La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
El agua es transparente pero contiene sustancias disueltas, entre esas sustancias están los gases que componen el aire. En algunas ocasiones, al llenar un vaso con agua del grifo, el aire que hay disuelto en el agua escapa de ella creando burbujas diminutas que le proporcionan un color blanco parecido a la leche. Para comprender bien el fenómeno debemos aclarar algunos conceptos básicos sobre disoluciones.
Si echamos una cucharada de azúcar en el agua, y la removemos, se disuelve totalmente hasta desaparecer. Realmente, no desaparece, lo que sucede es que los cristales de azúcar se deshacen y sus moléculas se dispersan entre las moléculas del líquido, decimos entonces que el azúcar se ha disuelto. Bien pues, en el agua no sólo se disuelven sustancias sólidas como la sal o el azúcar, también se disuelven los gases, de hecho, el agua que bebemos tiene siempre una pequeña cantidad de aire disuelto. Cuando ese aire escapa del agua que la contiene, forma pequeñas burbujas y, cuando esas burbujas son muchas y muy pequeñas, dan al agua ese aspecto lechoso que hemos denominado “agua blanca”.
Hay una forma muy simple de curar el agua blanca y volverla de nuevo transparente: sólo hay que llenar el vaso y dejarlo reposar. Si lo observamos detenidamente durante un par de minutos, veremos cómo el agua comienza a hacerse transparente, primero por el fondo del vaso y después, poco a poco, la parte transparente va creciendo hacia arriba a medida que las burbujas de aire suben a la superficie, hasta recuperar la transparencia total. Cuando sucede esto, podemos beber el agua sin problemas, no hay ningún peligro.
¿Y por qué se produce el agua blanca en unas ocasiones y en otras no? Para explicarlo, volvamos al experimento de la disolución de azúcar. Si después de haber disuelto la primera cucharada, continuamos echando poco a poco azúcar en el agua al mismo tiempo que vamos removiendo, observaremos que llega un momento en el que no es posible disolver más; el agua no puede soportar más azúcar disuelto (decimos que la disolución se satura) y todo el azúcar que echamos se va quedando en el fondo.
Con el aire sucede lo mismo, la disolución de aire en agua también puede llegar a saturarse, solo que el aire, como es más liviano que el agua, en lugar de acumularse en el fondo, se escapa, bien por la superficie o formando burbujas en el seno del líquido. Ahora bien, la cantidad máxima de gases que el agua líquida puede llevar disueltos depende de dos factores: la temperatura y la presión.
Cuanto más fría esté el agua mayor es la cantidad de aire que puede disolverse en ella. He aquí un experimento casero que lo demuestra: pongamos agua fría del grifo a calentar, no hace falta que sea agua blanca, basta agua transparente, veremos como, a medida que sube la temperatura, en las paredes y en el fondo del recipiente se van creando burbujas. Dado que, al estar más caliente, el agua soporta menos aire disuelto, irá expulsando el aire que le sobra y éste se acumula en burbujas, lo mismo que el azúcar se queda en el fondo de vaso en una disolución saturada. A mayor temperatura, las burbujas crecen en número y en tamaño hasta que el agua entra en ebullición (a 100ºC a presión atmosférica normal). En ese momento, el líquido ya ha expulsado todo el aire que tenía disuelto y el agua comienza a convertirse en un gas, a partir de ahí las burbujas que se forman no son de aire sino de vapor de agua y el líquido comienza a hervir.
La presión también tiene un papel importante en la formación del agua blanca. Si aumenta la presión del agua, el aire tiene más dificultades para escapar y, si la presión disminuye, el aire escapa con más facilidad formando burbujas. Como el agua circula a presión por el interior de las cañerías, al abrir un grifo la presión disminuye bruscamente y ese cambio favorece, en algunas ocasiones, la aparición de las burbujas que producen el agua blanca.
¿En qué circunstancias se produce el agua blanca o lechosa? Existen varias posibilidades:
El agua de consumo se suele extraer de acuíferos profundos, suele estar muy fría y con una gran cantidad de aire disuelto. En ciertas épocas del año, especialmente en primavera y verano, el agua es bombeada hasta tuberías cercanas a la superficie, éstas se encuentran en un ambiente más cálido y el agua se calienta. Como por el interior de las tuberías el agua circula a presión, el aire en exceso no se libera hasta que abrimos el grifo. Al abrir el grifo, la presión baja bruscamente, el aire sobrante se libera formando pequeñas burbujas que se mueven por todo el líquido y el agua se vuelve blanca.
Otro momento en el que suele formarse el agua lechosa tiene lugar cuando la compañía de abastecimiento de aguas corta el suministro para trabajar en las tuberías de distribución. Al cortar el flujo de agua, el aire entra libremente por las cañerías, después, cuando se restaura el servicio, una parte del aire se disuelve en el agua al ser arrastrado por ella. Una vez más, al abrir el grifo, la presión se libera y el aire forma burbujas que le dan al agua un aspecto lechoso. Esto puede suceder en cualquier momento y el efecto puede durar varios días, incluso varias semanas.
Por último, otra causa de formación del agua blanca es el circuito de agua caliente de nuestras casas. Cuando abrimos el grifo del agua caliente, estamos liberando agua que ha ganado mucha temperatura en la caldera y por lo tanto está deseosa de soltar el aire disuelto sobrante. Una vez más, al abrir el grifo la presión disminuye y el agua se carga de burbujas. Esto es muy normal pero no lo vemos porque los grifos suelen llevar unos pequeños difusores en la boca de salida que favorecen que el aire escape a la atmósfera. Si quiere ver agua blanca, quite el difusor del grifo, deje que salga agua muy caliente y llene un vaso.
En resumen, si el agua de su grifo sale blanca, déjela reposar, si pasados cinco minutos es transparente, puede beberla sin peligro, si no es así, pregunte en la compañía de suministro porque puede haber algún problema de contaminación, por bacterias o por sustancias ajenas al agua.
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