientes y los mundos más extraordinarios y diminutos. Ante nuestros frágiles ojos se abre un Universo que bate todos los récords.

La guerra de los mundos

La guerra de los mundos - Ciencia Extrema Podcast - CienciaEs.com

La población actual de humanos es de 7,300 millones, una cifra realmente sorprendente. Pero no siempre fue así. En el siglo X apenas 300 millones de humanos habitaban este planeta (la misma cantidad de habitantes que tiene USA hoy en día) y no fue sino hasta 600 años después que logró duplicar su número. Las guerras, hambrunas pero sobre todo las enfermedades fueron la causa de una población mundial tan pequeña durante milenios.

Cuando H.G. Wells publicó su novela “la guerra de los mundos” en 1898, habían transcurrido ya unos 28 años desde que se había demostrado que algunas enfermedades infecciosas eran producidas por bacterias específicas. Ahora, la literatura gozaba de nuevo material para entretener a los lectores y Wells supo sacarle provecho, escribiendo una novela en la cual seres de otro planeta, poseedores de avanzada tecnología, conquistan a la humanidad, aplastando y destruyendo todo lo que se opone a su paso.

Al final de la novela, cuando la guerra parece perdida para la humanidad, cierta mañana, todos los extraterrestres amanecen muertos, víctimas de una enfermedad infecciosa causada por el agua y alimentos que consumieron en nuestro planeta. La trama de la novela lo narra así:

¡Todos estaban muertos! Destruidos por las bacterias de la corrupción y de la enfermedad, contra las cuales no tenían defensas; destruidos, derrotados—después que fallaron todos los inventos del hombre—por los seres más humildes sobre la Tierra.

Y luego añade:

Apenas llegaron los invasores y, bebieron y se alimentaron, nuestros aliados microscópicos iniciaron su obra destructora. Ya cuando yo los observé estaban irrevocablemente condenados, muriendo y pudriéndose mientras andaban de un lado para otro. Era inevitable.

La imaginación de Wells sorprendió a muchos, aunque de alguna manera sólo narró nuestra verdadera guerra. Una cruel guerra en donde fuimos atacados por un enemigo invisible, que por milenios arrasó con poblaciones enteras, diezmó a otras y aterrorizó a todos.

Con demasiada frecuencia la realidad supera a la ficción y esta guerra no es la excepción. Nuestro enemigo más grande ha sido el más pequeño de todos. Seres microscópicos que entran a nuestro organismo y lo invaden, empleando una serie de armas químicas para beneficiarse de nosotros.

Uno de estos microorganismos son las bacterias. Son pequeños seres vivos constituidos de una sola célula. Ellos son los responsables de muchas de las enfermedades infecciosas.

Pero, ¿cómo es posible que un ser tan pequeño pueda causar tanto daño? Precisamente en la respuesta a esta interrogante, es donde encontramos su NATURALEZA EXTREMA.

Resulta que nuestros cuerpos pueden defenderse de 1 bacteria. Tenemos diversos mecanismos de defensa para enfrentar a 1 bacteria y evitar que nos enferme. De hecho, en la mayoría de los casos podemos vencer a 10 o 100 e incluso a miles de ellas juntas. Entonces ¿qué sucede? ¿Cómo logran enfermarnos?

Lo hacen a través de una invasión de nuestro organismo y luego se apoderan de el mediante una multiplicación masiva.

Estamos acostumbrados a esperar largos periodos de tiempo para que un ser vivo pueda reproducirse. En el caso de los humanos, se requieren casi 9 meses de gestación, un elefante requiere 22 meses y un caballo 11 meses pero las bacterias únicamente requieren horas e incluso únicamente minutos para reproducirse.

Por ejemplo, la bacteria que produce la enfermedad de la tuberculosis y que actualmente aniquila a unos 50 millones de humanos por año, puede reproducirse una vez cada 16 horas aproximadamente.
Y Staphilococcus Aureus, una de las principales bacterias que nos intoxican a través de los alimentos, causando grandes malestares estomacales, puede multiplicarse cada 60 minutos. Lo cual implicaría que en 1 hora, haya dos bacterias, y a la segunda hora 4, y a la tercera hora, 8 y así sucesivamente, hasta alcanzar en 24 horas: 16,777,216 bacterias. Todas ellas, serían las descendientes de 1 sola bacteria.
Pero si esta cifra le parece sorprendente espere un poco más, porque existen bacterias que, bajo condiciones ideales, pueden reproducirse aún más rápido:

La bacteria denominada como Salmonella, un nombre que puede resultarle conocido, por la enfermedad que produce, la Salmonelosis, puede reproducirse aproximadamente 1 vez cada 35 minutos, lo cual implica que 1 sola bacteria de esta especie puede procrear en 24 horas 2.19 billones de bacterias, osea, poco más de ¡dos millones de millones , en un sólo día!. Para que se dé una idea de la dimensión de esta cifra, considere que es equivalente a 300 veces más bacterias que humanos en todo el planeta. Todas ellas, dotadas de armamento químico como toxinas y otras sustancias, que les permiten invadir nuestro cuerpo.

