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Zoo de fósiles

La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.

La tortuga jirafa de Rodrigues

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Hace unos meses hablamos del dodo, seguramente el animal más célebre entre los que se han extinguido en tiempos históricos. Aunque los dodos no podían volar, sus antepasados eran palomas que llegaron a la isla Mauricio volando desde el sudeste asiático. Pero en la isla Mauricio, y en sus vecinas Rodrigues y la Reunión, que constituyen el archipiélago de las Mascareñas, habitaban otros animales cuyos antepasados no habían llegado volando. Algunos insectos y otros invertebrados pudieron llegar arrastrados por el viento, mientras que los animales más grandes tenían que recurrir a balsas de fortuna, troncos flotantes o amasijos de vegetación arrastrados por el mar. Y unos pocos llegaron flotando en el agua. Así llegaron a la isla Mauricio los antepasados de las tortugas gigantes que se convirtieron en los herbívoros dominantes de las islas Mascareñas antes de la llegada del hombre.

Las primeras tortugas llegaron a Mauricio procedentes de Madagascar o del continente africano. Como la isla Mauricio carecía de grandes depredadores, el grueso y pesado caparazón de las tortugas, que precisa de una gran inversión en alimentos, dejó de ser necesario. Las tortugas comenzaron a sufrir una disminución del espesor del caparazón, hasta quedar reducido a la mínima expresión, con un grosor de sólo un milímetro. Al mismo tiempo, las tortugas de Mauricio se diversificaron para aprovechar los recursos vegetales que ofrecía la isla; así surgieron dos especies: una con el cuello y las patas cortas y el caparazón abombado, adaptada para alimentarse de las plantas a ras de suelo y para introducirse en las zonas de vegetación más densa; y otra, que vivía en zonas más abiertas, con las patas y el cuello más largos y el caparazón en forma de silla de montar, con el borde delantero curvado hacia arriba, lo que le permitía alzar el cuello como una jirafa y ramonear a mayor altura. La especie más pequeña, con su delgado caparazón, vió aumentada su flotabilidad, y a lo largo del tiempo colonízó la isla Rodrigues, al este, y más tarde la isla de la Reunión, al oeste de Mauricio. En Rodrigues se repitió el proceso, y las tortugas dieron lugar a dos especies similares a las de Mauricio. En la Reunión, de colonización más tardía, las tortugas comenzaron a diversificarse también, pero no tuvieron tiempo de convertirse en dos especies; cuando llegaron los europeos, se encontraron con una sola especie con una gran variabilidad: en unos ejemplares el caparazón era abombado, y en otros tenía forma de silla de montar.

Así pues, a la llegada de los europeos en el siglo XVI, cinco especies de tortugas gigantes habitaban en las islas Mascareñas: la tortuga gigante de la Reunión (Cylindraspis indica), la tortuga gigante de Mauricio (Cylindraspis inepta), la tortuga jirafa de Mauricio (Cylindraspis triserrata), la tortuga gigante de Rodrigues (Cylindraspis peltastes) y la tortuga jirafa de Rodrigues (Cylindraspis vosmaeri).
Con la llegada de los europeos, las tortugas fueron presa fácil para los colonos y los marinos que recalaban en las islas. Una tortuga podía sobrevivir más de tres meses en un barco sin comer ni beber, y proporcionaba una gran cantidad de carne y grasa de excelente calidad. Además, los cerdos introducidos en las islas por el hombre devoraban sus huevos, y los gatos cazaban las crías.

Los últimos ejemplares de estas tortugas desaparecieron en el siglo XVIII. Y se cuenta que aún en 1844, una expedición científica descubrió varias tortugas en la isla Redonda, un islote deshabitado cercano a Mauricio, y un miembro de la misma capturó una hembra, cuyas numerosas crías repartió más tarde entre sus conocidos. Lo más triste del caso es que, dada la longevidad de las tortugas gigantes, estas tortugas podrían haber sobrevivido hasta la actualidad.


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