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Ciencia Fresca

La ciencia no deja de asombrarnos con nuevos descubrimientos insospechados cada semana. En el podcast Ciencia Fresca, Jorge Laborda Fernández y Ángel Rodríguez Lozano discuten con amenidad y, al mismo tiempo, con profundidad, las noticias científicas más interesantes de los últimos días en diversas áreas de la ciencia. Un podcast que habla de la ciencia más fresca con una buena dosis de frescura.

Gran galaxia en el Universo joven. Bacterias de narices. Ángulo del impacto de Chicxulub. Lipoproteínas y metástasis.

Galaxia, narices, Chicxulub - Ciencia Fresca podcast - CienciaEs.com

Una galaxia fría y masiva en el joven Universo.

La formación de galaxias masivas como la Vía Láctea requiere mucho tiempo. Al menos eso es lo que se pensaba hasta ahora según las teorías más aceptadas de la evolución del Universo. Si partimos del Big Bang, que según los últimos cálculos sucedió hace unos 13.800 millones de años, las primeras galaxias que debieron formarse eran pequeñas, inmersas en gases calientes que fueron fusionándose entre sí para crear estructuras más grandes. Las galaxias como la nuestra, enormes conglomerados de estrellas sumidos en gigantescos discos espirales en rotación, debieron formarse en una etapa posterior, cuando el universo era más frío y multitud de galaxias menores tuvieron tiempo para ir fusionándose entre sí. Lo que no se sabía muy bien, hasta ahora, es en qué momento de la evolución del Universo comenzaron a darse las condiciones para que las grandes galaxias comenzaran a surgir.

Ahora, gracias al complejo ALMA, equipado por 66 antenas, 54 de las cuales tienen un diámetro de 12 metros y otras 12 de 7 metros de diámetro y situado en Chile, un equipo internacional de científicos liderado por Marcel Neeleman del Max Planck Institut fur Astronomie en Heidelberg, Alemania, ha logrado captar las señales de una galaxia cuando el Universo tenía apenas un 10% de su edad.

Cuando los investigadores analizaron las ondas de radio procedentes de la galaxia conocida como DLA0817g, éstas llevaban ya viajando por el espacio intergaláctico 12.500 millones de años. Se da la circunstancia que, dada la enorme distancia que nos separa de ella, resulta casi imposible observarla directamente, porque no era lo suficientemente luminosa, pero los astrónomos lograron detectar su presencia gracias a la luz procedente de un cuásar situado detrás de ella, más lejos aún. Los cuásares son objetos extremadamente brillantes y cuando su luz atraviesa el gas que acumula la galaxia, moléculas de ese gas, como el monóxido de carbono, absorben ciertas frecuencias que dejan en la luz la firma de su existencia.

El estudio del desplazamiento al rojo de la radiación detectada ha permitido calcular que la galaxia se presenta ahora como era cuando el universo tenía tan sólo 1.500 millones de años. La emisión radio en las frecuencias correspondientes a las moléculas de monóxido de carbono de DLA0817g indica que la galaxia contenía en ese momento aproximadamente 72 mil millones de masas solares, una cantidad de masa semejante a la de la Vía Láctea y su disco giraba a una velocidad de 272 km/s.
La existencia de una galaxia de disco frío tan masiva y con soporte rotacional cuando el Universo tenía solo 1.500 millones de años indica que la formación de galaxias de gran tamaño como la Vía Láctea se formaban ya cuando el Universo tenía tan sólo el 10 % de su edad actual.

Referencia.
Neeleman, M., Prochaska, J.X., Kanekar, N. et al. “A cold, massive, rotating disk galaxy 1.5 billion years after the Big Bang.”: https://doi.org/10.1038/s41586-020-2276-y Nature 581, 269–272 (2020). https://doi.org/10.1038/s41586-020-2276-y

