En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercamos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Hablamos de historias de la biología.
Según estudios recientes, las disparidades socioeconómicas en la infancia temprana están asociadas con diferencias claras en el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños, pues es justo en esos momentos cuando se están dando cambios dramáticos en el cerebro. De igual manera se informa que problemas derivados de diferencias en el Nivel Socio Económico (NSE) de las familias se evidencian en serias secuelas en aquellos situados en los niveles más bajos.
Sin embargo, las vías neurobiológicas que llevan a que las diferencias en el NSE determinen esos desarrollos tan dispares en el cerebro infantil no son totalmente claras. Si bien es cierto que niños pequeños con problemas severos de desnutrición, cuando son sometidos a estudios usando técnicas de tomografía, presentan en sus cerebros daños similares a los ocasionados por enfermedades que lesionan el desarrollo cerebral, cuando no existe desnutrición y los niños siguen mostrando atrasos en sus desarrollos cognitivos, algo no anda bien.
Es un hecho que la pobreza lleva pegada la imposibilidad del acceso a una buena y adecuada educación y que este hecho a su vez lleva a permanecer en ese estado pues es muy difícil lograr trabajos bien remunerados cuando no se tienen ni la formación ni las habilidades que se consiguen con una buena educación. Un círculo vicioso que resulta difícil de romper. El poder entender un asunto tan evidente y tratar de aliviar sus consecuencias en los niños –no se trata de descubrir el agua tibia– puede ser un poco menos difícil de lo que aparenta.
Evidencias en el comportamiento humano sugieren que, relativo a otros sistemas neurocognitivos, el desarrollo del lenguaje exhibe diferencias particularmente grandes relacionadas con el NSE.
Esto puede entenderse si se relacionan las disparidades socioeconómicas con la calidad y la cantidad de la estimulación lingüística entre los diferentes entornos familiares. Según lo revelan estudios recientes, las familias con mejor NSE se caracterizan porque en ellas los padres hablan a sus hijos con mayor frecuencia y con mayor complejidad, pasan más horas leyendo juntos y proveen un acceso mayor a libros y otros recursos relacionados con el lenguaje. Estas diferencias en exposición lingüística acaban reflejándose de manera directa con el desarrollo del lenguaje infantil. Más aún, las investigaciones sugieren que las diferencias en exposición lingüística pueden estar asociadas con el desarrollo y comportamiento de regiones corticales en el hemisferio izquierdo, regiones comprometidas con el lenguaje.
Tomadas juntas, las evidencias anotadas sugieren que las disparidades socioeconómicas, ligadas a grandes diferencias en el acceso a estímulos estarían moldeando las regiones cerebrales relacionadas con el desarrollo del lenguaje. Estudios realizados usando EEG, MRI estructural y funcional, sugieren que las disparidades socioeconómicas se reflejan en diferencias en la estructura y funcionamiento de esas regiones cerebrales y lo peor, que al igual que una bola de nieve tienen un efecto acumulativo, con las respectivas consecuencias negativas en desarrollos académicos posteriores.
Los hijos de padres con desventajas económicas y educativas en su mayoría entran a la escuela con habilidades del lenguaje reducidas en comparación con las de su contraparte más privilegiada. Por ejemplo, niños de 5 años de familias con un bajo NSE presentan un atraso de dos años cuando se someten a las pruebas pertinentes. En un estudio longitudinal se demuestra que el problema se inicia en la infancia y que, examinando cambios en el desarrollo de proficiencia en el lenguaje en vocabulario y procesamiento del mismo en tiempo real, se encuentran diferencias relacionadas con el NSE ya a la edad de 18 meses. A los 24 meses se encontró un atraso de 6 meses. Esa disparidad tan grande no puede descartarse como un simple atraso transitorio pues las diferencias en el desarrollo del lenguaje –establecidas a los 3 años– tienden a persistir y ser predictivas de éxito o fracaso futuro en la escuela.
Usando la técnica LENA, diseñada para seguimiento del desarrollo del lenguaje en el día a día, un equipo de investigadores encontró que en un grupo de hispanos con NSE muy bajos (grabaron a diario las conversaciones familiares) existían serios problemas en la forma y el tono de cómo hablaban los padres a sus hijos.
Los infantes que oyen más conversaciones dirigidas a ellos de forma directa desarrollan una mayor eficiencia en el procesamiento del lenguaje y aprenden nuevas palabras más rápido. Además, la exposición a la charla directa –no la de tonos agudos que pretende imitar el habla infantil– perfila las habilidades para el mejor procesamiento del lenguaje, con beneficios en cascada para el aprendizaje. En el grupo en estudio la casi ausencia de conversaciones directas con los infantes se vio reflejada en atrasos en el aprendizaje del lenguaje, de su procesamiento y de la habilidad para adquirir y utilizar nuevas palabras.
Los infantes criados en un ambiente empobrecido son las principales víctimas de las espantosas, obscenas disparidades económicas. Si con adecuadas campañas de enseñanza a los padres para que en sus escasos tiempos libres hablen a sus hijos directo y en abundancia, en algo se podrá mitigar y con el tiempo mejorar problemas que dejados de lado escalarán a miserias mayores.
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,8 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Angel Quelle Russo
“Vuestra labor de divulgación de la ciencia y en particular del apoyo a los científicos españoles me parece muy necesario e importante. Enhorabuena.”
Angel Rodríguez Díaz
“Seguid así”
Anónimo
Mauro Mas Pujo
Maria Tuixen Benet
“Nos encanta Hablando con Científicos y el Zoo de Fósiles. Gracias.”
Daniel Dominguez Morales
“Muchas gracias por su dedicación.”
Anónimo
Jorge Andres-Martin
Daniel Cesar Roman
“Mecenas”
José Manuel Illescas Villa
“Gracias por vuestra gran labor”
Ulrich Menzefrike
“Donación porque me gustan sus podcasts”
Francisco Ramos
Emilio Rubio Rigo
Vicente Manuel CerezaClemente
“Linfocito Tcd8”
Enrique González González
“Gracias por vuestro trabajo.”
Andreu Salva Pages
Emilio Pérez Mayuet
“Muchas gracias por vuestro trabajo”
Daniel Navarro Pons
“Por estos programas tan intersantes”
Luis Sánchez Marín
Jesús Royo Arpón
“Soy de letras, sigo reciclándome”