La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
Sentados cómodamente en nuestro sillón favorito nos parece estar inmóviles porque medimos nuestra velocidad respecto a las paredes y objetos cercanos. La realidad es muy distinta, nuestra velocidad varía dependiendo del punto de referencia que escojamos. Estamos sobre la superficie de la Tierra, que gira sobre su eje de rotación obligándonos a describir circunferencias enormes en 24 horas, la Tierra se mueve alrededor del Sol, el Sol gira en torno al centro de la Vía Láctea, la Vía Láctea se mueve entre el Grupo Local y éste se mueve por el espacio hacia un ente gravitatorio enorme que los científicos denominan el Gran Atractor. Este conjunto de movimientos nos obligan a viajar por el Universo a velocidades vertiginosas.
Dejemos bien claro, una vez más, que las velocidades son relativas, dicho de otra manera, sólo podemos conocer cómo se mueve un objeto respecto a otro. No sabremos jamás cuál es la velocidad absoluta de un objeto porque para ello tendríamos que conocer un punto totalmente inmóvil en el Universo y, nos guste o no, ese punto de referencia universal, no existe. Dicho así, la pregunta inicial tendría una respuesta muy simple: no sabemos a qué velocidad nos movemos por el Universo. Ahora bien, si no podemos dar una velocidad absoluta, al menos podemos calcular las velocidades relativas hasta donde alcancen nuestros conocimientos.
Toda carrera comienza por la salida así que, para emprender una loca carrera por el Universo hay que escoger un buen punto de partida. Les recomiendo uno estupendo: el sillón más cómodo que tengan en su casa. Agárrese porque ¡comenzamos el viaje!
Cómodamente sentados, miramos a nuestro alrededor, y, comparado con las paredes y demás objetos que nos rodean, nosotros y nuestro sillón estamos inmóviles. Así pues, nuestra velocidad de partida es ¡cero!
Velocidad respecto al eje terrestre
Estamos sobre un punto de la superficie terrestre y toda la superficie de la Tierra se mueve alrededor de su eje. Si nuestra casa estuviera en el Polo, nuestro movimiento consistiría en un giro lento sobre nosotros mismos hasta completar una vuelta completa en un día, 24 horas. A medida que nuestro lugar de residencia esté más alejado de los polos, más lejos estamos también del eje de rotación de la Tierra y describimos una circunferencia más amplia alrededor de él.
He aquí algunos ejemplos: una persona que esté en Ushuaia, en Tierra de Fuego, la población más al sur de Argentina, describe alrededor del eje terrestre una circunferencia de unos 3.700 km de radio cada día y la recorre a 962 km/h. Otra persona que viva un poco más al Norte, en Punta Arenas (Chile) por ejemplo, se mueve a 1.000 km/h, nosotros, en Madrid, describimos una circunferencia más amplia y nos desplazamos a 1280 km/h. Para terminar con estos ejemplos, las que van más rápido son aquellas personas que describen la circunferencia más grande en 24 horas, es decir los que se sitúan muy cerca del Ecuador , así, si usted nos escucha desde Quito, Ecuador, sujétese bien al sillón porque se mueve a la escalofriante velocidad de 1670 km/h en números redondos. ¡Más rápido que el sonido!
Velocidad respecto al Sol
La Tierra se mueve alrededor del Sol arrastrándonos con su movimiento, describe una órbita que tiene 150 millones de kilómetros de radio, por término medio, en un año. Su velocidad de traslación es de 107.208 km/h, 87 veces más rápido que el sonido. Si a esta velocidad le sumamos la que llevamos en cada momento debida al movimiento de rotación de la Tierra (tengan en cuenta que debido a la rotación unas veces vamos en la misma dirección que la Tierra alrededor del Sol y otra en la contraria) obtendremos nuestra velocidad respecto al Sol.
Velocidad alrededor del centro de la Vía Láctea.
El Sol es una de las miles de millones de estrellas que giran alrededor del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Y la Vía Láctea es tan inmensa que las unidades de medida habituales no nos sirven de mucho. Para hacernos una idea, el radio de la órbita del Sol alrededor del centro galáctico expresado en kilómetros sería 250000000000000000. Es una cantidad tan grande que hemos tenido que inventar otra unidad de medida, el año-luz, que es la distancia que recorre la luz a lo largo de un año y, aun así, la distancia del Sol al centro de la Vía Láctea es de 25.000 años-luz. Bien pues, el Sol se mueve alrededor del centro galáctico describiendo una órbita inmensa que recorre a la velocidad de 792.000 kilómetros por hora (220 km/s). A esa velocidad podrían dar 20 vueltas a la Tierra en cada hora.
Velocidad en el Grupo Local
La Vía Láctea pertenece a un grupo de galaxias que se conoce como Grupo Local. Es un cúmulo de un total de 30 galaxias entre las cuales hay dos que mandan por tamaño: la Via Láctea y Andrómeda. Ambas Galaxias se mueven una hacia la otra a una velocidad de 468.000 km/h (130 km/s). Si continúan así, ambas galaxias chocarán en el futuro, pero la distancia que las separa es tan grande que eso no sucederá hasta dentro de 5.000 millones de años.
Velocidad hacia el Gran Atractor
El Grupo Local está inmerso en otro mayor, llamado Cúmulo de Virgo, pero medir su velocidad ha sido muy difícil. Hubo un tiempo en el que se pensaba que el Universo era uniforme y, miráramos donde miráramos, sería imposible determinar en qué dirección y a qué velocidad se mueve nuestro grupo de galaxias. Sin embargo, los científicos, ayudados por nuevos y potentes instrumentos astronómicos, comenzaron a medir las velocidades relativas de un número ingente de galaxias y descubrieron que el Universo no es uniforme en absoluto.
Las galaxias, al menos varios millones de ellas en el espacio alrededor de la Vía Láctea, se mueven en su conjunto en una dirección concreta del Cosmos. En 1987, un grupo de siete astrónomos que han recibido el nombre de guerra de “Los siete Samuráis”, versión japonesa anterior a la famosa película “Los Siete Magníficos”, midió el movimiento coordinado de varios millones de galaxias a nuestro alrededor. Los Siete Samuráis llegaron a la conclusión de que el conjunto, la Vía Láctea entre ellas, se mueve a la tremenda velocidad de 600 km/s, es decir, 2.160.000 kilómetros por hora.
Al parecer, una enorme super-estructura que ha recibido el nombre de “Gran Atractor”, es la causante de ese tirón gravitatorio (la historia de este Gran Atractor ha evolucionado durante los últimos años y merece, por sí sola, otro programa).
Resumiendo, es difícil dar un número concreto sobre la velocidad de conjunto a la que nos movemos porque las velocidades que he ido mencionando apuntan en diferentes direcciones y, por lo tanto, unas se suman y otras se restan, dependiendo del momento concreto en el que se calculen. No obstante, no sé a ustedes, pero a mí, tanta velocidad, me da un vértigo horroroso.
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