Unas bacterias que se adaptan de narices
La presencia de determinadas especies de bacterias en el tracto intestinal, donde se les conoce popularmente como flora intestinal, y también ciertas especies de bacterias en la vagina y en la piel, es necesaria para gozar de buena salud. Sin embargo, los mencionados no son los únicos sitios del organismo que están colonizados por bacterias beneficiosas que viven en simbiosis con nosotros y nos protegen del ataque de otras bacterias menos amigables. La superficie del tracto respiratorio también está colonizada por bacterias simbiontes. Sin embargo, se ha investigado mucho menos sobre su función en la salud y en la enfermedad que en el caso de las bacterias intestinales.
Entre las especies de bacterias que colonizan el intestino, la piel o el tracto urogenital se encuentran varias especies del género Lactobacilli, bacterias del mismo género que las que producen la fermentación láctica necesaria para fabricar yogur. De acuerdo con numerosos estudios, este género de bacterias produce importantes beneficios para la salud. Sin embargo, no era conocido si este tipo de bacterias coloniza también el tracto respiratorio superior y las fosas nasales. Igualmente era desconocido si la presencia o ausencia de este género de bacterias está o no asociado a determinadas enfermedades respiratorias.
Científicos de varias universidades y centros de investigación de Bélgica deciden estudiar en mayor profundidad si las bacterias del género Lactobacilli colonizan también el tracto respiratorio superior y las fosas nasales y si esta colonización, de producirse, genera o no beneficios para la salud.
Los científicos abordan este problema mediante la comparación de las especies bacterianas presentes en las fosas nasales de personas sanas y de personas que sufren de rinosinusitis crónica, una inflamación de las vías respiratorias nasales que afecta al 11% de la población europea y causa problemas significativos de salud pública.
Para determinar las especies bacterianas que colonizan las fosas nasales de personas sanas o enfermas, los investigares obtienen la secuencia de letras del ARN de los ribosomas de muestras de bacterias extraídas de las fosas nasales de los voluntarios que deciden participar en este estudio. Estos incluyen a 100 personas sanas y a 225 pacientes de rinosinusitis crónica. En el audio explicamos los detalles de esta investigación, los resultados obtenidos, y las avenidas terapéuticas que estos estudios pueden posibilitar.
Referencia:
De Boeck et al., Lactobacilli Have a Niche in the Human Nose , Cell Reports (2020)

¿Cómo impactó el asteroide en Chicxulub?

Durante los últimos tiempos se van conociendo cada vez con más detalle lo sucedido hace 66 millones de años cuando un enorme asteroide o cometa impactó con la Tierra provocando la extinción del Cretácico – Peleoceno que acabó con el 90% de la vida del planeta, dinosaurios incluidos. El cuerpo que impactó en Chicxulub, en la península de Yucatán, se piensa que tenía entre 10 y 18 kilómetros de diámetro y se internó en la atmósfera terrestre a una velocidad de 20 km/s ( 72.000 km/h). El impacto fue tan terrible que se piensa que desplegó una energía equivalente a 100 millones de megatones.
En un programa reciente de Vanguardia de la Ciencia analizábamos las consecuencias del choque durante las tres primeras horas después del impacto en lugares situados a 1.000 y 3.000 kilómetros del lugar. Ahora, un equipo internacional de científicos del Imperial College de Londres y la Universidad de Freiburg en Alemania, entre otros, ha estudiado la trayectoria y el ángulo con el que impactó el asteroide contra la superficie terrestre.

El estudio, publicado en Nature Communications, compara los datos de campo obtenidos mediante prospecciones en distintos lugares del antiguo cráter de impacto con los resultados de simulaciones numéricas modeladas para estudiar los efectos sobre el terreno de distintos ángulos de impacto.