No obstante, el record no termina aquí, la bacteria E. Coli, tiene un tiempo de generación que oscila en los 20 minutos y alcanza cifras en tan sólo 12 horas de poco más de 69,000 millones, osea el equivalente a 9 veces la población mundial de humanos.

Esta es una de las razones por la cual las bacterias son tan exitosas en infectarnos. Su naturaleza extrema le confiere una capacidad impresionante para reproducirse tan rápido que, a nuestro sistema de defensa, le cuenta mucho trabajo someter.

Además, resulta que normalmente no ingresa 1 bacteria a nuestro organismo, sino cientos de miles. Se sabe, que la dosis infectante de Salmonella, es decir, la cantidad de bacterias de salmonella necesarias para producir enfermedad en los humanos, es de mínimo 100 mil bacterias y eso que se trata de una bacteria muy agresiva.

Quizá usted se pregunte, pero ¿Quién se va a comer 100 mil bacterias de salmonella? Millones de humanos que padecen año con año esta enfermedad lo han hecho ya. Y es que es una cifra sumamente fácil de alcanzar, pues si una persona que prepara una alimento con sus manos contaminadas y le inocula 1 sola bacteria de salmonella, trascurridas 9 horas, la bacteria ya alcanza la cifra necesaria para invadirnos con éxito. Y sabemos que difícilmente le va a caer una bacteria sino cientos o miles.

Simplemente considere que las leyes que regulan que un alimento sea seguro para el consumo humano, exigen a la industria que estén libres de bacterias peligrosas pero, permiten en promedio unas 100 mil bacterias por gramo de otras especies bacterianas. Así que una dosis infectante es muy fácil de alcanzar.
Por ello, las bacterias han atacado a la humanidad desde el comienzo de nuestra historia, exterminaron a muchas especies desde que se inició la vida en la Tierra. Pero en virtud de la selección natural de nuestra especie, la raza humana desarrolló las defensas necesarias para resistirlos. No sucumbimos sin lucha ante el ataque de los microbios, y muchas de las bacterias hoy en día ya no pueden enfermarnos. No obstante, aunque algunas batallas se han ganado, la guerra siguió su curso, hasta que llegaron los cazadores de microbios: Hombres y mujeres que con sus contribuciones científicas los identificaron y crearon técnicas para enfrentarlos, desarrollando vacunas, técnicas de esterilización e reglas de higiene y con ello, establecimos la primer línea de defensa.

Fue alrededor del año 1850 cuando, Luis Pasteur, planteó la revolucionaria teoría que atribuía a los microbios la generación de enfermedades infecciosas y unos 20 años después, el Alemán Robert Koch comprobó la teoría. El fin de la guerra, acababa de comenzar y unas décadas más tarde, en 1928, Alexander Fleming dio con la cura.

Tras siglos y siglos de guerra entre bacterias y humanos, en donde los humanos siempre perdíamos batalla tras batalla, finalmente encontramos un arma eficaz: Los antibióticos. Un arma que hemos empleado poco menos de 75 años y que ha cambiado radicalmente el curso de esta guerra.
La humanidad, con millones y millones de muertes a lo largo de los siglos, adquirió su derecho a vivir en la Tierra y nadie puede disputárselo; no habríamos perdido ese derecho aunque los extraterrestres de Wells hubieran sido diez veces más poderosos de lo que eran, pues no en vano viven y mueren los hombres en esta guerra biológica. Después de cada batalla, los sobrevivientes habían creado algo de inmunidad, que heredaban a sus descendientes.

Las bacterias ya estaban aquí cuando llegamos a este mundo, y seguramente seguirán habitándolo después de que nos hayamos ido, pero mientras coexistamos, hemos de luchar hasta el final, empleando todos nuestros recursos tecnológicos en vencerlas para ganar la guerra.
Informes de inteligencia revelan que algunas especies bacterianas ya han aprendido a defenderse de nuestros antibióticos lo cual vuelve a complicar la situación, pero ya están en marcha, el desarrollo de nuevas generaciones de antibióticos de 4ta generación, listos para enfrentarlas y exterminarlas cuando traten de invadir nuestros cuerpos.

Menos mal que los extraterrestres de Wells no habían dado con los antibióticos antes que nosotros.
A mí, el tiempo de generación de las bacterias y sus mecanismos de infección, me parecen naturaleza extrema, ¿a usted también le parece?


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