La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
Contar los átomos de un cuerpo humano requiere un esfuerzo considerable porque estamos compuestos por átomos distintos, cada uno de los cuales contribuye con su propia masa atómica al peso corporal. Dado que cada persona tiene un peso diferente y por lo tanto distinto número de átomos, vamos a tomar como referencia a una persona concreta. Una vez obtenido ese valor, una simple operación matemática nos permitirá estimar cuántos átomos forman nuestros propios cuerpos. Desintegrar a una persona en sus átomos constituyentes puede resultar bastante doloroso, así que hemos escogido como referencia a una persona fallecida: el genio del pop, Michael Jackson. Para hacer el cálculo más ameno, ponemos algunas de sus canciones como fondo musical.
Podríamos pensar que nuestra edad es la misma que la edad de nuestras células, pero no es así. En nuestros cuerpos hay células de muy distintos tipos y cada uno de ellos tiene un periodo de vida diferente. ¿Cómo se calcula la edad de una célula? La respuesta es sorprendente porque Para conocer cuánto vive un tipo de células de nuestro cuerpo los científicos utilizan métodos que conectan la biología con las explosiones de las bombas atómicas que se probaron en la atmósfera durante los años de la Guerra Fría. La Ciencia es una caja de sorpresas.
Hace unos días, paseando por el campo, me detuve a disfrutar del paisaje. Ante mis ojos se ofrecía la tierra desnuda, salpicada en algunos puntos por el reflejo del agua de un riachuelo y las montañas lejanas. Elevé la vista y, más arriba, las nubes formaban una cubierta gris que se alejaba también hasta juntarse con la tierra, allá en el horizonte. Entre ambas, una extensa región de aire transparente separaba la tierra y del mar de nubes. Tierra, aire y nubes, un sándwich natural al que estamos acostumbrados. Pero ¿por qué es así? ¿qué razón obliga a las nubes a estar allí a lo alto, desplegadas como un inmenso paraguas? Una nube puede contener mucha agua, si es así, ¿por qué no cae por su propio peso? ¿cuánta agua puede contener una nube? Hoy respondemos a estas preguntas en “La Ciencia Nuestra de Cada Día”.
Si os habéis parado a mirar la Luna durante varias noches y días, habréis visto que, independientemente de la porción iluminada por el Sol, que da lugar a las fases lunares, nuestro satélite siempre muestra la misma superficie. Observada con unos prismáticos o con un telescopio, están siempre a la vista los mismos cráteres, los mismos mares lunares, incluso, si la miramos a simple vista, nos muestra siempre “la misma cara”. No obstante, esa observación no es del todo exacta, la Luna, debido a un conjunto de fenómenos ligados a sus movimientos de rotación y traslación alrededor de la Tierra, denominados “libraciones”, nos ofrecen la oportunidad de ver más de la mitad de su superficie, concretamente el 59%. Angel Rodríguez Lozano explica el porqué en este episodio de La Ciencia Nuestra de Cada Día
La madrugada del 12 al 13 de agosto será ideal para disfrutar de un espectáculo astronómico excitante: la lluvia de estrellas fugaces de las Perseidas. Una estrella fugaz es una mota de polvo de tamaño de un grano de arena que penetra en la atmósfera terrestre a velocidades increíbles, si se trata de una Perseida, se internará a 60 km/s. Esa mota de polvo, antes de convertirse en estrella fugaz ha tenido una vida azarosa. Tuvo su origen en un cuerpo del tamaño de una enorme montaña de unos 26 kilómetros de ancho que los seres humanos han denominado con los nombres de sus descubridores Swift-Tuttle. Hoy contamos la historia.
La pregunta de hoy está basada en una historia que tuvo su origen en 1963, en Magamba Secondary School, en la ciudad de Tanga, Tanzania. Allí, algunos alumnos acostumbraban a hacer helados y, para ello, hervían leche, le añadían azúcar y esperaban a que la mezcla se enfriara a temperatura ambiente antes de ponerla en el congelador del frigorífico. Un día, el estudiante de tercer curso Erasto Mpemba, descubrió, por casualidad, que si ponía la leche hirviendo directamente en el congelador, en lugar de esperar a que se enfriara, se congelaba más rápido que la leche fría. Preguntó el por qué a sus profesores, pero no le hicieron caso. Hasta que Denis Osborne, profesor de física en el University College de Dar es Salaam, visitó el colegio y escuchó la pregunta. Osborne realizó los primeros experimentos encaminados a explicar lo que ahora es conocido como “Efecto Mpemba”.
