La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
Las nubes, como podemos comprobar continuamente, son blancas o grises y tan sólo se ven de color rojizo o anaranjado al amanecer o al atardecer. Veamos por qué:
Lo primero que debemos aclarar es que la luz que procede de las nubes no se crea en ellas, es luz del Sol reflejada por los cristales de hielo o las gotas de agua que forman las masas nubosas.
Otro factor importante a tener en cuenta es que la luz solar es blanca pero el blanco no es un color propiamente dicho sino una mezcla del conjunto completo de colores del arcoiris, o sea, rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, añil y violeta.
Así pues, si la luz del Sol contiene todos los colores y las nubes al atardecer sólo nos envían colores rojizos es porque "algo" se ha "comido" al resto de los colores en el camino.
Cuando vemos las nubes rojas al atardecer, el Sol se encuentra muy bajo en el horizonte, incluso está por debajo de él, y desde esa posición sus rayos iluminan a las nubes por su parte inferior. La luz solar penetra en la atmósfera, incide en la parte inferior de las nubes y éstas la reflejan hasta llegar a nuestros ojos.
Ése es un largo trayecto dentro de la atmósfera y durante todo él los rayos solares van chocando con las moléculas del aire que encuentran en su camino. Algunas de esas moléculas, especialmente las de nitrógeno que es el gas más abundante, dispersan la luz en todas las direcciones, pero no dispersan todos los colores por igual sino que tienen una especial preferencia por el color azul. Por esa razón el cielo es azul.
A medida que la luz solar avanza por el aire, choca con más y más moléculas que van dispersando los colores cercanos al azul mientras que los colores cercanos al rojo siguen su camino sin que nada los moleste. La realidad no es que la luz solar se haga más roja, lo que sucede es que se va haciendo menos azul.
Si no hay nubes que desvíen esos rayos notamos muy poco la pérdida de color azul( a no ser que la atmósfera esté cargada de polvo, que dispersa el rojo) porque, dado que el Sol está por debajo del horizonte, los rayos se pierden en el espacio. Pero al haberlas, las nubes desvían la luz solar hasta nuestros ojos y en su camino continúa perdiendo los colores cercanos al azul haciéndose aún más roja. Cuanto más bajo esté el Sol en el horizonte, más atmósfera atraviesan sus rayos y más se potencia el efecto.
Esa es la razón por la que, al atardecer, a medida que el Sol baja, las nubes van pasando sucesivamente de un amarillo suave a amarillo oro y a un rojo encendido.
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