La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
Es verdad, los rayos UVA son rayos ultravioleta, pero sólo una parte de los que nos llegan procedentes del Sol. La capa de ozono no detiene a todos los rayos ultravioleta, sólo a los de mayor energía.
Comencemos con unos pocos conceptos básicos: ¿qué son los rayos ultravioleta?
Los rayos ultravioleta son una forma de lo que conocemos como radiación electromagnética, una radiación que incluye, además, a las ondas de radio, las infrarrojas, la luz visible o los rayos gamma.
Todos hemos tenido que sintonizar alguna vez una emisora de radio en nuestro receptor. Si conocemos la frecuencia la buscamos en el dial, si no, vamos moviendo el dial hasta dar con ella. Esto es así porque estamos jugando con ondas y, como las olas del agua del mar, las ondas electromagnéticas oscilan arriba y abajo con un ritmo determinado, un ritmo que llamamos frecuencia.
La ondas de radio son ondas electromagnéticas de frecuencias bajas, si vamos subiendo en frecuencia llega un momento en el que nuestro aparato de radio no es capaz de sintonizarlas. Pasamos entonces a una nueva categoría: las ondas infrarrojas; unas ondas que no podemos ver pero sí podemos detectar porque son desprendidas por los cuerpos calientes. Si continuamos elevando la frecuencia, llegamos a la luz visible; ondas que nuestros ojos son capaces de sintonizar y nuestro cerebro traduce en colores. La frecuencia más alta es la que corresponde al color violeta. Si subimos aún más la frecuencia pasamos al ultravioleta, un tipo de luz que nuestros ojos no pueden ver pero que, curiosamente, nuestra piel sí lo hace. Las prueba es que nos ponemos más morenos y, si no tenemos cuidado, podemos sufrir quemaduras en la piel.
Así pues, la luz ultravioleta es, como pasa con los colores de la luz visible o el dial del aparato de radio, un margen de frecuencias de ondas electromagnéticas. Ese margen se divide de la siguiente forma: Luz ultravioleta A (rayos UVA) es la que corresponde a las frecuencias más bajas; luz ultravioleta B (UVB) de frecuencias medias y las frecuencias más altas corresponde a la luz ultravioleta C (UVC).
La capa de ozono de la atmósfera deja pasar sin problemas los rayos UVA, dependiendo del espesor de la capa de ozono, puede detener una parte solamente de los rayos UVB y bloquea por completo a los rayos UVC. Veamos qué consecuencias tiene esto.
Los rayos UVA tienen un gran poder de penetración, de hecho pueden atravesar las nubes y el vidrio, son los principales causantes del bronceado de la piel y del envejecimiento de la misma. Durante mucho tiempo se pensó que no eran dañinos pero eso ha cambiado, los últimos estudios han demostrado que una exposición excesiva produce daños que han sido relacionados con la aparición de ciertos tipos de cáncer de piel.
Los rayos UVB tienen menos poder de penetración en la piel pero hacen más daño. De hecho son los culpables del enrojecimiento de la piel y de las quemaduras que se producen por un exceso de exposición a los rayos solares. En los últimos tiempos, con el debilitamiento de la capa de ozono, en ciertas regiones de la Tierra ha aumentado la cantidad de rayos UVB y los daños que producen. También participan en el bronceado de la piel y contribuyen a aumentar el riesgo de cáncer.
Los UVC, como ya he comentado, son totalmente absorbidos por la atmósfera y no nos tenemos que preocupar de ellos, por suerte para nosotros porque son muy dañinos.
La realidad es que los rayos ultravioleta dan una de cal y otra de arena . Por un lado potencian la producción de vitamina D, una vitamina esencial para el organismo, y por otro, dañan el ADN de las células. De hecho, es ese daño el que dispara la producción del pigmento causante del bronceado, la melanina. La melanina es el bronceador natural de nuestro cuerpo, además de oscurecer la piel, absorbe la radiación ultravioleta y neutraliza los radicales libres que se forman en la piel al ser dañada por la radiación.
Para protegernos de la radiación ultravioleta del Sol no basta con ponerse a la sombra. Alrededor de la mitad de la radiación ultravioleta que llega a la superficie de la Tierra es lo que se conoce como "radiación directa" y nos podemos proteger de ella con un simple sombrero o poniéndonos a cubierto. El resto es radiación difusa dispersada en todas las direcciones por los gases y partículas de la atmósfera, esta radiación puede llegar a producir quemaduras incluso si estamos a la sombra.
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