Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de California, ofrece una buena explicación a lo que se sabe desde hace bastante tiempo: la aspirina puede disminuir el riesgo de aparición de algunos tipos de cáncer. El cómo lo hace, según los científicos y sus resultados, es eliminando la acumulación de mutaciones en el ADN de células que ya han iniciado su camino a la anormalidad.

Los pacientes que tomaron aspirina acumularon en promedio 10 veces menos alteraciones en su ADN que quienes no lo hicieron.

Las células cancerosas tienen la característica de sufrir mayor número de mutaciones, y de mantenerlas, que las células normales. También es un hecho que diferentes mutaciones se producen en el mismo tejido tumoral, ampliando el repertorio de las alteraciones génicas con lo que se hace más difícil el ataque con fármacos, lo que resulta al final en un aumento de la sobrevivencia y expansión del tejido tumoral.

Es posible que el efecto benéfico de la aspirina se deba a que disminuye la inflamación. La inflamación, una respuesta del sistema inmunológico, es uno de los factores que facilitan el desarrollo del cáncer. La disminución de la inflamación puede resultar en menor producción, en el tejido pre canceroso, de oxidantes que ocasionarían daños en el ADN, y también podría detener la expresión de muchas señales que estimulan a diversos factores de crecimiento.

Otro estudio informa que la aspirina elimina selectivamente las poblaciones de células cuyos cromosomas se han duplicado, un fenómeno conocido como tetraploidía, en lo que es un paso a producir el desorden en los genes, desorden que usa la célula tumoral para escoger los genes alterados que mejor se adaptan a sus necesidades de crecer sin control rompiendo las barreras impuestas por los mecanismos que regulan el correcto crecimiento celular. Todavía no es claro cómo la aspirina ataca selectivamente a las células tetraploides, dejando intactas a las células normales, aunque el estudio continúa y con certeza en algún momento presentará explicaciones.

Mejor que matar a las células tumorales puede ser tratar de disminuir o parar la producción de mutaciones pues la capacidad de transformación génica vuelve resistentes a las células tumorales, y cirugías y tratamientos con fármacos pueden generar poblaciones celulares mucho más agresivas e inmunes. Clones mejor equipados. Si se disminuye la capacidad de mutar, esas células se debilitan y mueren.

Michelle Holmes y Wendy Chen, dos médicas de Harvard, dedicadas al estudio del cáncer de mama publican un interesantísimo análisis del papel de la aspirina en este cáncer que es el mayor causante de muertes femeninas. El título como los medios divulgaron los resultados ya es bien sugerente: un tratamiento del cáncer en su botiquín, aunque nosotros lo vemos más como una prevención.

Presentan una propuesta para que se realicen estudios amplios, con sus respectivos controles, en pacientes de cáncer de mama, tratándolas con aspirina –ya en el año 2010 habían informado de la disminución de este cáncer en pacientes que tomaban aspirina por causas diversas–. No obtuvieron financiación de ningún tipo.

¿Quién puede estar interesado en financiar estudios que no representarán ningún lucro pues la aspirina, derivada del saúco blanco, viene siendo usada desde los tiempos de Hipócrates y ya se liberó de cualquier patente desde el Tratado de Versalles en 1919? A la Industria Farmacéutica desde luego no le interesa en lo más mínimo.

Holmes y Chen calculan que un estudio realizado con todo el rigor de la ciencia tendría un costo de 10 millones de dólares, una cifra ridícula comparada con las cantidades astronómicas que se invierten en otras drogas que al final acaban costando otros números enormes y no siempre son efectivas.

Si se demuestran los beneficios de la aspirina en el tratamiento del cáncer de mama en extender los períodos de remisión y en mejorar la calidad de vida de las pacientes, se eliminarían varios problemas. Los altos costos de las drogas usadas en la actualidad y los efectos secundarios tan desagradables hacen que miles de mujeres dejen de tomarlas. Con el equivalente de 7 dólares se cubriría un año de tratamiento con aspirina. Se estarían salvando 75.000 vidas femeninas al año, en los países pobres, al menos. Los efectos secundario de hemorragias y derrames son muy raros.

El trabajo de Holmes y Chen con seguridad se va a hacer con donaciones: ya muchas personas se están movilizando para llegar a los 10 millones. Un millón de personas cada una entregando 10 dólares. Los gringos, al menos en un buen número, valoran la ciencia y la apoyan. Un buen ejemplo para los que no se interesan en ella, con todas las consecuencias negativas que esto conlleva.

Por lo pronto, estar atentos a lo poco que se escribe sobre la aspirina y sus bondades, que más bien se resaltan sus posibles efectos nocivos que, como lo señalamos antes son raros. Nosotros no simpatizamos con teorías conspirativas pero no sería nada extraño que los grandes jefes de la Industria Farmacéutica en Estados Unidos inviertan buenos dineros en ocultar los beneficios de la aspirina pues eso les dañaría el negocio.