Hace unos días un amigo me preguntó: ¿Qué pesa más un kilo de madera o un kilo de hierro? Yo respondí convencido que pesan lo mismo, pero él me respondió que no ¿Es verdad eso? Ésta es la pregunta típica que se utiliza para cazar a los incautos que responden sin pensar “un kilo de hierro, porque le hierro pesa más” y a raíz de la respuesta se produce la carcajada general porque, al fin y al cabo, un kilogramo es un kilogramo independientemente de lo que estemos pesando. Aunque… bien pensado… tal vez la respuesta no sea ninguna de las dos. Os invito a escucharlo en este capítulo de la Ciencia Nuestra de Cada Día.
Solemos pensar que el bostezo es un signo inequívoco de cansancio, sueño o aburrimiento, sin embargo se ha comprobado que muchas personas bostezan cuando se encuentran ante una situación de estrés: bostezan los atletas momentos antes de entrar en competición, los oradores antes de dar su charla y los músicos en los momentos previos a un concierto. Si a lo dicho añadimos el hecho comprobado de que el bostezo en grupo es contagioso, no es de extrañar que la causa sea objeto de activa investigación desde tiempos remotos. Hoy les contamos por qué bostezamos y las razones de su contagio.
El arcoíris nace del juego entre tres actores principales: el Sol, las gotas de agua y nuestros ojos. No existe un único arcoíris sino tantos como personas lo observan porque, aunque todos estemos aparentemente mirando al mismo, cada uno de nosotros ve un arcoíris diferente. Al observar detenidamiente el arcoíris podemos descubrir multitud de facetas en él, como ya hemos comentado en otros programas de La Ciencia Nuestra de Cada Día: el arco secundario, la zona oscura de Alejandro o los arcos supernumerarios. Hoy explicamos los aspectos más primarios del fenómeno: ¿Por qué el arcoíris es un arco? ¿Podemos verlo en forma de circunferencia completa? ¿Se puede generar el arcoíris sin nubes que aparentemente proporcionen las gotas de agua de lluvia?
Disculpen ustedes la exclamación pero, como habrán imaginado ya, estoy resfriado. Razón más que suficiente para preguntarnos por la utilidad de esos efluvios nasales que corren en abundancia entre toses y estornudos. La respuesta comienza con la historia de un descubrimiento que hizo Alexander Fleming cuando investigaba con sus propios mocos. Hablamos de la composición de las secreciones nasales, de la utilidad de algunos de sus componentes como protectores de bacterias y virus e, incluso, de la posible ventaja inmunológica que podrían tener los niños que se hurgan en la nariz. No todo es malo en los mocos.
Una de las ventajas de ser niño es que, si a uno le gusta experimentar, no duda en hacerlo. Eso me sucedió a mí, a los 12 años, en la casa de mis padres. Yo estaba sentado al calor del brasero que ardía bajo la mesa-camilla cuando mi gato, Serafín, saltó hábilmente a mi regazo, como hacía siempre, y comenzó a ronronear. Yo había oído decir que los gatos siempre caen de pie y decidí aprovechar la ocasión para comprobarlo. Con caricias conseguí que se pusiera panza arriba, luego, con mucho cuidado, lo levanté sujetándolo por las patas delanteras y traseras con ambas manos, me puse de pie y lo solté desde lo alto. Fue una fracción de segundo lo que tardó en llegar al suelo pero, cuando lo hizo, se había dado la vuelta en el aire y aterrizó, seguro, sobre sus patas. Un físico eminente me comentó una vez que eso podría violar un principio fundamental de la física: La conservación del momento angular. Hoy demostramos que no, con la ayuda de Serafín, de una patinadora y de un ratón.
¿Habéis observado alguna vez el Sol cuando se pone bajo el horizonte del mar? ¿Lo habéis seguido hasta el momento en que la parte superior del disco desaparece rozando la línea de agua del horizonte? Si la respuesta es que sí, tal vez hayáis sido testigos del regalo que nos hace el Astro Rey en el último suspiro: el Rayo Verde. Una tarde de noviembre, junto a la inmensidad azul del Océano Atlántico, en uno de los parajes más impresionantes de la isla canaria de Tenerife, tuvimos la ocasión de presenciarlo y fotografiarlo. Hoy, además de ofrecer esas imágenes en Cienciaes.com, explicamos qué es el Rayo Verde y por qué se produce.
