La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Quincenalmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.
Hace unos pocos siglos, algunos machos de nutria gigante (Pteronura brasiliensis), especie que habita en los ríos y humedales del norte y centro de Sudamérica, alcanzaban los 2,4 metros de longitud; debido a la caza intensiva a la que ha sido sometida la especie, hoy en día es muy raro encontrar ejemplares que pasen de 1,8 metros. Aun así, sigue siendo la nutria más larga del mundo, aunque no la más pesada. Este título le corresponde a la nutria marina (Enhydra lutris), que vive en las costas del Pacífico Norte, desde el Japón hasta la Baja California, en México, y alcanza hasta un metro y medio de longitud y 45 kilos de peso. En tiempos pasados, varias especies de nutria por todo el mundo competían en tamaño o incluso dejaban pequeñas a estas dos especies.
Hace unos cinco millones de años, a principios del Plioceno, varios continentes tenían sus propias nutrias gigantes. El género Siamogale vivía en China y Tailandia desde finales del Mioceno. Su nombre significa comadreja de Siam (gale significa comadreja en griego), porque los primeros fósiles se encontraron en Tailandia. La especie Siamogale melilutra, del sur de China, alcanzaba unos cincuenta kilos de peso y 1,9 metros de longitud. El cráneo de Siamogale melilutra apareció aplastado, pero se ha podido reconstruir digitalmente gracias a la tomografía axial computarizada. Era muy robusto, más parecido al de un tejón que al de una nutria; de ahí su nombre específico, melilutra, combinación de los nombres de esos dos animales en latín: meles, tejón, y lutra, nutria. Sus mandíbulas son más fuertes que las de cualquier animal viviente; esta nutria estaba especializada en el consumo de moluscos de concha dura. En los humedales boscosos donde habitaba Siamogale melilutra vivían también otros grandes mamíferos, como elefantes y mastodontes, tapires, caballos, ciervos y bóvidos.
En Norteamérica medraba Enhydritherium terraenovae, cuyos fósiles se han encontrado en California y Florida, y en Zacatecas, en el centro de México. Esta nutria está emparentada con la nutria marina, y tiene un tamaño parecido. Vivía tanto en la costa como en agua dulce, y podía desplazarse por tierra para colonizar nuevos territorios. Enhydritherium terraenovae tiene el hocico corto y las mandíbulas fuertes, con dientes adaptados para triturar alimentos duros, como crustáceos y moluscos con concha; sin embargo, los peces constituyen una parte importante de su dieta. A diferencia de la nutria marina, que se propulsa con las patas traseras, Enhydritherium terraenovae nada con las patas delanteras.
Hacia la misma época, dos especies distintas de nutrias gigantes vivían en África. En la costa oeste de Sudáfrica habita Sivaonyx hendeyi, del tamaño de un lobo, con un peso de unos cuarenta kilos. Convive con osos, focas, chacales, hienas, tigres de dientes de sable, civetas y mangostas gigantes, y un glotón del tamaño de un leopardo, Plesiogulo. Sivaonyx hendeyi es una nutria de dientes robustos, que se alimenta de peces gato acorazados, moluscos, crustáceos e incluso de huesos. Sus costumbres son probablemente menos acuáticas que las de las nutrias actuales.
Un poco más tarde, hace unos cuatro millones de años, vivió en Etiopía una nutria aún más grande, Enhydriodon dikikae, que llegaba a los dos metros de longitud y doscientos kilos de peso, el tamaño de un oso. Enhydriodon dikikae es una de las últimas especies de su género, que se extendía por Europa, Asia y África. El cráneo es grande, de hasta 25 centímetros de longitud, con hocico corto y mandíbulas anchas y robustas equipadas con fuertes caninos y grandes premolares trituradores. Esta nutria habita en ambientes abiertos áridos, como matorrales, sabanas y praderas boscosas, aunque siempre en las cercanías del agua. Allí viven también cocodrilos, hipopótamos y otras nutrias más pequeñas. La estructura de las patas de Enhydriodon dikikae indica que sus costumbres eran menos acuáticas que las de otras nutrias. Con su gran tamaño, no está muy claro de qué se alimentaba; existen varias posibilidades, como moluscos, peces gato acorazados, pequeños cocodrilos, tortugas o huevos de avestruz. No se sabe por qué se extinguió esta nutria gigante; se ha sugerido que su desaparición pudo estar causada por la competición indirecta por los mismos recursos alimenticios con los primeros homínidos.
La nutria más grande que conocemos vivió bastante más tarde, a finales del Pleistoceno, hace entre setenta mil y doce mil años, en la isla de Cerdeña. Se trata de Megalenhydris barbaricina. Esta nutria, que solo se conoce por un ejemplar incompleto hallado en una cueva en el este de la isla y descrito en 1987, alcanzaba quizá los tres metros de longitud. Tenía las mandíbulas, los dientes y las patas muy robustos. La cola está aplanada, caso único entre las nutrias; esto, junto con la estructura de las patas delanteras y la flexibilidad de la columna vertebral, indica que estaba muy adaptada para la vida en el agua, más que las nutrias actuales. No se sabe si habitaba en los ríos o en el mar; se supone que se alimentaba de moluscos y crustáceos.
