La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
Cuesta creer que los cables de alta tensión sean tan peligrosos teniendo en cuenta la alegría con la que los pájaros se posan sobre ellos. Pero no hay que fiarse de las apariencias, las leyes físicas son las mismas para seres humanos y aves.
La corriente eléctrica que circula por los cables es como un río de electrones que fluye a toda velocidad. Como el cable es un buen conductor, opone muy poca resistencia a su paso y, de esa manera, la electricidad puede recorrer largas distancias desde la central eléctrica hasta nuestros hogares o hasta los lugares de consumo.
Para que circule la corriente debe existir un camino cerrado que permita la ida y vuelta de los electrones. Esa vuelta puede ser por otro cable o directamente por la tierra. Si cortamos el cable, se corta la corriente, pero si al cortarlo lo tocamos con la mano y estamos descalzos, o calzamos unos zapatos con suela de cuero, por ejemplo, estaremos ofreciendo un camino alternativo a esa corriente, ésta pasará a través de nuestro cuerpo hasta tierra provocando la desagradable experiencia de un calambrazo.
Si alguien toca un cable de alta tensión y ofrece un camino hasta otro cable, o hasta el suelo, la descarga será brutal. En ese caso, dado que nuestros cuerpos no son buenos conductores de la electricidad se produce un brusco aumento de temperatura que achicharra materialmente al desafortunado.
Que los cuerpos se calientan al ser atravesados por la corriente eléctrica es fácil de comprobar, basta con encender una bombilla de incandescencia, es decir, de las que llevan un filamento. Al accionar el interruptor de la luz, cerramos el circuito y la corriente eléctrica fluye por la bombilla poniendo el filamento a temperaturas altísimas, que rivalizan con la que tiene la superficie del Sol. Lo mismo que el hierro se pone al rojo al calentarlo, el filamento de la bombilla se pone blanco y emite luz.
Entonces ¿por qué no se electrocutan los pájaros? En principio, un ave suele ser muy pequeña y tiene muy pocas posibilidades de tocar, al mismo tiempo, el cable y la tierra, o dos cables del tendido eléctrico. Lo normal es que el ave esté posada sobre un solo cable de alta tensión, sin entrar en contacto con nada más. En ese caso, no ofrece ningún camino alternativo al paso de la corriente para ir a tierra. Por supuesto, la electricidad podría entrar por una pata, atravesar el cuerpo, y salir por la otra, pero eso no sucede porque la corriente tiende a escoger siempre el camino mas fácil y entre seguir de pata a pata por el cable, que no tiene prácticamente resistencia, y atravesar el cuerpo del ave que sí la ofrece, y mucha, elige lo primero. Así pues, los pájaros ni se enteran.
En cambio, cuando un ave toca con sus alas, al mismo tiempo, dos cables del tendido eléctrico, o un cable y la torre que lo sujeta, -esto le suele suceder a las rapaces de gran envergadura de alas-, está ofreciendo un camino alternativo mucho más interesante para el paso de la corriente. El río de electrones puede elegir entre continuar recorriendo los cables durante kilómetros y pasar a tierra a través de los distintos aparatos eléctricos, que en conjunto oponen una gran resistencia, o pasar directamente del cable a tierra cruzando el cuerpo del animalito. La opción más fácil es pasar en bloque a través del animal y el pobre pájaro no dice "ni pío".
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