Estamos acostumbrándonos tan rápido a usar las pantallas táctiles en los teléfonos móviles, ordenadores, tablets, etc, que pronto nos pasará como con muchas otras cosas de la vida cotidiana. Las utilizaremos de forma automática, sin preguntarnos por qué funcionan así. Una pantalla táctil, para que su nombre se ajuste a lo que se espera de ella, debe comportarse de un modo semejante a como lo hace nuestra piel cuando algo o alguien nos toca, es decir, debe reaccionar de alguna manera al contacto, debe transmitir la posición del lugar exacto en el que ha tenido lugar y debe tener un “cerebro electrónico” que interprete la señal y la asocie a la función que queremos realizar ¿Cómo hace todo éso?
Todo empezó una mañana, poco después de levantarme, y por casualidad, como suelen suceder las cosas divertidas. El día anterior, haciendo la compra con mis hijas, había visto una oferta de tazas de desayuno de distintos colores, muy baratas, y había comprado media docena. Aquella mañana, el levantarme, escogí una de un color verde oscuro, la llené de leche y café soluble y la puse en el horno de microondas. Pasado el minuto de rigor, abrí la puerta del microondas y cogí decidido la taza por el asa. No pude reprimir un grito de dolor ¡el asa estaba ardiendo! ¿Por qué? La búsqueda de la respuesta nos lleva a comprender el fenómeno, aprender algo de historia y conocer nuevos materiales susceptores para microondas.
¿La Tierra puede engordar o adelgazar como una persona? En el programa anterior analizamos las distintas formas por las que la Tierra gana masa y hoy describimos aquellas en las que pierde materia. Nuestro planeta fundamentalmente pierde gases. En las capas más altas de la atmósfera, los átomos más ligeros, hidrógeno y helio principalmente, escapan al exterior. Otra manera de perder masa consiste en transformarla en energía mediante los procesos radiactivos que tienen lugar en el interior de la Tierra. Un tercer factor de pérdida de masa, esta vez en estado sólido, tiene que ver con las actividades humanas. Desde los años 50 estamos lanzando satélites y naves al espacio exterior, aquellas que escapan a la gravedad terrestre son una pérdida de masa para nuestro planeta.
Adelgazar o ganar peso, tanto para la Tierra como para nosotros, es el resultado del balance entre lo que comemos y lo que expulsamos en un periodo de tiempo dado. Hoy damos un repaso al menú que va proporcionando materia a nuestro planeta, un menú cuyo plato principal es una ensalada de meteoritos, polvo cósmico y partículas. A ese primer plato hay que añadir lo que gana debido al calentamiento global y, de postre, discutimos el efecto que tiene el aumento de la población de las criaturas que vivimos en él. En un próximo programa de la Ciencia Nuestra de Cada Día analizaremos lo que la Tierra “excreta” para determinar si nuestro planeta está engordando o adelgazando.
Cuando nos sentamos sobre una silla con la superficie del asiento plano y duro, en poco tiempo, tenemos una sensación de incomodidad que nos obliga a cambiar de postura, en cambio, basta un cojín para calmar el malestar y permitirnos aguantar cómodamente sentados mucho más tiempo ¿A qué se debe esa diferencia? Estos hechos tienen causa común con otras situaciones aparentemente inconexas, como son: el cuchillo que se clava sobre la madera, las úlceras que sufren los enfermos que tienen que guardar cama durante largos periodos de tiempo, el curioso diseño de los asientos de los astronautas o la dolorosa pisada de una cabra.
La pregunta de hoy tiene relación con varias historias que se entrecruzan. Amigas que pasan tiempo juntas y, como consecuencia, su periodo menstrual se sincroniza. La investigadora Martha McClintock quien, gracias a hacer esa observación ante un grupo de biólogos dedica su vida a investigar la respuesta. Dos experimentos, uno realizado en 1971 entre las mujeres de una residencia de estudiantes y otro, en 1998 que demostraron que los seres humanos, como sucede a muchas otras especies animales, emitimos y respondemos a ciertas sustancias químicas, llamadas feromonas, que tienen el poder de modificar ciertos aspectos de nuestro comportamiento.
Hoy les invito a un viaje hasta el centro de nuestro planeta. No es un viaje fácil, para realizarlo hemos tenido que estirar nuestra imaginación hasta construir un túnel que atraviesa la Tierra de lado a lado. Nuestro objetivo es conocer cómo varía el peso de una persona a medida que nos acercamos al núcleo y, una vez allí, cumplir un sueño de juventud: ver las estrellas desde Nueva Zelanda, en las antípodas de Madrid, lugar en el que elaboramos La Ciencia Nuestra de Cada Día.
