Decir que ingenios diseñados por el ser humano están realizando un viaje interestelar puede parecer un poco exagerado, pero es una realidad. Dos sondas espaciales, denominadas Voyager 1 y 2, que fueron construidas prácticamente en los albores de la era espacial, con una tecnología que ahora resulta ridícula comparada con la que contiene cualquier teléfono móvil, partieron de la Tierra en 1977 y no solamente lograron la gesta de sobrevolar y ampliar nuestro conocimiento sobre los planetas más grandes y alejados del Sistema Solar, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, sino que continuaron su viaje más allá de la heliopausa, esa frontera en la que el viento del Sol se desvanece y da paso al viento de otras estrellas. Así pues, las Voyager son en estos momentos dos viajeros interestelares que aún se comunican con la Tierra. ¿Cómo se gestó esa odisea? ¿Cómo fueron diseñadas y construidas, qué equipos portaban y qué dificultades debieron superar en el camino? A éstas y muchas otras preguntas responde hoy nuestro invitado en Hablando con Científicos, Pedro León, autor del libro titulado: “Viajes Interestelares: Historia de las sondas Voyager.”

El libro que hoy comentamos con su autor, Pedro León, en este capítulo de Hablando con Científicos, es realmente una historia de ideas atrevidas, sueños aparentemente inalcanzables y retos tecnológicos, todo ello amenizado con las historias humanas que hicieron posible una odisea espacial que, 45 años después de su lanzamiento, todavía continua.

No se puede entender la historia de las sondas Voyager sin retroceder hasta principios de los años sesenta, cuando apenas se habían logrados lanzar unas misiones muy limitadas a los cuerpos celestes más cercanos, la Luna, Marte y Venus. Como suele suceder en los momentos en los que la humanidad afronta retos nuevos, entran en escena personas que aportan avances imprescindibles y luego son olvidadas. Pedro León habla en su libro de unos estudiantes becarios, contratados por JPL, que aportaron ideas revolucionarias al cálculo de las trayectorias de las naves espaciales interplanetarias. Las ideas de Michael Minovitch o Gary Flandro posibilitaban el envío de naves más allá de Marte utilizando el impulso que proporcionaba la gravedad de los planetas que encontraban en su camino. Este concepto de asistencia gravitatoria y el descubrimiento que a finales de los setenta tendría lugar una alineación planetaria única que ocurre cada 175 años permitió que, más de 15 años después, las Voyager despegaran con rumbo a los planetas más grandes y alejados del Sistema Solar.

Pedro León proporciona en su libro una cantidad impresionante de información sobre los proyectos previos, las dificultades de desarrollo y financiación, los instrumentos que se desarrollaron, los cohetes lanzadores y un número enorme de acontecimientos y vicisitudes que aportan a la historia de las Voyager un sentido de odisea que, no obstante, estuvo a punto de naufragar en múltiples ocasiones.

Voyager 2 fue lanzada el 20 de agosto de 1977, seguida por Voyager 1 el 5 de septiembre del mismo año. A pesar de ser lanzada después, Voyager 1 tomó una trayectoria más directa, lo que la hizo llegar antes a ciertos destinos. Así comenzó el “tour” gravitacional por los planetas gigantes.

Voyager 1 investigó Júpiter en 1979 y Saturno y su luna Titán en 1980. Tras su encuentro con Saturno, y gracias a la asistencia gravitacional de este planeta, fue lanzada fuera del plano eclíptico y hacia el espacio interestelar.

Voyager 2 es la única sonda que ha visitado los cuatro planetas gigantes: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Durante sus sobrevuelos, envió imágenes y datos detallados de estos mundos y sus lunas. Júpiter fue investigado en 1979, revelando detalles de sus tormentas y lunas. Saturno fue alcanzado en 1981, donde, además del planeta, se observaron sus anillos y algunas de sus lunas. Urano, un mundo menos conocido, fue sobrevolado en 1986, y finalmente Neptuno en 1989, donde se descubrió la existencia de fuertes vientos y géiseres en su luna Tritón.

Con sus instrumentos aún operativos después de décadas, las sondas Voyager han viajado más allá del límite del sistema solar, han cruzado una región llamada heliopausa y se han internado en el espacio interestelar.

A lo largo de los años, las misiones Voyager han ampliado enormemente nuestra comprensión del sistema solar y siguen enviando información desde el espacio, un testimonio de la capacidad humana de exploración y descubrimiento.

Os invitamos a escuchar a Pedro León es Presidente de la Asociación Astroinnova, autor de https://www.infosondas.com/ y autor del libro “Viajes Interestelares: Historia de las sondas Voyager”:https://www.pedroleon.info/viajes-interestelares-historia-de-las-sondas-voyager-libro/