La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Quincenalmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.
Hace diez años, en 2010, se publicó el primer estudio, basado en pruebas físicas, en el que se describía la coloración de varias especies de dinosaurios. Uno de esos dinosaurios era Sinosauropteryx. Algunos fósiles de este dinosaurio muestran una alternancia de franjas claras y oscuras en la cola. Aunque en un principio esta alternancia se interpretó como un artefacto producido al separar el molde del contramolde de la roca que contenía el fósil, ya en 2002, el paleontólogo británico Nicholas Longrich sugirió que las bandas eran demasiado regulares, y que podían corresponder a la preservación de diferentes pigmentos de las plumas del animal.
El estudio de 2010, realizado por un grupo de científicos de China, el Reino Unido e Irlanda, encontró en los fósiles restos de melanosomas, los orgánulos celulares que dan su color a las plumas en las aves modernas. En las aves modernas se observa que la estructura de los melanosomas está relacionada con su color; así se puede saber, si esa estructura se ha conservado en los fósiles, la coloración de animales extinguidos. De esta manera, el estudio confirmó que las diferencias de color entre los anillos claros y oscuros en la cola de Sinosauropteryx eran reales, y determinó que las zonas oscuras eran de color castaño o pardo rojizo. Investigaciones posteriores han revelado un patrón general de contrasombreado en el plumaje de Sinosauropteryx, con las partes superiores más oscuras y las inferiores más claras, y una máscara parecida a la del mapache en los ojos.
Sinosauropteryx vivió en el nordeste de China en el Cretácico inferior, hace unos 123 millones de años. Allí convivió con muchas otras especies de dinosaurios y mamíferos, algunas de las cuales ya han aparecido en Zoo de fósiles, como el dinosaurio venenoso Sinornithosaurus, el tiranosaurio emplumado Yutyrannus y el mamífero depredador Repenomamus. Aunque las plantas fósiles indican que la región, por entonces volcánica y salpicada de lagos, estaba cubierta de bosques, el contrasombreado de Sinosauropteryx es más útil para camuflarse en zonas abiertas, donde se recibe luz directa desde arriba. Es probable que aquellos bosques alternaran con praderas o sabanas más o menos extensas, que serían el entorno preferido de Sinosauropteryx para esconderse de los grandes depredadores.
Sinosauropteryx es un terópodo pequeño, un dinosaurio depredador bípedo de un metro de longitud y medio kilo de peso. Su cráneo es largo y estrecho. Los dientes delanteros son más finos que los traseros, que además están comprimidos lateralmente y serrados. El cuello está curvado hacia arriba, de modo que la cabeza queda más alta que el cuerpo. Los brazos son cortos, pero las manos son grandes, con tres dedos. El primer dedo es más largo y grueso. El segundo termina en una garra tan grande que el conjunto de dedo y garra es más largo que el antebrazo. La cola, con 64 vértebras, es la más larga entre los dinosaurios terópodos en relación con el tamaño del cuerpo. En uno de los ejemplares fósiles hay una región pigmentada en el abdomen que se ha interpretado como trazas de los órganos internos. También se han encontrado pigmentos oscuros en la región de los ojos de otro ejemplar.
Sinosauropteryx está cubierto por una densa capa de plumas cortas filamentosas muy simples, que en los fósiles aparecen más separadas de los huesos en las zonas donde es de esperar que hubiera más tejido muscular, como en el lomo, y más juntas en la cabeza y en el extremo de la cola. Esto confirma que se trata de plumas y no de estructuras anatómicas internas. También su longitud varía, desde los trece milímetros de las plumas que rodean los ojos hasta los 35 milímetros en los hombros y los cuatro centímetros en la mitad de la cola.
Un ejemplar fósil conserva los restos de un lagarto en su abdomen. Se trata de un lagarto corredor del género Dalinghosaurus. Animales pequeños y rápidos como este formaban parte de la dieta de Sinosauropteryx. En otro fósil se han encontrado tres mandíbulas, que se han identificado como pertenecientes a Zhangheotherium, un mamífero trepador de unos 16 centímetros de longitud, incluida la cola, dotado de un espolón, posiblemente venenoso, como el ornitorrinco; y Sinobaatar, un mamífero herbívoro de 35 centímetros de longitud.
El mismo ejemplar que se comió el lagarto tiene varios huevos en el abdomen. Como las cáscaras están intactas, no es verosímil que se los comiera también, sino que deben de ser sus propios huevos, así que el individuo era una hembra. Dos de los huevos se encuentran delante del extremo del pubis, listos para la puesta, lo que indica que estos dinosaurios, como muchos otros, ponían los huevos de dos en dos. Cada huevo mide 36 milímetros de largo y 26 de ancho.
Sinosauropteryx pertenece a la familia de los compsognátidos, que vivieron entre el Jurásico superior y el Cretácico inferior en Eurasia y Sudamérica. Esta familia no está estrechamente emparentada con las aves; hay muchas otras familias de terópodos más próximas a ellas, por lo que es muy probable que la mayor parte de los dinosaurios terópodos tuvieran plumas.
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