El infinito está relacionado con interminables secuencias de números ordenados, con traidores que murieron por dar a conocer números secretos, con veloces corredores vencidos por tortugas y con un fantástico hotel de infinitas habitaciones regentado por el matemático Hilbert. Éstas son algunas de las historias que hoy les invitamos a escuchar.
Antes de responder a esta pregunta debemos ser conscientes de la realidad que nos rodea, una realidad difícil de comprender porque estamos condicionados por las limitaciones de nuestros sentidos. Sólo gracias a un esfuerzo de imaginación logramos comprender del vacío inmenso que habitan los átomos, las estrellas o las galaxias.
El tiempo corre hacia el futuro a ritmo imperturbable, al menos, eso dicen los relojes. Sin embargo, nuestro tiempo lleva un ritmo caótico, transcurre callado, sin darnos cuenta, hasta que un día, el menos pensado, sucede algo alrededor que nos echa encima un montón de años a la vez. Uno de esos días suele ser aquel en el que descubrimos en nuestra cabeza las primeras canas. Ya que el tiempo no lo podemos detener, no podemos evitar preguntarnos por aquello que lo hace tan evidente. ¿Por qué se nos pone el pelo blanco cuando envejecemos? ¿Por qué son blancas las canas?
¿Como hace un GPS para saber en qué coordenadas del planeta se encuentra? Esta pregunta, enviada por Andreu Salvà Pagès, nos sirve de excusa para contarles una historia de personas perdidas, amigos salvadores y el Sistema Global de Posicionamiento, la tecnología que ha colocado a cada cual en su sitio en toda la superficie terrestre.
La pregunta original que nos proponen hoy es la siguiente: Cuando dejo el pan al aire de un día para otro se pone duro como una piedra, sin embargo, al ponerlo en el horno vuelve a parecer fresco y crujiente ¿por qué?. Es necesario comprender los procesos físicos y químicos que tienen lugar durante la formación del pan para responder a esta pregunta. Les invitamos a escuchar la respuesta.
El origen de lo que llamamos flatulencias (siendo finos) o de los pedos, peos o cuescos (que, siendo menos finos, son algunos de los nombres de guerra que le aplican en distintos lugares) está, en parte, en el aire que ingerimos al tragar saliva, alimentos o bebidas, en los gases que se generan durante la digestión y, fundamentalmente, porque las bacterias que abundan en el interior de nuestros intestinos nos pagan con gases abundantes y, a veces, poco recomendables para olfatos delicados.
Dicen que el laboratorio científico más antiguo que existe es la cocina, un laboratorio que se ha llenado con multitud de modernos artilugios que hacen las más variadas faenas. Pero todo tiene un precio y también los nuevos electrodomésticos tienen su lado oscuro. El horno de microondas, por ejemplo, además de calentar los alimentos por arte de ciencia – que no de magia – puede darnos un susto de infarto, si no nos andamos con cuidado. Especialmente al calentar un simple vaso de agua.
Al abrir una lata de bebida carbónica o una botella de cava se escucha el sonido del gas al escapar. Sin embargo, cuando previamente agitamos el recipiente con fuerza, al abrirlo se produce una verdadera explosión de espuma. El secreto radica en la coexistencia del gas y el líquido en el interior del recipiente.
El mecanismo regulador de la temperatura corporal funciona de forma distinta en hombres y mujeres, como resultado, por término medio, ellas tienen en verano la piel más caliente que los hombres. Contamos por qué.
Carlos Rius, un estudiante de Ingeniería en la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid, nos ha enviado la siguiente pregunta: “¿Por qué algunas personas estamos más calientes y otras más frías? Esta pregunta me sobrevino este invierno cuando, haciendo frío en la calle y estando con una amiga en el cine, después de un rato prudencialmente largo, observé que mientras que yo había entrado totalmente en calor, ¡ella tenía todavía las manos heladas! ¿A qué es esto debido?“
Dos fenómenos llaman nuestra atención cuando la Luna Llena se eleva sobre el horizonte: su tamaño aparente y, en ocasiones, su forma ovalada. Hoy demostramos con imágenes que nuestro cerebro nos engaña. El disco de la Luna Llena es más pequeño en el momento de salir que cuando se sitúa en lo más alto del cielo. El efecto ovalado es real y le damos una explicación.
