La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Quincenalmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.
El carpincho o capibara (Hydrochoerus hydrochaeris), de un metro treinta de longitud y hasta 85 kilos de peso, es la especie viviente más grande entre los roedores. Su pariente la capibara gigante (Protohydrochoerus) del Plioceno, hace entre 4 y 2,5 millones de años, alcanzaba el tamaño de un tapir, con dos metros de longitud y unos trescientos kilos de peso. Pero los mayores roedores de la historia no fueron capibaras. Todos vivieron en Sudamérica, y pertenecían a la familia de los telicómidos, de la que hoy sólo sobrevive la pacarana (Dinomys branickii), un roedor no demasiado grande, de ochenta centímetros de longitud y poco más de diez kilos de peso, que vive en las selvas del oeste de la cuenca del Amazonas.
Hace cinco millones y medio de años, a finales del periodo Mioceno y principios del Plioceno, vivió Telycomis, de dos metros de longitud. Es la especie que da nombre a la familia. Pero no la más grande. En 2000 se descubrió en Urumaco (Venezuela) el esqueleto casi completo de Phoberomys pattersoni, el “ratón del terror de Patterson”, llamado así en honor del paleontólogo Bryan Patterson, estudioso de los mamíferos sudamericanos del terciario. Phoberomys pattersoni medía cuatro metros y medio de longitud, y una especie próxima, Phoberomys insolita, era posiblemente algo mayor, aunque sus restos son demasiado incompletos para afirmarlo con seguridad.
El mayor roedor conocido hasta ahora, Josephoartigasia monesi, recibió su nombre en honor de José Artigas, héroe de la independencia de Uruguay, y del paleontólogo uruguayo Álvaro Mones. Su cráneo casi completo, de más de medio metro de longitud, se descubrió en la costa del Río de la Plata, en Uruguay, en 1987, aunque no fue descrito científicamente hasta 2008. Su tamaño y su peso, según las diversas estimaciones que se han hecho, eran similares a los del rinoceronte negro.
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,6 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
María D Walker
Mecenas
Juan Agustín Esteban Jiménez
Mecenas
Ramón Bernardo
Mecenas
Juan Pedro de Penolite
Mecenas
Juan José Señor López
“Buena Ciencia”
Mecenas
José Luis Montalbán Recio
Mecenas
Familia Herrero Martínez
Mecenas
Víctor Casterán Villacampa
“Apoyo a Cienciaes”
Mecenas
Juan Miguel Alcalá
“Bravo.”
Mecenas
*Jesús Rodríguez Onteniente.
“Dar gracias por su labor de divulgación científica.”
Mecenas
Dr. Ulrich Mencefricke
“Donación porque me gustan sus podcasts”
Mecenas
José Colon
Mecenas
David Webb
“¡Enhorabuena por una labor tan eficaz de divulgación!
Mecenas
David Bueno
“Mecenazgo”
Mecenas
José Luis Sánchez Lozano
“Contribución a vuestro trabajo”
Mecenas
ihortas
Nuevo mecenas
Ulises Gil
Nuevo Mecenas
Marco Arnez
Nuevo Mecenas
Familia Parra Armesto
“Gracias”
Nuevo Mecenas
Francisco Rosado
Mecenas
Vaughan Jackson
Mecenas
Vicente Guinea
Nuevo Mecenas
Juan Andrés García
Nuevo Mecenas
Angel Rodriguez Diaz
“BUEN TRABAJO. Tercer donativo que hago y seguro que no será el último. SEGUID ASÍ”
Mecenas
Enrique González
“Gracias por vuestro trabajo”
Mecenas
Javier Pozo Altillo
Nuevo Mecenas