La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.
El subsuelo de Madrid es muy rico en yacimientos paleontológicos. Varios de estos yacimientos corresponden a la edad denominada Aragoniense medio, una parte del Mioceno medio con una antigüedad comprendida entre 17,5 y 13,8 millones de años. En aquella época los continentes se habían situado ya en posiciones muy próximas a las actuales, y en la península Ibérica se habían configurado las dos grandes cuencas de la meseta Central, la del Duero y la del Tajo. En la cuenca del Tajo, donde se situa la ciudad de Madrid, el clima era más cálido y seco que en la actualidad, y el paisaje estaba formado por un mosaico de sabanas secas, praderas húmedas y bosques abiertos. En un lago situado entonces en el oeste de Madrid se fueron acumulando a lo largo de los siglos los sedimentos en los que se han conservado los fósiles que nos permiten conocer la fauna de aquellos tiempos.
Hispanotherium matritense, el “animal español de Madrid”
Los yacimientos de esa época se pueden diferenciar en dos grupos, que corresponden a dos tiempos diferenciados: los más antiguos muestran una fauna adaptada a un clima más seco, mientras que en los más modernos el clima es algo más húmedo. En los primeros, el animal más característico es el hispanoterio (Hispanotherium matritense, que significa “animal español de Madrid”), un rinoceronte pastador de tamaño medio, con patas largas y delgadas, que se desplazaba en manadas por campo abierto. En los segundos es el caballo ramoneador llamado anquiterio (Anchitherium) el mamífero más abundante; estos yacimientos se encuentran sobre todo en el barrio de Vallecas y en el campus universitario de Somosaguas, en el sureste y oeste de la capital, respectivamente.
En una veintena de yacimientos se han encontrado fósiles de hispanoterio, entre los que destacan el de la calle de Moratines, descubierto en 1981 en una zanja abierta para una acometida eléctrica; el del paseo de las Acacias, descubierto en 1991 durante las obras del Pasillo Verde Ferroviario; el de O’Donnell, en el este del casco urbano; el de Henares 2, cerca de la localidad de Los Santos de la Humosa, al este de la capital; y varios yacimientos situados al suroeste de la ciudad de Madrid, en Móstoles y en Torrijos, este último ya en la provincia de Toledo.
Uno de los yacimientos más ricos ha sido descubierto recientemente, durante la remodelación de la estación de Príncipe Pío entre los años 2005 y 2007. De los restos extraídos durante las obras se han catalogado hasta ahora varios miles de fósiles, entre ellos un cráneo de hispanoterio único en el mundo, y el trabajo aún no ha terminado. Algunos resultados de esas investigaciones se pueden ver en la exposición permanente expuesta en el vestíbulo del nuevo intercambiador de transportes de Príncipe Pío.
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