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Quilo de Ciencia

El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.

El nacimiento de los abuelos

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Hace unos días celebrábamos en España el día de los abuelos. Dedicar un día para reconocer la contribución a la sociedad de las personas de mayor edad, grupo de población al que, si todo va bien, inexorablemente nos incorporaremos un día, si aún no pertenecemos a él, me parece una excelente idea. Es indudable que los abuelos ejercen una influencia muy positiva en la educación de sus nietos, aunque los padres piensen que malcrían a sus hijos. Los abuelos y abuelas se han convertido en figuras importantes para el desarrollo y la estabilidad social, y es de justicia reconocerlo.

También el día de los abuelos, como los demás días del año, es un buen día para plantearse cuestiones científicas que, en este caso, se refieren a nuestro origen como humanos modernos y a nuestra evolución. Y es que nuestra especie es excepcional: es la única que posee numerosos individuos con nietos (o que pueden tenerlos si sus hijos se esmeran). Los miembros de otras especies rara vez llegan a ser abuelos: su vida es demasiado corta. Muchos insectos, por ejemplo, no llegan nunca a ver ni a sus propios hijos, ya que mueren antes de que nazcan. La situación de aves y mamíferos no es tan dramática, pero lo normal es que los individuos de mayor edad hayan muerto, víctima de predadores o enfermedades, antes de que nazcan sus nietos. No sucede así en nuestra especie, tal vez la única especie social con numerosos abuelos y la única que, además, puede preguntarse: ¿cuándo a lo largo de nuestra evolución se alcanzan las condiciones que permiten una longevidad tan elevada en nuestra especie?

Dientes fósiles

No es una pregunta fácil de responder, pero hoy se ha conseguido la respuesta gracias a los trabajos de numerosos antropólogos y paleontólogos, y al desarrollo de nuevas técnicas de análisis de restos fósiles, en particular de dientes fosilizados. Los dientes son los restos fósiles mejor conservados debido a su gran contenido mineral, que los preserva de la mayor degradación que sufren otros huesos. Los dientes, además, guardan en su superficie signos de su degradación natural a lo largo de la vida como consecuencia de la masticación de los alimentos. Así, un diente fosilizado con numerosos arañazos proviene de un individuo que masticó alimentos por más años y que, por tanto, murió a una edad más avanzada.

La técnica del escáner por microtomografía computarizada de alta resolución permite hoy realizar un análisis en detalle de las erosiones de la superficie de los dientes fosilizados, recuperados de diversos yacimientos fósiles, incluido la Sima de los Huesos, en Atapuerca, que guardan restos de ancestros del ser humano actual que vivieron desde hace más de tres millones de años a solo cerca de 20.000 años. Este análisis permite clasificar los dientes fósiles como pertenecientes a individuos que murieron jóvenes, y que no podían, por ello, ser abuelos todavía, o pertenecientes a individuos de mayor edad, que tal vez hubieran podido tener ya nietos. Si se analiza un número suficientemente elevado de dientes y se calcula su edad relativa, puede determinarse el porcentaje de individuos jóvenes o viejos en una población. ¿Era este porcentaje igual hace tres millones de años que hace solo 30.000?

La juventud de la vejez

La respuesta a esta pregunta tiene su interés, tanto científico como humanístico. Esto es así porque si los ancestros del hombre moderno también llegaban a ser abuelos, aunque no vivieran tanto como los actuales porque el periodo entre generaciones fuera más corto, podríamos concluir que la base de nuestra elevada longevidad es genética y se ha mantenido así durante millones de años. Si, por el contrario, el porcentaje de individuos más longevos es superior en poblaciones recientes, pero no en las más antiguas, no sabremos todavía si este cambio es genético (una mutación que aumenta la longevidad), cultural (el progreso cultural y social permite una mayor supervivencia gracias al mayor control sobre el entorno), o si se debe a una conjunción de ambas causas.

Los resultados de los estudios de microtomografía han demostrado que, como se esperaba, el porcentaje de individuos capaces de tener nietos (aunque en aquellos tiempos esos individuos podían tener solo 30 años de edad) aumenta a medida que las poblaciones humanas se acercan a la edad moderna. Pero lo sorprendente es que se produce un vuelco extraordinario en este porcentaje hace solo unos 20.000 años, un reciente periodo de importante progreso tecnológico y cultural en la era paleolítica. Hasta ese momento, el porcentaje de individuos capaces de ser abuelos era siempre menor que el de quienes no lo eran. A partir de entonces, se produce la trasformación que aún disfrutamos hoy: existen más personas en edad de ser abuelas que las que no se encuentran en dicha edad.

Los antropólogos especulan todavía sobre las causas de dicha transformación (culturales, biológicas o ambas) y también sobre sus efectos. Dichos efectos pudieron ser muy importantes para el desarrollo de la humanidad y para su supervivencia. El capital de sabiduría y experiencia que las personas de mayor edad aporta a la sociedad pudo, en aquellos tiempos de vida dura, corta y brutal, constituir una fuerza transformadora que consiguiera que la vida fuera menos dura, menos brutal y más larga. El nacimiento de los abuelos pudo, por tanto, ser el evento que permitió el moderno desarrollo y evolución del ser humano. Algo que tenemos que tener en cuenta para cuidar y respetar a nuestros abuelos no solo un día al año, sino como siempre se merecen.

OBRAS DE JORGE LABORDA.

Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo

One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe

Adenio Fidelio

El embudo de la inteligencia y otros ensayos

Las mil y una bases del ADN y otras historias científicas

Se han clonado los dioses.


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