Esta semana vamos a adentrarnos por el mundo de la marihuana, probablemente la droga más antigua utilizada por la Humanidad, y una de las más utilizadas en la actualidad, ya que, según la ONU, alrededor del 3% de la población mundial adulta consume esta droga.

Al margen de su uso recreativo, hace alrededor de dos décadas, ya se debatía sobre el asunto de si era o no conveniente legalizar el empleo de la marihuana con fines terapéuticos. El debate, por increíble que pueda parecer, tenía en cuenta un aspecto aún novedoso por aquellos tiempos: la evidencia científica.

Así es. En los años iniciales del siglo XXI algunos estaban por fin saliendo de la Edad Media y osaban preguntar si la evidencia recopilada era suficiente como para concluir que la marihuana podía ser usada como medicamento en algunas situaciones. Eran años en los que se hablaba de la Medicina basada en la evidencia como la gran innovación de la Medicina para el siglo que acababa de comenzar. Me daban escalofríos de terror cuando oía estas cosas, porque, ¿en qué se basaba hasta finales del siglo XX la Medicina si no era en la evidencia científica? Dejemos la respuesta de esa pregunta para más adelante, para cuando tengamos evidencia suficiente para responderla, y adentrémonos en lo que contaba sobre la marihuana allá por septiembre de 2001. Podéis leer el artículo aquí

Como siempre, analizaremos luego brevemente que avances se han producido sobre este asunto.

Durante los últimos 20 años la investigación sobre los cannabinoides y los receptores de estos ha sido importante y se han descubierto multitud de cosas sobre ellos. La familia de los cannabinoides ha crecido bastante en los últimos años. Así, los receptores CB1 y CB2 poseen cada uno al menos 32 sustancias agonistas, es decir, sustancias, naturales o sintéticas, que podrán activar su actividad al unirse al que podemos llamar sitio activo del receptor, o sea, el sitio de la superficie de este destinado a que los cannabinoides se unan a él. Además, CB1 cuenta con 17 antagonistas y CB2 con 6 antagonistas. Estos son sustancias que se oponen a la acción de los agonistas e impiden la actividad del receptor. Estas sustancias al unirse al sitio activo del receptor lo ocupan, pero no desencadenan su actividad. Son como una llave que entra en la cerradura, pero no puede abrirla. A menos que la llave salga de la cerradura, la buena llave no podrá entrar en ella y abrir la puerta. Por último, CB1 posee seis moduladores alostéricos y CB2 posee dos de estos moduladores.

¿Qué es esto de los moduladores alostéricos? Es muy fácil de comprender si entendemos el origen de la palabra alostérico. Esta palabra proviene de la combinación de dos palabras griegas, allos, que significa otro, y stereos, que significa espacio. Así una sustancia alostérica es la que se une en otro espacio, es decir, en otro sitio de la molécula diana, en este caso los receptores CB1 o CB2. Pues bien, un modulador alostérico se une en otro sitio de CB1 o CB2 diferente de su sitio activo, diferente de la cerradura principal. Al unirse a él, cambia la capacidad del receptor para unirse a sustancias agonistas o antagonistas, es decir, modula la capacidad del receptor para reaccionar frente a las sustancias que lo activan o lo inhiben.

Este y otros avances del conocimiento han permitido, en efecto, conseguir evidencia que ha ayudado a la progresiva legalización del empleo de marihuana y cannabinoides con fines terapéuticos. En la actualidad, 42 países, entre ellos Argentina, Perú, Uruguay, pero no España, permiten en el uso de al menos un cannabinoide con fines médicos. En cambio, el empleo legal de marihuana con fines recreativos es solo legal en cuatro países y algunos estados de los Estados Unidos.

¿Cuáles son las enfermedades o problemas de salud para los que se estima adecuado el empleo de cannabinoides? Uno de los usos es con el fin de reducir las náuseas y vómitos como resultado de la quimioterapia contra en cáncer. El tratamiento del dolor crónico también puede beneficiarse del uso de cannabinoides y pacientes de la enfermedad auto inmunitaria esclerosis múltiple se ven también en ocasiones beneficiados por el tratamiento con cannabinoides. No obstante, nada parece estar aún suficientemente claro con respecto a este uso terapéutico de los cannabinoides, o de otro modo el uso legal de estas sustancias como medicamentos probablemente estaría más extendido en el mundo de lo que lo está. La investigación debe continuar.

Jorge Laborda (05/09/2021)

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