El 19 de marzo de 2011 una Luna Llena de gran tamaño iluminará el cielo nocturno. El fenómeno es muy interesante y le invitamos a observarlo, lo que ya no le aconsejamos es que hagan caso de ciertos agoreros que, como siempre, asocian cualquier acontecimiento astronómico con el anuncio de catástrofes en la Tierra.
Durante mucho tiempo se pensó que el color verde de los mocos era debido a la existencia de dos tipos de bacterias en el mucus nasal, una, llamada Estafilococus aureus, es de color amarillo-oro – de ahí su nombre- y otra, denominada Pseudomonas Pyocyanea, tiene coloración azul. Todo el mundo sabe que juntando el amarillo y el azul se obtiene el color verde. Esa es la explicación clásica, pero actualmente se piensa que el color es debido a una causa más general que curiosamente es provocada por nuestras propias células de defensa.
Sentados cómodamente en nuestro sillón favorito nos parece estar inmóviles porque medimos nuestra velocidad respecto a las paredes y objetos cercanos. La realidad es muy distinta, nuestra velocidad varía dependiendo del punto de referencia que escojamos. Estamos sobre la superficie de la Tierra y ésta gira sobre su eje de rotación obligándonos a describir circunferencias enormes en 24 horas, la Tierra se mueve alrededor del Sol, el Sol gira en torno al centro de la Vía Láctea, la Vía Láctea se mueve entre el Grupo Local y éste se mueve por el espacio hacia un ente gravitatorio enorme que los científicos denominan el Gran Atractor. Este conjunto de movimientos nos obligan a viajar por el Universo a velocidades vertiginosas.
Nuestro satélite natural describe una elipse en su movimiento alrededor de la Tierra, unas veces la acerca hasta los 363.300 kilómetros y otras la aleja de ella hasta los 405.000 km. Es una diferencia considerable y, por ello, el tamaño aparente de la Luna en el firmamento varía. Como la distancia a nosotros varía, también lo hace su velocidad. La Luna se mueve a 3.470 km/h cuando está más lejos de la Tierra y los 3.873,6 kilómetros por hora en su punto más cercano. Por hacer una comparación, si organizáramos una carrera de velocidad entre la Luna y una bala disparada por una pistola de calibre 22, ganaría la Luna, es tres veces más rápida que la bala.
Si un árbol nos muestra en sus anillos el crecimiento año a año, es lógico pensar que, una vez cortado, sólo podemos contar los años que han pasado entre el momento de su nacimiento – el anillo más interior – y el de su muerte – el anillo más exterior ¿Cómo podemos ir más atrás en el tiempo? Ése es el cometido de un método de datación cronológica denominado Dendrocronología.
Aliñar bien una ensalada es un arte, pero tiene un precio: hay que consumirla rápidamente porque el aliño potencia el deterioro de las verduras, especialmente de la lechuga. Los ingredientes más usuales utilizados para aliñar una ensalada mediterránea son el aceite, el vinagre y la sal. Los tres ingredientes influyen en la rápida degradación de las verduras, pero si hay que echarle las culpas a alguno en particular, la sal se lleva más papeletas que nadie.
Hay varios factores que juegan un papel importante a la hora de valorar los efectos de una descarga eléctrica en el cuerpo humano: la cantidad de corriente que pasa por el cuerpo (se mide en amperios), el camino que sigue la corriente, el tiempo que dura la descarga, el voltaje, la presencia de humedad en el ambiente y el estado de salud de la persona afectada.
El botijo es una vasija fabricada con arcilla porosa que se ha utilizado durante siglos, incluso milenios, por su capacidad para mantener el agua fresca en los ambientes secos y calurosos. Los hay de muchas formas, algunas de las cuales mostramos aquí, para información de aquellos que no conocen esta verdadera joya de la tecnología arcaica. Factores que influyen en el efecto refrigerador del botijo: la arcilla y condiciones de cocción, las condiciones ambientales, la termodinámica del agua e, incluso, la forma de la propia vasija.
El proceso mediante el cual nos hace llorar una cebolla fue descubierto hace pocos años, en el 2002 para ser exactos. El investigador japonés Shinsuke Imai logró desentrañar la cascada de reacciones químicas que tienen lugar al cortar una cebolla. Cuando la cebolla está entera no hay ningún problema pero, al cortarla, el cuchillo rompe multitud de células, los fluidos del interior de las células se derraman y entran en contacto con el aire. Esos fluidos celulares están cargados de sustancias químicas, entre ellas, Imai descubrió una enzima a la que llamó “factor lacrimal sintasa” que es la culpable de las lágrimas.
