Nada parece de mayor sentido común para acabar con los tumores que matar a las células cancerosas, no importa la forma, con un tratamiento con quimioterapia o con radioterapia, por ejemplo. Sin embargo, la investigación científica ha revelado que la forma en que los tratamientos matan a las células tumorales, lejos de acabar con ellas, pueden ayudar a los tumores a progresar.

Afortunadamente, la ciencia no solo revela hechos aparentemente contrarios a nuestro sentido común, sino que aporta también datos que ayudan a explicar por qué el sentido común falla. En el caso de los tumores, la investigación ha revelado que la muerte de algunas células y el modo en el que estas mueren es fundamental para que el sistema inmune tolere su crecimiento y no ataque al tumor.

Durante el crecimiento de un tumor, como durante el crecimiento embrionario, algunas células dan su vida, mediante un fenómeno de muerte programada o apoptosis, para que las demás continúen viviendo y creciendo, ayudando con su muerte a impedir que el sistema inmune ataque a sus compañeras.

Sin embargo, evidentemente, las células pueden morir por otras razones. Pueden, por ejemplo, morir por la acción de un virus, o por una sustancia tóxica, o por falta de oxígeno, o incluso por un traumatismo. En esos casos, las células no mueren de manera ordenada. Este proceso de muerte no programada se denomina necrosis y en él las células sí liberan al exterior muchos de sus componentes moleculares. Estos componentes son detectados por el sistema inmune, el cual desarrolla en este caso una reacción inflamatoria, es decir, una reacción de defensa.

En el caso de los tumores, investigaciones recientes han revelado que la mayoría de los tratamientos de quimioterapia matan a las células gracias a que inducen una muerte celular programada. Como hemos dicho, este tipo de muerte estimula una reacción de tolerancia por parte del sistema inmune, por lo que, paradójicamente, estos tratamientos que pueden parecer eficaces inicialmente al reducir la masa tumoral, pueden acabar favoreciendo a la larga el desarrollo de los tumores. En efecto, la investigación reciente ha revelado también que los mejores pronósticos sobre el desarrollo del cáncer se consiguen al tratarlo con sustancias que no inducen la muerte celular por apoptosis. En estos casos, la acción del agente quimioterapéutico ayuda al sistema inmune a activarse para atacar a los tumores, por lo que su efectividad directa se une a una acción indirecta del sistema inmune que aumenta su eficacia global.

Referencia: Jonathan M. Pitt, Guido Kroemer, and Laurence Zitvogel. Immunogenic and Non-immunogenic Cell Death in the Tumor Microenvironment. Advances in Experimental Medicine and Biology 1036, https://doi.org/10.1007/978-3-319-67577-0_5

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