Por la misma época vivían en la isla de Cerdeña otras dos o tres especies de nutrias más pequeñas. Algarolutra majori, que también vivía en Córcega, se conoce por restos muy fragmentarios; poco se puede decir de ella. Sardolutra ichnusae, una nutria de hocico ancho, cuello corto, pies grandes y cola larga, destacaba por su gran báculo, el hueso del pene. Por analogía con la nutria marina, cuyo báculo también es muy grande, se supone que esta nutria vivía y se apareaba en el mar. La tercera especie, Enhydrictis galictoides, también de Córcega y Cerdeña, es más dudosa. No está claro si era un animal terrestre o semiacuático, ni si era una nutria o estaba más emparentada con los grisones, aunque estos últimos animales, también llamados huroncitos, solo viven en la actualidad en el continente americano. Todas estas nutrias de Cerdeña, al igual que otras muchas especies de animales endémicos de las islas del Mediterráneo, han desaparecido, y muchas de esas extinciones se relacionan con la llegada del ser humano. ¡Cuánta biodiversidad perdida!
OBRAS DE GERMÁN FERNÁNDEZ:
Infiltrado reticular
Infiltrado reticular es la primera novela de la trilogía La saga de los borelianos. ¿Quieres ver cómo empieza? Aquí puedes leer los dos primeros capítulos.
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
36,3 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
Jairo Ospino Rodriguez
Mecenas
Rafa Castillejo
“Soy profesor de física y química en un instituto de enseñanza secundaria en Mijas Costa y este año he utilizado los podcasts de CienciaEs para que los alumnos hicieran exposiciones a sus compañeros sobre los temas que ellos elegían.”
Mecenas
Javier Gorriz Ortiz
Mecenas
Fidel Díaz Rodríguez
Mecenas
Anónimo
“Miles de gracias por el esfuerzo y felicitaciones a todos, en particular a la Dra Josefina Cano por sus doscientas aportaciones. Acepten un abrazo agradecido desde México.”
Mecenas
Carlos Serrano
Mecenas
Eulogio González Moreno
“Encantado de apoyaros. Realizáis unos programas estupendos.”
Mecenas
Wendy Trollope
Mecenas
Angel Manuel García Martín
Mecenas
Mauro Mas
Mecenas a través de Patreon
María Elena García Martín
Mecenas a través de Patreon
Anónimo
“Agradecido por su esfuerzo, los saludo desde México.”
Mecenas
Pilar Soler
Mecenas
Francisco Javier Gallegos Casado
Mecenas
Daniel Faba Corral
Mecenas
Marcos López Montes
Mecenas
José Luis Moreno González
Mecenas
Alvaro Vallejo
“Muchísimas gracias por tan maravilloso trabajo de divulgación. Ustedes me acompañan varias horas al día, todos los días.”
Mecenas
Juan Gomez-Cuetara
“¡Una gran programa!!! Es de agradecer que deis difusión a lo que los científicos españoles están haciendo.”
Mecenas
Alfredo Diaz Miranda
“Mi profundo y sincero agradecimiento para todos en CienciaEs pero en especial para Angel Lozano y Jorge Laborda por la esmerada labor que realizan.”
Mecenas
Jorge Valencia Jiménez
Mecenas
Anónimo
“Tarde pero sin sueño, mis admirados divulgadores. Un abrazo agradecido desde el otro lado del Atlántico.”
Mecenas
María del Carmen Colodrero
Joaquín Méndez Colodrero
Mecenas
Carlos Fernández
Mecenas
Carlos Garcia Gutiérrez
Mecenas
Marian y Miguel Ángel
“Muchas gracias por tu trabajo. La Ciencia al alcance de todos.”
Mecenas
Carlos Serrano
“Un placer cooperar un poco con su proyecto. Buen trabajo!”
Mecenas
Francisco Javier Aguilar
Mecenas
Francisco J. García Pato
Mecenas
Jesús López Tapia
“Querido Ángel. Me siento muy honrado de pertenecer a esta comunidad. Gracias por vuestro trabajo.”
Mecenas
Javier Olveira
“Gracias por seguir realizando divulgación de calidad.”
Mecenas
Sara Carrero
“Aprovecho para daros la enhorabuena por el espacio “Hablando con Científicos”, que me gusta especialmente.”
Mecenas
Mariano Redondo de la Villa
Mecenas
Javi Zumaia
“En plena era de la desinformación, vuestra labor dedicada a la divulgación científica no hace sino aportar un balón de oxígeno a todos los amantes de la ciencia.”
Mecenas