Estos datos confirman la existencia de diferencias cognitivas entre hombres y mujeres

Si existen diferencias intelectuales entre hombres y mujeres y, en caso afirmativo, cuál es la magnitud de estas diferencias, sigue siendo objeto de debate, tanto entre la gente corriente que se atreva a abordar este tema, tabú en nuestros días, como en círculos universitarios y académicos. Como ya he dicho en otras ocasiones, para zanjar un debate lo mejor es huir de nuestras opiniones e intentar conocer lo que sucede mediante estudios serios. Y un estudio muy serio y novedoso es lo que han realizado cuatro investigadores, tres mujeres y un varón, dos de Austria; una, de Noruega y otra, de Suecia, quienes publican sus resultados en la prestigiosa revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.

En dicho estudio, los autores indican que en el siglo XX se incrementaron notablemente las capacidades intelectuales en numerosos países. Esto no puede deberse a cambios en los genes, que no mutan tan rápidamente, por lo que el incremento debe atribuirse a mejoras en las condiciones de vida y a una mejor educación. Sin embargo, varios estudios han continuado indicando la existencia de diferencias entre hombres y mujeres. Según estos estudios, los hombres desempeñan mejor tareas espaciales y de matemáticas y las mujeres, tareas de memoria episódica (recordar una lista de cosas, por ejemplo) y comprensión lectora. En otras capacidades cognitivas, como vocabulario o clasificar objetos en categorías, no se observan diferencias.

Así pues, las mejoras en las condiciones socioeconómicas y educativas no parecen eliminar las diferencias cognitivas entre los sexos. No obstante, es posible que estas mejoras, a lo largo de las últimas décadas, hayan disminuido las diferencias, sin llegar a anularlas, lo que, dada la situación de desventaja de la que partían las mujeres, esto debería haber conducido a una mejora más importante para las mujeres frente a los hombres.

Para aclarar esta cuestión, los autores investigan las capacidades intelectuales de personas de mediana edad y ancianos de tres regiones europeas: el norte (Dinamarca y Suecia), el centro (Alemania, Austria, Bélgica, Chequia, Francia, Holanda, Polonia y Suiza) y el sur de Europa (España, Grecia e Italia). Estas personas fueron educadas en diferentes épocas y, por consiguiente, gozaron de diferentes oportunidades educativas y condiciones de vida, según cada región en la que se criaron.

Los resultados de este importante estudio, realizado con alrededor de 31.000 personas, una cifra muy elevada, indican, en primer lugar, la existencia de un gradiente de capacidades cognitivas que aumenta a medida que la edad disminuye, es decir, las personas más jóvenes realizan las tareas que se les exigen para evaluar sus capacidades mejor que las más mayores. En segundo lugar, el estudio indica que las personas de la región norte superan en capacidades cognitivas a las del centro y sur de Europa. Por último, lo más interesante es que las diferencias cognitivas entre los sexos variaron sistemáticamente entre las personas de diferentes edades y entre las diferentes regiones geográficas estudiadas.

Ventaja comparativa

Las mujeres de la región norte fueron las que mejor memoria episódica mostraron, y superaron siempre a los hombres a cualquier edad. Sin embargo, en Europa central y del sur solo las mujeres más jóvenes superaron a los hombres en esta capacidad.

La cosa cambia con respecto a las capacidades matemáticas: en todas las regiones, y a cualquier edad, los hombres superaron a las mujeres. Sin embargo, la ventaja para los hombres es mayor en las regiones centrales y del sur y, en particular, cuando se comparan hombres y mujeres de mayor edad, es decir, los educados en una época en la que las diferencias de oportunidades educativas entre hombres y mujeres era importante.

La cosa también cambia cuando se estudia la capacidad de categorizar (por ejemplo, decir todos los animales que se pueda en un minuto). En la región norte, no hubo diferencias entre hombres y mujeres a ninguna edad; en la región central, los hombres mostraron una cierta ventaja; finalmente, en Europa del sur, los hombres superaron a las mujeres, excepto en el caso de las personas más jóvenes, en las que la tendencia se invirtió y fueron las mujeres las que superaron a los hombres.

Estos datos confirman la indeseada, pero no por ello menos real, existencia de diferencias cognitivas entre hombres y mujeres. Además, análisis complementarios realizados por los autores, en los que tienen en consideración los años de educación recibidos por unos y otras, indican que, si los hombres y las mujeres poseyeran niveles de educación similares, debería esperarse que las mujeres superaran a los hombres en la memoria episódica, los hombres superaran a las mujeres en matemáticas, aunque menos que en la actualidad, y no hubiera diferencias en categorización.

En resumen, este estudio demuestra que la igualdad educativa ofrece en la actualidad una ventaja comparativa a las mujeres, que incrementarían así la ventaja sobre los hombres en áreas como la memoria episódica, y disminuirían su desventaja en áreas como las matemáticas. La conclusión a la que llegan los autores, y que yo suscribo, es clara: para conseguir que las mujeres alcancen todo su potencial intelectual es importante mejorar, no degradar como esta sucediendo ahora, las condiciones de vida y, sobre todo, asegurar una igualdad real de oportunidades educativas entre hombres y mujeres.

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