El neutrino es una partícula esquiva, en apariencia insignificante, pero necesaria para explicar el mundo. Ni la radiactividad, ni el big bang, ni el Modelo Estandar de la física de partículas serían posibles sin él. Con El neutrino, un blog nacido en febrero de 2009, el físico y escritor Germán Fernández pretende acercar al lector, y ahora al oyente, al mundo de la ciencia a partir de cualquier pretexto, desde un paseo por el campo o una escena de una película, hasta una noticia o el aniversario de un investigador hace tiempo olvidado.
En 1792, El Mercurio de España publicó la siguiente noticia:
Queriendo el Rey proporcionar á la Academia del Real Cuerpo de Artillería establecida en Segovia todos los medios y auxilios precisos para que sus alumnos obtengan la mas completa y amplia instruccion en el importante ramo de la guerra á que se dedican, ha erigido, pertrechado y dotado un laboratorio de chîmia, y hecho venir para profesor de él al experto y acreditado chîmico D. Luis Proust. Este dió principio al primer curso de esta ciencia el dia 1.º del mes de Febrero próximo pasado á presencia de un numeroso y lucido concurso compuesto de las primeras personas de todos estados de aquella Ciudad; mereció general aprobacion un eloquente discurso que pronunció en esta ocasion el profesor, dando ideas claras y precisas de la chîmia, y de las útiles aplicaciones de esta ciencia á otras muchas, á las artes, y con particularidad á la artillería; y no tuvo menor aceptacion la claridad, método é importancia de la primera leccion que siguió al discurso. Conociendo S.M. quan útil y aun necesario sea el citado estudio de la chîmia para los progresos de la agricultura, metalurgia, farmacia y otras ciencias, y para la perfeccion de muchas artes y oficios, ha sido su Real intencion en la ereccion de este establecimiento, facilitarlo á todos sus vasallos, de qualquier estado ó condicion que sean; y en conseqüencia ha ordenado que se admitan todas las personas que lo deseen á estos cursos, que principiarán todos los años el 1º. de Febrero, y durarán este mes y los de Marzo y Abril.
El rey era Carlos IV, y D. Luis Proust el químico francés Joseph-Louis Proust (que al parecer no tenía ninguna relación con el escritor Marcel Proust, el de las magdalenas).
Joseph-Louis Proust había nacido en Angers el 26 de septiembre de 1754. Hijo de un farmacéutico, fue en el establecimiento de su padre donde adquirió sus primeros conocimientos de química. A los 21 años ganó por oposición la plaza de farmacéutico jefe del Hospital de la Salpétrière de París.
En 1778 vino por primera vez a España; durante dos años impartió clases de Química en el Real Seminario de Vergara, donde además creó laboratorios de Química y Metalurgia.
De vuelta en París se interesó por la aerostación, y realizó una ascensión en globo con el también farmacéutico Pilâtre de Rozier el 23 de junio de 1783 en presencia de los reyes Luis XVI de Francia y Gustavo III de Suecia.
En 1786 un acuerdo entre Carlos III y Luis XVI y la recomendación de Lavoisier, a quien había conocido en París, permite a Proust desplazarse a Madrid para enseñar química. En 1792 se traslada, como hemos visto, a Segovia, como director del Laboratorio de Química de la Real Academia de Artillería. A pesar de que España y Francia eran aliados por aquel entonces, se trataba de un profesor extranjero en una academia militar, y que iba a enseñar dos materias de evidente utilidad bélica: química, para la fabricación de explosivos, y metalurgia, para la fabricación de cañones y proyectiles; de ahí la necesidad del acuerdo entre los reyes.
Además de impartir clases, Proust participó en la primeras pruebas del uso de globos aerostáticos con fines militares, realizadas en Segovia y El Escorial, y se dedicó a la investigación química en el laboratorio, equipado con los mejores medios de la época. Trabajó en la mejora de tintes textiles y porcelanas, de gran interés para la industria local segoviana. Sus experimentos con diversos carbonatos de cobre, óxidos de estaño y sulfuros de hierro le permitieron formular en 1795 la Ley de las Proporciones Definidas (o Ley de Proust), uno de los principios fundamentales de la química moderna.
La Ley de Proust afirma que cuando se combinan dos o más elementos para dar un determinado compuesto, siempre lo hacen en una relación constante de masas, independientemente del método de obtención del compuesto. Esto permite expresar la fórmula de una molécula mediante los elementos que la componen y subíndices enteros (NaCl, H2O…). La Ley de Proust sentó las bases para la formulación del modelo atómico de Dalton, la primera teoría atómica con bases científicas.
En 1799 Proust se traslada a Madrid para dirigir el nuevo Laboratorio Real, creado por la fusión de los laboratorios de química de los ministerios de Estado y Hacienda. Ese mismo año participó en la edición y redacción de la primera revista española dedicada por entero a las ciencias naturales, los Anales de Historia Natural. En Madrid comienza sus investigaciones sobre los azúcares, y demuestra que el azúcar presente en las uvas es idéntico al de la miel; lo que más tarde se conocerá con el nombre de glucosa.
“La ciencia vence”. Proust es el que aparece de perfil, en segundo plano.
En 1806, Proust debe regresar a Francia por motivos familiares, y, debido a la guerra entre España y Francia tras la abdicación de Carlos IV, ya no pudo regresar. Ya en Francia, inventó un procedimiento para la extracción del azúcar de la uva, de gran interés en aquel momento ya que la guerra con Gran Bretaña obstaculizaba la llegada del azúcar de caña de las colonias. Proust ingresó en la Academia Francesa de Ciencias en 1816, y falleció en Angers el 5 de julio de 1826.
Desgraciadamente, gran parte de su legado en España, como el laboratorio y la biblioteca de la Academia de Artillería de Segovia, se perdió durante la Guerra de Independencia. Hoy, dos placas ante el edificio que albergó su laboratorio recuerdan su paso por Segovia. ¡Qué tiempos aquellos, cuando había científicos extranjeros de primera línea que querían venir a España!
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