En Cierta Ciencia, de la mano de la genetista Josefina Cano nos acercamos, cada quince días, al trabajo de muchos investigadores que están poniendo todo su empeño en desenredar la madeja de esa complejidad que nos ha convertido en los únicos animales que pueden y deben manejar a la naturaleza para beneficio mutuo. Hablamos de historias de la biología.
Cuando las vacunas entran al cuerpo, inducen una producción enorme de anticuerpos que van a neutralizar a los microorganismos invasores antes de que puedan invadir a las células. Pero de forma rápida empiezan a desaparecer.
Sin embargo las respuestas del sistema inmunitario duran un buen tiempo. Y es esa inmunidad celular la que nos va a proteger de la enfermedad. Las células B, llamadas de la memoria, rápidamente montan una buena producción de anticuerpos en el momento de una nueva exposición al patógeno. Se mantienen en alerta y son ayudadas por las células T, que atacan al invasor aunque ya haya entrado a las células.
Así es como trabajan las vacunas para el coronavirus y las vacunas en general. Si la primera línea de defensa, los anticuerpos, falla, ahí está esa barrera de protección brindada por las células inmunitarias.
Aunque los anticuerpos que circulan hayan disminuido el sistema inmunitario tiene la capacidad de montar un nuevo ataque.
¿Pero cómo puede hacerlo? Inmunólogos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Missouri han estudiado lo que llaman el vigor de las células B. Para ello tomaron muestras de los lóbulos linfáticos de personas vacunadas. Lo que encontraron fue una maravilla: células B pequeñitas, aún sin entrenar, agrupadas en lo que llamaron centros germinales.
Las células B en estos centros mutan sus genes al azar, creando un set entero de nuevos anticuerpos. Esas células, que producen el mejor repertorio de anticuerpos, se embarcan en un proceso evolutivo que aumenta la habilidad del sistema inmunitario para atacar cualquier variante que pueda aparecer eventualmente.
Los investigadores inicialmente describieron que esos centros germinales persistían por hasta 15 semanas después de la inmunización con las vacunas hechas con el ARN mensajero, mucho más tiempo que el observado jamás con las vacunas que usan las anteriores tecnologías y para otras enfermedades. Para su sorpresa, pasados seis meses, los campos de entrenamiento seguían andando.
El estudio continúa y cabe esperar que los resultados sigan siendo igual de alentadores.
Para la ciencia no es claro el por qué algunas vacunas como, la de la viruela, generan una respuesta y un efecto protector tan fuerte que dura toda la vida, mientras que otras, como la de la influenza necesitan refuerzos periódicos. Los inmunólogos sospechan que la diferencia estriba en la calidad de los centros germinales inducidos por las diferentes vacunas.
Las vacunas que fueron creadas usando la biotecnología, a diferencia del resto de vacunas que contienen pequeños pedazos de proteínas de un virus o de una bacteria para generar una respuesta inmunitaria, las vacunas basadas en el ARN mensajero, le entregan al cuerpo instrucciones para que él pueda fabricar y liberar proteínas foráneas, como las de las espículas de la corona del coronavirus.
Los centros germinales se apropian de esas instrucciones para formar, en su diminuta escuela, a las células, B con un libro de recetas mejoradas para fabricar anticuerpos, mucho más acertado y amplio.
Los científicos albergan, y con razón, la esperanza de que las vacunas actuales puedan generar una respuesta inmunitaria larga, gracias a la calidad de esos centros germinales alimentados por ellas.
REFERENCIAS.
A SARS-CoV-2 Infection Model in Mice Demonstrates Protection by Neutralizing Antibodies.
Hassan AO, et al. Cell 2020
Tamara Bhandari. COVID-19 vaccine generates immune structures critical for lasting immunity. Washington University School of Medicine in St. Louis 2021
Obras de Josefina Cano:
Viaje al centro del cerebro. Historias para jóvenes de todas las edades (Amazon)
En Colombia en la Librería Panamericana y en Bogotá en la Librería Nacional
Viaje al centro del cerebro. Historias para jóvenes de todas las edades. (Planeta)
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