Los investigadores consideraron que el terreno inicial, antes de la catástrofe, estaba formado por una corteza de sedimentos de unos 3 kilómetros de profundidad, situada sobre una capa de manto que se extendía más de 30 kilómetros bajo ella. Sobre este terreno simularon los efectos del impacto distintos ángulos: vertical, a 60º, 45º y 30º.
Los resultados muestran cómo el cuerpo excava al chocar un enorme agujero que, dependiendo del ángulo de impacto era más o menos ancho y profundo. El impacto de 60º ( ver imagen) provoca un enorme boquete de 30 kilómetros de profundidad y más de 50 km de diámetro. El frente del choque levanta una enorme ola de terreno que eleva una cresta de desechos a alturas de decenas de kilómetros algunos de cuyos pedazos pudieron alcanzar el espacio exterior y quedar en órbita alrededor de la Tierra. La parte trasera según la dirección del impacto produjo también una elevación del terreno pero mucho menor, probablemente no superó los 10 km, aún así, más alta que el Monte Everest.
Las paredes del enorme agujero se derrumbaron después y rellenaron el hueco provocando una columna central, como sucede al lanzar una piedra al agua, solo que en esta ocasión era una enorme elevación de rocas incandescentes mezcladas con terreno y restos del cuerpo del asteroide. Esa columna central se elevó también una decena de kilómetros sobre el terreno previo y volvió a colapsarse provocando sucesivos círculos concéntricos en el lugar del cráter.
Los análisis del terreno indican que el ángulo de incidencia más probable era entre 45 y 60º e impactó desde el noreste. Se da la circunstancia, dicen los autores, que el impacto de Chicxulub produjo una distribución casi simétrica de eyección y se encontraba entre los peores escenarios por la producción de gases que cambiaron el clima.
Referencia:
G. S. Collins, A steeply-inclined trajectory for the Chicxulub impact Nature Communications volume 11, Article number: 1480 (2020)

Lipoproteínas y metástasis.

La malignidad de muchos tumores está directamente relacionada con su capacidad de generar metástasis. Estas son como colonias del tumor original que se establecen en otros tejidos u órganos a partir de células tumorales desprendidas del tumor original. Estas células viajan por la sangre o la linfa hasta que se establecen en otro tejido donde desarrollan otro foco tumoral.
La dispersión de los tumores en metástasis es una de las principales causas de mortalidad por cáncer. Conocer los factores que afectan la generación de metástasis puede ser muy importante para desarrollar tratamientos específicos para evitarlas.
La investigación sobre el fenómeno de la generación de metástasis se ha centrado sobre todo en los cambios genéticos que sufren las células tumorales a medida que los tumores se desarrollan. Se sabe que algunos de estos cambios son importantes para capacitar a las células a desprenderse de sus vecinas y a viajar por el organismo.
Sin embargo, la capacidad de las células tumorales para desprenderse de sus vecinas y viajar es necesaria para la generación de metástasis, pero puede no ser suficiente. Las células desprendidas deben ser capaces de adherirse a otros tejidos y de recibir en ellos los nutrientes que necesitan para desarrollarse. Estas condiciones no dependen tanto de la célula tumoral propiamente dicha, como de las características de los otros órganos, es decir, de su hospitalidad para las células tumorales.
Esta hospitalidad puede depender de las características genéticas de cada uno. En otras palabras, podría haber personas que sufriendo el mismo tipo de tumor en estadios similares desarrollen metástasis y otras que no lo hagan debido a la presencia o ausencia de determinadas variantes de ciertos genes.
Ciertas investigaciones habían apuntado ya hacia esta posibilidad. Entre ellas, un estudio indicó que la presencia de al variante 4 del gen APOE protegía del desarrollo del melanoma, un cáncer de piel maligno cuya incidencia está aumentando.
Ahora, el mismo equipo de investigación que realizó el anterior descubrimiento profundiza en la relación entre las tras variantes conocidas del gen APOE, la APOE2, APOE3 y APOE4, y concluye que la variante APOE4 protege del desarrollo de metástasis de melanoma, mientras que la variante APOE2 incrementa la probabilidad de que se desarrollen las metástasis.
Curiosamente, el gen APOE es uno de los principalmente implicados en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. En ese caso, al variante del gen APOE4 está asociada con una mayor susceptibilidad para el desarrollo de esta enfermedad, mientras que la variante APOE2 protege de esta. Estos efectos son justo lo contrario de lo que sucede en el caso de las metástasis. En el audio damos más detalles sobre estos descubrimientos y sobre las razones que pueden explicar estos efectos. Igualmente, hablamos de las posibilidades de generación de nuevos fármacos que afectan a la función de APOE4 para frenar el desarrollo de metástasis en el caso de melanoma y tal vez de otros tipos de tumores.
Referencia:
Ostendorf, B.N., Bilanovic, J., Adaku, N. et al. Common germline variants of the human APOE gene modulate melanoma progression and survival Nat Med (2020).


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