En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercamos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Hablamos de historias de la biología.
Cuando hace algún tiempo se discutía en nuestro laboratorio de genética el asunto crucial de la diferencia de los sexos en humanos, dejados de lado los asuntos banales de mayor o menor inteligencia entre hombres y mujeres, llegamos al punto más complejo: la fisiología, la biología atan más a las mujeres. La evolución terminó por hacer que fueran ellas las que llevan a los hijos en sus entrañas, las que tienen que pasar tres meses de horror entre mareos, vómitos, y a veces males mayores y las que después del espanto del parto amamantan y con ello se ven obligadas a rendir menos en sus trabajos cuando no a dejarlos.
La naturaleza, esa madre despiadada y cruel se ha ensañado con las mujeres. Pero para remediar todos esos males existen los hombres, que si lo son de verdad están al lado de sus esposas, amantes o amigas, para ayudarles a sobrellevar ese período de tiempo tan difícil. Y si eso no fuera así, ya no estaríamos aquí contando el cuento. Si todas las mujeres decidieran plantarse y decirle no a la maternidad, ya nos habríamos extinguido.
Las peleas constantes de las mujeres para exigir de los gobiernos beneficios que les permitan tener hijos y seguir con su vida profesional productiva han logrado en muchos países que sea posible combinar bien las dos cosas. Es difícil pero puede hacerse. La familia, abuelos incluidos, es de mucha ayuda. Somos animales sociales y eso le ha dado vuelo a nuestro éxito evolutivo como especie.
Ahora resulta que los señores de Facebook y Apple en un –según ellos– gran esfuerzo para balancear la fuerza de trabajo ya bien desbalanceada con un 70% de los trabajos en manos de los hombres, han decidido resolver el problema con el uso de la tecnología. Le están ofreciendo a sus empleadas un paquete económico de 20.000 dólares para que congelen sus óvulos. ¿Sorprendidos? Vamos para allá.
Dicen los de Apple: “Queremos que las mujeres tengan la posibilidad de realizar el mejor trabajo de sus vidas mientras cuidan a sus seres queridos y levantan una familia”
¿No será mejor decirlo así? “Como nosotros no queremos a las mujeres fuera del trabajo para criar hijos, mejor les pagamos para que no lo hagan”. “Congele sus óvulos, libere su carrera”. En otras y más claras palabras, le compramos su juventud, sus mejores años para que produzca al máximo para nuestra compañía.
Solo que existen varios problemas que los promotores de esta infame propuesta, ya en marcha y aceptada por algunas empleadas no quieren o no pueden considerar.
El primero de ellos es que el proceso médico para colectar los óvulos es uno doloroso y con riesgos para la salud femenina. Antes de iniciarlo las mujeres tienen que recibir inyecciones periódicas de hormonas para sobre estimular los ovarios lo que puede llevar a sangrados, vómitos, fallas orgánicas y en algunos pocos casos permanencia en el hospital.
La cirugía para remover los óvulos requiere la inserción de una jeringa en la pelvis, con riesgos de sangrado interno y de infecciones. Visto de primera mano durante una pasantía en el Princess Margareth Hospital en Canadá, el proceso es agresivo y la mujer acostada y vista a través de una ventanilla daba muestras de estar sufriendo muchas incomodidades y dolores.
Aunque los efectos a largo plazo de esta intervención no se han estudiado se sospecha un incremento en el riesgo de cáncer de mama, ovarios y endometrio.
Bueno, ya se tienen los óvulos. Se los congela. Misión cumplida para los señores de Facebook y Apple, por ahora, pues habrá más compañías que se sumen a esta, según ellos, maravillosa iniciativa. Las jóvenes recién salidas de la universidad podrán entonces iniciar su ascenso en la escalera profesional sin la engorrosa carga de los hijos. Podrán competir en “igualdad de condiciones” con los hombres –salvo los horribles días de la menstruación– y así gastar sus dos mejores décadas dejándose el pellejo hasta que llegados los 40 o 45 años decidan tener hijos. Y si ya no quieren o si el cuerpo ya no está para la labor pues las hormonas ya han empezado a retirarse ¿qué? Y si deciden tenerlos, no serán madres sino abuelas, con una generación ausente.
