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En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercamos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Hablamos de historias de la biología.

Tomar luz.

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Tomar luz, no drogas. De cómo la terapia de luz podría aliviar desde la depresión hasta el Alzheimer.

Ese bienestar enorme que da el recibir en la mañana la luz ayuda a llenarse de ganas para pasar el día y lo mejor, con buenos ánimos. Al contrario, cuando se vive durante unos buenos meses a la sombra de los días invernales, el efecto contrario es evidente. Por esta razón, la terapia de luz se ha convertido en un tratamiento para tratar a quienes esa deprivación les ocasiona depresiones estacionales.

La idea de que la luz tiene una influencia benéfica en el ánimo ha venido cogiendo fuerza y ya varias instituciones entre ellas El Centro para el Estudio de Ritmos Biológicos y El Tratamiento con Luz (The Centre For Light Treatment and Biological Rhythms) de la Universidad de Columbia, en Manhattan, ofrecen, luego de una valoración psiquiátrica y otras pruebas, una caja de luz, a personas que presentan síntomas de depresión ocasionada por las estaciones.

Estudios recientes sobre la asociación entre los ritmos biológicos y ciertas dolencias como la depresión crónica, el desorden bipolar, el Alzheimer e incluso la fatiga, sugieren que también en estos casos el tratamiento con la luz podría ayudarles a hacer reajustes.

Durante décadas los investigadores han sabido que la luz influencia los comportamientos animales; exponer a un roedor a la luz durante su tiempo de dormir hace que la glándula pineal en el cerebro, deje de producir melatonina, la hormona que controla los ciclos de día y noche. Y los humanos no tienen por qué ser diferentes. Alfred Lewy, un psiquiatra en el Instituto de Salud Mental en Estados Unidos, publicó allá por los 80 un artículo en Science informando de la vulnerabilidad de las personas a los cambios de luz.

Cuando el artículo se publicó Lewy fue contactado por un ingeniero que había registrado con cuidado sus severos cambios de ánimo durante años. Lewy y sus colegas le pidieron que se sentara frente a una luz brillante durante las mañanas y las tardes de invierno para simular la ausencia de luz. Los efectos benéficos fueron inmediatos. Junto con otros estudios sirvió para acuñar la primera descripción científica del desorden afectivo estacional o SAD.

A medida que la investigación sobre el tratamiento con luz de pacientes con SAD siguió adelante, se volvió evidente que no era necesario “extender el día de mañana y tarde”, sino que con la exposición matutina era suficiente.

El cómo la luz trabaja no es claro pero muchos investigadores sospechan que la luz brillante ayuda a los pacientes a ajustar sus ritmos circadianos, los ritmos que controlan la normalidad de estar dormidos o despiertos. El ritmo circadiano está regulado por una pequeña región del cerebro situada en el hipotálamo, que controla muchas funciones corporales como el caminar, el dormir, la temperatura del cuerpo y el estar alerta.

Sin embargo, los ritmos circadianos parecen estar afectados también en otras enfermedades diferentes al SAD. Estudios realizados en pacientes afectados con desorden bipolar también mostraron una gran mejoría después de recibir terapia de luz, con apenas unos pequeños efectos secundarios, convirtiéndola en un tratamiento barato y con bajos riesgos para la salud.

Pero como el tratamiento de otras enfermedades diferentes al SAD, el desorden bipolar, la depresión crónica, ha estado siempre en manos de psiquiatras que usan de forma masiva drogas, psicoterapia y la estimulación profunda del cerebro, el cambiarse a una caja de luz no es algo que les atraiga. Además está el gran inconveniente de añadir un objeto nuevo, del que con casi total seguridad no oyeron hablar en la escuela de medicina. Recetar pastillas es más fácil, con el agravante que la Industria Farmacéutica ha hecho bien su trabajo de subsidiar cada fórmula que escriben.

Los investigadores en el área de la terapia de luz se quejan de que no pueden realizar estudios grandes, a largo plazo, porque no disponen de recursos. En contraste, la Industria Farmacéutica dispone de todo el dinero del mundo para sus estudios que producen resultados inmediatos, no siempre con la claridad y el rigor científico debidos.

La ausencia de capital hace que haya tan poco interés en utilizar las cajas de luz para tratamientos. Sólo una compañía canadiense, The Litebook Company está tramitando papeles para obtener la aprobación de la FDA.

Y están todos los pacientes que quieren evitar los antidepresivos, bien porque existe evidencia de que su efecto es muy similar al del placebo o porque no los toleran o, como en el caso de las mujeres embarazadas, mejor no tomarlos. Acaba de salir un artículo donde se informa de un incremento en casos de autismo cuando las mujeres toman antidepresivos en las últimas semanas del embarazo, un resultado para disparar señales de alerta.

En un estudio publicado en el 2011, los científicos trataron individuos de edad avanzada y depresión, con una hora de luz azul, o con luz roja a modo de placebo, cada mañana durante 3 semanas. No sólo los pacientes del grupo expuesto a la luz azul informaron que dormían mejor y una mejora en su ánimo, sino que el efecto continuó después que la terapia terminó. De acuerdo a los investigadores, las personas de edad avanzada pueden ser más susceptibles a los beneficios de la terapia de luz pues su percepción de ella declina con la edad, desincronizando sus relojes internos.

Algunos científicos ya han empezado a hincarle el diente a estudiar los beneficios de la terapia de luz en pacientes de Alzheimer pues ellos, por razones obvias pasan menos tiempo expuestos a la luz y sus ritmos circadianos están alterados.

La luz ha sido un elemento esencial en la fisiología de los humanos desde el inicio. Viviendo ahora, como muchos lo hacen, en esos edificios con apenas rendijas de luz, se olvida que alguna vez vivimos bajo la vibrante y luminosa luz del sol, la luna y las estrellas. No en vano se disfruta tanto cuando se tiene la oportunidad de estar un tiempo dándoles una mirada. Aunque de forma paradójica, la luz artificial condensada en una cajita podrá revivir esos tiempos ancestrales desde la comodidad de nuestro sofá.

REFERENCIA:

Center for Light Treatment and Biological Rhythms


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