Hoy, vamos a continuar con un episodio de la serie Vintage, que va a tratar sobre un tema fundamental para mantener una agradable sonrisa: la prevención de la caries.

Aún en la actualidad, según la organización mundial de la salud, la caries dental sigue siendo un importante problema sanitario global que requiere de medidas preventivas más eficaces. Por supuesto, hace veinte años también era un problema serio. En esa época, además, vivíamos inmersos en el furor por los organismos transgénicos como medio para solventar problemas, tanto de productividad ganadera o agrícola, como problemas sanitarios. Por esta razón, se propusieron varias estrategias basadas en la generación de bacterias transgénicas que deberíamos albergar en nuestras cavidades bucales, donde nos protegerían de la caries. Veamos lo que contaba entonces y en qué ha acabado este cuando menos curioso tema de las bacterias transgénicas contra la caries.

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Fascinantes ideas y propuestas las que contaba, ¿verdad? ¿Se han convertido en realidad? ¿Podemos hoy comprar chicles o yogures, o pasta de dientes con bacterias transgénicas contra la caries en algún lugar del mundo?

Como no te resultará sorprendente, la respuesta es no. En mis búsquedas realizadas en la base de datos PubMed, que recoge las publicaciones sobre biomedicina de todo el mundo, no he podido encontrar ningún estudio reciente sobre el empleo de bacterias transgénicas contra la caries. Es como si estas ideas hubieran desaparecido en el olvido. No resulta demasiado sorprendente, porque jugar con la microbiota no parece muy sensato, considerando lo que se ha ido descubriendo sobre la importancia de mantener su equilibrio natural.

Lo que sí se ha investigado estas dos últimas décadas, aunque no con gran profusión, es el desarrollo de vacunas contra la caries, es decir, vacunas que conseguirían la generación de anticuerpos contra Streptococcus mutans y especies relacionadas y que harían mucho más difícil a estas bacterias vivir en nuestras bocas y dañar los dientes con sus productos metabólicos, como el ácido láctico. El último artículo científico publicado que describía la generación de una vacuna ha sido publicado en 2019. La vacuna emplea una proteína de la superficie de Streptococcus mutans contra la cual se pretende que el sistema inmunitarito genere anticuerpos. Los anticuerpos funcionarían, como explicaba anteriormente, dando un “beso de la muerte” a la bacteria. Una vez unidos a su superficie, los anticuerpos favorecerían la fagocitosis, es decir, la ingesta de la bacteria por células del sistema inmunitario, en particular por los neutrófilos, que pueblan también con profusión nuestra cavidad bucal donde luchan contra las bacterias e impiden que estas se desarrollen en exceso. De hecho, la deficiencia en neutrófilos, llamadas neutropenias, conduce entre otros graves problemas. a la inflamación de las encías y finalmente incluso a la pérdida de los dientes.

Asimismo, los anticuerpos unidos a la superficie de Streptococcus mutans pueden activar el complemento, un sistema antibacteriano formado por proteínas presentes en los fluidos del organismo. La activación del sistema del complemento favorece la fagocitosis y, además, por sí mismo puede también conducir a la muerte de las bacterias. Si queréis saber más sobre este sistema, os recomiendo que escuchéis la segunda entrevista sobre el sistema inmunitario que me hizo Ángel, y que podéis encontrar buscando la palabra “complemento” en la página web de cienciaes.com.

Volviendo a la vacuna contra la caries, esta se ha diseñado para ser producida en tomates transgénicos. Definitivamente no nos libramos de los organismos genéticamente modificados en lo que se refiere a la lucha contra la caries. La idea original de los investigadores que ha desarrollado esta vacuna es que la misma puede ser administrada por vía oral, no sé si comiéndose los tomates en una ensalada o de otro modo. Sin embargo, que yo sepa, los tomates transgénicos con la vacuna no se han llegado a producir.

Así que, a falta de mejores métodos para prevenir la caries, habrá que seguir usando los procedimientos tradicionales: cepillarse bien los dientes durante dos minutos, al menos dos veces al día, usar hilo dental o cepillos interdentales, y emplear, si lo deseamos, elixir bucal para dejar nuestra boca limpia y reluciente, y poder mostrar una agradable sonrisa, justo como esa que estás mostrando ahora. ¿O no?

(Jorge Laborda 22/05/2022)

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