Aunque supongamos que todo va bien y se decide descongelar los óvulos. La única manera de que esos óvulos descongelados puedan convertirse en un bebé es a través de la técnica de Fertilización in Vitro que consiste en colocar en una placa de petri los óvulos y rociarlos con semen y líquidos de cultivo adecuados. La probabilidad de obtención de un embrión viable oscila entre el 30 y 50 por ciento. Con el paso del tiempo irá disminuyendo.
Los embriones resultantes se implantan en la mujer, siempre más de uno para asegurar el éxito del proceso, de ahí la alta cifra de embarazos múltiples, nacimientos prematuros y anomalías fetales.
La congelación de óvulos es una herramienta de muchísima utilidad para parejas con problemas para concebir o para aquellas mujeres que, sufriendo de cáncer y teniendo que recibir quimio o radioterapia, quieren evitar daños en sus óvulos. De ahí que solo sea recomendada en casos explícitos de necesidad médica. Además, al día de hoy no es claro por cuántos años los óvulos congelados se mantienen en perfectas condiciones.
Esto querría decir que estas muchachas que se sumen a las propuestas de congelar sus óvulos y que después de todos esos años pensando en que ya con la carrera profesional a tope, podrán, ahora sí, tener ese bebé, se encuentren con la desagradable sorpresa de que los óvulos ya no sirven.
Estados Unidos es el único país occidental que no ofrece a las mujeres retiro remunerado por maternidad. Así, si una mujer decide tener un hijo verá su paga disminuida por décadas. Y ahora lo peor, si le ofrecen atrasar su maternidad congelando óvulos y ella lo rechaza, será vista como que no se toma su profesión en serio y le pondrán ese letrero infame tan en uso, perdedora.
Otros países, menos ricos y agresivos, ofrecen a las mujeres ambientes amables y acogedores para sus maternidades. ¿Qué mejor que una mujer pueda estar cerca de su bebé si a unos pasos de su sitio de trabajo se instala una sala cuna? ¿No tendríamos una sociedad, esa sí, menos enfermamente competitiva y voraz?
Además los hijos podrían disfrutar de padres jóvenes y al revés.
No es purismo ni moralismo ni defensa a ultranza de la familia per se. Es un asunto de respeto a las mujeres y a la búsqueda de un menor desbalance entre los sexos.
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
35,6 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Javi Zumaia
“En plena era de la desinformación, vuestra labor dedicada a la divulgación científica no hace sino aportar un balón de oxígeno a todos los amantes de la ciencia.”
Mecenas
Alberto Hernando
“A seguir bien:)”
Mecenas
Donación anónima
“Muchas Gracias”
Mecenas
Juan Luján
“Gracias por el placer del saber”
Mecenas
Javier Calpe
Mecenas
Fernando Bayon
Mecenas
Jesús López Tapia
“Querido Ángel. Me siento muy honrado de pertenecer a esta comunidad. Gracias por vuestro trabajo.”
Mecenas
Luis M Barreiro
Mecenas
Eduard Capell
Mecenas
Fernando Antonio Navarrete
Mecenas
Anónimo desde México
“Deseando que el 2021 nos encuentre fuertes para – apoyados en la ciencia – tratar de mejorar al mundo y a nuestra especie, les envío un abrazo agradecido por su esfuerzo y dedicación. Muchas gracias, Ángel y todo el equipo.”
Mecenas
Anónimo de Granada
Mecenas
Philip Schlup
Mecenas
Josep Pau Canal
Nuevo mecenas de Paypal
Angels Santesmasses
Mecenas
Peter O’Donovan
Mecenas
Oscar Greggio Ochoa
Nuevo mecenas de Patreon
Jordi Pardo Mani
“Mi contribución es modesta pero mi ánimo hacia vosotros enorme. “
Mecenas
Daniel Alfredo Tenorio
Mecenas
Santiago Machín Hamalainen
Mecenas
Juan Agustín Esteban Jiménez
Mecenas
Javier
Nuevo mecenas de Patreon
Oscar Eduardo Trujillo
Mecenas
Belén Rial Franco
Mecenas
Eduardo Hector Fernández
Mecenas
Norman Vasquez
Mecenas
José Luis Sanchez Lozano
Mecenas
David Valentín
Mecenas
Ignacio Arregui
Mecenas
Jacob Hughey Mecenas
Carlos Serrano Mecenas
Willem Reinders Mecenas
Juan Luis Jimeno Mecenas
David Bueno González
Mecenas
*Daniel César Román”
Mecenas