Uno de los temas científicos que más me ha entusiasmado a lo largo de los años es el de la evolución de las especies. Son varias las razones que hacen de la evolución un fenómeno interesante. Algunas de ellas no son solo científicas, sino que atañen a, en mi opinión, el conflicto que ciertas religiones se han empeñado en mantener con la ciencia. Otras razones son meramente científicas, pero la razón más importante del interés de la evolución es su poder explicativo, el poder que nos proporciona para explicar por qué los seres vivos son así y no de otro modo.

En abril del año 2002 trataba en uno de mis artículos del tema de la evolución utilizando como ejemplo al cuco, un ave que no solo es fascinante por dar la hora en los relojes de su mismo nombre, sino sobre todo por su extraordinario comportamiento de parasitismo reproductivo. Veamos lo que explicaba entonces, y qué nuevos conocimientos se han producido en las últimas dos décadas.

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Hasta aquí lo que escribí en abril de 2002 sobre el comportamiento del cuco. Evidentemente, este tema de investigación no promete patentes millonarias, por lo que no se investiga con intensidad. Sin embargo, se han publicado algunos artículos científicos interesantes en los últimos veinte años. En uno de ellos, publicado en 2010, se aborda en cierta profundidad el asunto de la carrera armamentística evolutiva que tiene lugar entre las especies de cucos parásitas y sus especies parasitadas. Es necesario aclarar que si la guerra sigue es porque nadie la ha ganado todavía, pero es posible que alguna de las especies involucradas la gane en el futuro, lo que podría llevar a la extinción de alguna de ellas.

El artículo indica que son dos las principales teorías que explican que la carrera armamentística entre cucos y las especies que estos parasitan continúe. La primera es la que podríamos llamar la hipótesis del retraso evolutivo. Esta hipótesis defiende que rechazar los huevos sospechosos por parte de las especies parasitadas tiene menor coste que aceptarlos, a pesar de que al rechazar los huevos sospechosos puedan cometerse errores que causen en ocasiones en el rechazo de los huevos propios. Así, la idea del retraso evolutivo sostiene que los hospedadores son parasitados por los cucos solo porque aún no han evolucionado mecanismos completamente eficaces de defensa contra ellos. La hipótesis también defiende que los cucos parásitos fracasan con ciertos hospedadores porque aún no han evolucionado los mecanismos para superar las defensas existentes en la especie a la que parasitan.

Frente a esta hipótesis tenemos la hipótesis llamada del equilibro evolutivo. Esta hipótesis defiende que las especies parasitadas lo son porque el coste asociado al rechazo de los huevos parásitos es mayor que el coste de criar a las crías de otras aves. En otras palabras, el rechazo de los huevos sospechosos conduciría a demasiados errores de rechazo de huevos propios, lo que tendría un coste de supervivencia mayor para la especie que el originado por criar a todos los pajarillos eclosionados de los huevos presentes en el nido, sea cual sea su procedencia. La especie parasitada llega así a un equilibro entre costo y beneficio, equilibro que beneficia a la especie parásita.

Ambas hipótesis son posibles explicaciones a lo que sucede en una situación en la que rechazar los huevos por parte de la especie parasitada resulta una tarea complicada. Si la especie parasitada identificara los huevos de los cucos con gran facilidad, sin retraso evolutivo y sin el coste de cometer errores, el parasitismo terminaría y o los cucos deberían criar a su propia prole o se extinguirían. Sin embargo, hoy ambas hipótesis son compatibles para explicar por qué el comportamiento parasitario puede mantenerse a lo largo de las generaciones.

La razón por la que las especies de aves parasitadas no pueden rechazar los huevos extraños con facilidad es que en la carrera armamentística evolutiva los parásitos emplean con éxito el arma de la imitación. Los cucos y otras especies de aves parásitas a lo largo de su evolución han sido capaces de imitar cada vez mejor el aspecto de los huevos de las especies que parasitan. A su vez, estas han sido capaces de detectar cada vez mejor las diferencias entre sus huevos y los huevos parásitos y han modificado sus huevos para dotarlos de características propias, de dibujos o manchas, por ejemplo, que pueden ser más fácilmente reconocibles por ellas y al mismo tiempo difíciles de imitar por las especies parásitas.

No obstante, la carrera de armamentos no se limita a la imitación y detección de huevos sospechosos. ya que, una vez nacidos, los polluelos de la especie parásita y parasitada pueden también diferir en tal grado que la especie parasitada pueda detectar y expulsar del nido al polluelo parásito. Por esa razón, las especies parásitas no solo imitan los huevos, sino también los polluelos de la especie hospedadora, el aspecto y el comportamiento de estos, de manera que engañen a sus padres putativos.

Me gustaría terminar hoy con un apunte algo filosófico sobre lo que sucede con los cucos y sus especies hospedadoras, y el papel que la mentira desempeña en la evolución. El entorno de las especies no se limita al mundo exterior, sino también incluye a otras especies vivas que no solo son predadoras o, al contrario, simbiontes, sino que para sobrevivir utilizan todo tipo de artimañas y mentiras con el objetivo de aprovecharse de otros seres vivos. Detectar la mentira se revela, así, como una herramienta fundamental de supervivencia y, en mi opinión, creo que no solo de la supervivencia de las especies, sino probablemente también de comunidades, organizaciones y países. Aquí dejo este apunte para vuestra reflexión, queridos amigos. Cuidaos mucho, sed felices, y que los anticuerpos os acompañen. Ah, y como siempre ¡buena ciencia!

(Jorge Laborda 24/01/2022)

Enlaces de interés

https://www.cam.ac.uk/research/news/birds-evolve-signature-patterns-to-distinguish-cuckoo-eggs-from-their-own

https://www.nature.com/scitable/knowledge/library/the-ecology-of-avian-brood-parasitism-14724491/

https://www.newscientist.com/article/mg15320732-600-science-transplant-chickens-change-their-tune/

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