Una pompa o una burbuja es un recipiente formado por una película muy delgada de líquido que encierra aire en el interior. Para obtener una burbuja duradera hacen falta dos ingredientes fundamentales: agua y jabón. El agua puede formar burbujas por sí sóla pero son inestables y se destruyen con facilidad, el jabón aporta tensioactivos que, en contra de lo que se cree, no refuerza la pared de la burbuja sino todo lo contrario, la debilita. En este espacio encontrarán ustedes la respuesta a éste contrasentido. Más información en http://cienciaes.com.
Más vale aire que sol a la hora de secar la ropa tendida, aunque, si hay ambas cosas, mejor. El agua está repartida, empapando las fibras del tejido y ofreciendo una enorme superficie de contacto con el aire. Ese exceso de superficie es aprovechado por un gran número de moléculas para escapar, aumentando la evaporación. El viento acude entonces a potenciar el proceso, la menor ráfaga de aire arrastra el vapor y favorece que nuevas moléculas escapen de la ropa mojada para ocupar su lugar. El proceso se repite una y otra vez y la ropa se va secando muy rápidamente.
No exactamente. La secuencia del genoma humano fue leída por dos organismos de investigación distintos, uno público, el Consorcio Genoma Humano, formado por laboratorios repartidos por todo el mundo, y otro privado, la empresa Celera Genomics. Cada uno de ellos utilizó sus propias fuentes de ADN.
El papel se fabrica a partir de la pasta de celulosa, el componente principal de la madera. Pero si los árboles estuvieran hechos exclusivamente de celulosa, sus troncos no tendrían la consistencia suficiente como para mantenerse erguidos más allá de dos metros y éste sería un mundo de árboles achaparrados. Lo que proporciona a un tronco la fortaleza para elevarse varios metros –algunos secuoyas alcanzan los 100 metros de altura- es la lignina, un pegamento natural que une las fibras de celulosa y les proporciona consistencia, como el cemento refuerza la unión entre los ladrillos de una casa. Ambas, la celulosa y la lignina, pasan a formar parte de la pasta con la que se fabrica el papel, pero hay un inconveniente: la lignina en su estado natural es de color marrón y mancha el blanco inmaculado que nos gusta tener en el papel de oficina. Hay formas de evitarlo pero, con el tiempo, la lignina recupera su color y el papel amarillea.
La Luna nos sorprende con cambios de tamaño que pueden tener muy distinta causa, unos son aparentes y otros reales. Los aparentes nos dan la engañosa sensación de que la Luna es más grande cuando está cerca del horizonte que en el zenit. Los cambios reales, como sucedió el 30 de enero de 2010, se deben a la variación de la distancia entre la Tierra y la Luna causada por la órbita de nuestro satélite.
Aunque pueda parecer chocante, un rayo de luz pesa, poco, pero pesa. Hablas de peso y ése es un concepto relativo, por mucho que nos extrañe oírlo. La prueba es que, dependiendo de dónde estemos, así pesamos. Hagamos un experimento imaginario. Imaginemos que un abnegado colaborador de Cienciaes.com carga con una báscula de baño y recorre varios lugares para ver si su peso cambia. En su casa comprueba que la báscula marca 60 kg, ahora bien, ése es su peso en la superficie de la Tierra, ¡probemos en otros lugares del Sistema Solar!…
Observaciones con microscopio han demostrado que el origen las burbujas de las bebidas carbónicas está en las impurezas adheridas a las paredes de la copa o vaso en el que se sirven, especialmente las pequeñas fibras de celulosa. Al echar el líquido en la copa, las fibras no se mojan completamente y suelen atrapar pequeñas burbujas de aire que sirven de semillas para la generación de nuevas burbujas que ascienden hasta la superficie del líquido.
En otoño, cuando se observa un bosque en el que se mezclan árboles de distintas especies, unos de hoja perenne y otros de hoja caduca, la naturaleza nos ofrece un espectáculo de colores difícil de olvidar. Distribuidos al azar, se mezclan distintos tonos de verde, amarillo, marrón, naranja y rojo. Cada uno de esos colores tiene su razón de ser
Algunas veces, al servirnos agua del grifo, nos llevamos la sorpresa de que ésta sale con un color blanco, parecido a la leche. No se preocupe, déjela reposar unos minutos y recuperará su transparencia. El fenómeno se debe a que, en ciertas condiciones de cambio de presión y temperatura, el agua expulsa el aire que lleva disuelto y éste forma una nube de burbujas diminutas.
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