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Zoo de fósiles

La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.

Halszkaraptor, el dinosaurio cisne.

Halszkaraptor, el dinosaurio cisne. Zoo de Fósiles podcast - CienciaEs.com

Hace medio siglo, en 1970, la paleontóloga polaca Halszka Osmólska, que participó en diversas excavaciones en Mongolia en la segunda mitad del siglo XX, descubrió en el desierto del Gobi, en el sur de ese país, unos restos fósiles muy incompletos de un pequeño dinosaurio inmaduro, probablemente recién salido del cascarón, que parecía una versión en miniatura de un velocirraptor. Sin embargo, con solo unos huesos del pie y un fragmento del cráneo, su clasificación no era sencilla, aunque al menos, la gran garra en forma de hoz en el segundo dedo del pie indicaba que se trataba de un dromeosaurio, como el sinornitosaurio o el ya citado velocirraptor. Más de una década después, en 1982, Osmólska lo describió formalmente con el nombre de Hulsanpes, que significa “pie de Khulsan”, por la localidad mongola donde fue encontrado. Este dinosaurio vivió hace unos setenta millones de años en un campo de dunas habitado por lagartos, aves y mamíferos primitivos, y otros dinosaurios.

Pasaron los años, y en 2015, los paleontólogos Pascal Godefroit y Andrea Cau, del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales, en Bruselas, recibieron la visita del también paleontólogo François Escuillié, director de la empresa francesa Eldonia, que se dedica a la comercialización de fósiles originales y réplicas. El visitante quería su ayuda para verificar la autenticidad de un fósil que había llegado a sus manos tras pasar a lo largo de varios años por diferentes coleccionistas privados, primero en Japón y después en Gran Bretaña, y que había identificado como una nueva especie, desconocida hasta entonces para la ciencia. El ejemplar, que probablemente procedía del sur de Mongolia y había sido excavado ilegalmente, parecía un esqueleto prácticamente completo, del que solo se mostraba expuesto el lado izquierdo, incrustado en un bloque de arenisca. Sin embargo, sus extrañas características anatómicas y su origen incierto hacían sospechar que podía tratarse de una falsificación, una quimera formada por la unión de restos fósiles de varias especies distintas: el animal tenía cuello de cisne, alas de pingüino, patas de velocirraptor, con su garra retráctil en forma de hoz, y hocico y dientes de cocodrilo. Los científicos llevaron el fósil al Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, en Grenoble, donde los rayos X determinaron que el esqueleto continuaba en el interior de la roca y que no era una quimera, aunque algunos elementos se habían roto y vuelto a unir con pegamento, y el extremo del hocico estaba restaurado con escayola.

En diciembre de 2017, verificados el origen y la autenticidad del fósil, Cau y Godefroit, junto con Vincent Beyrand, de la Universidad de Zúrich, Dennis Voeten, de la Universidad de Upsala, Vincent Fernandez, del Museo de Historia Natural de Londres, Paul Tafforeau, del Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón, Koen Stein, de la Universidad Libre de Bruselas, Rinchen Barsbold, de la Academia de Ciencias de Mongolia, Khishigjav Tsogtbaatar, del Instituto de Paleontología y Geología de Mongolia, y Philip John Currie, de la Universidad de Alberta, publicaron en la revista Nature la descripción de la nueva especie, un pariente próximo de Hulsanpes, al que dieron el nombre de Halszkaraptor escuilliei. El nombre genérico rinde homenaje a Halszka Osmólska, y el nombre específico a Escuillié, que había proporcionado el espécimen y que después lo entregó a las autoridades mongolas.

Halszkaraptor vivió en Mongolia a finales del Cretácico, hace unos 75 millones de años. Es un dinosaurio bípedo del tamaño de un pato, o seguramente algo más grande: el esqueleto que conocemos corresponde a un joven de un año de edad. La cabeza mide siete centímetros de largo. El hocico, largo y aplanado, con forma de cuchara, está muy vascularizado; probablemente estaba dotado con órganos sensoriales muy sensibles. Cada hueso premaxilar, en el extremo de la mandíbula superior, aloja once dientes apiñados, largos y curvados, una cantidad de dientes mayor que en cualquier otro dinosaurio. En el resto de la mandíbula superior hay veinte o veinticinco dientes a cada lado, más robustos y espaciados, aplanados transversalmente y con solo la punta curvada. En la mandíbula inferior también hay entre veinte y veinticinco dientes a cada lado. Los orificios nasales están retrasados. El cuello es muy largo, constituye la mitad de la longitud total del animal. Los brazos son cortos; las patas traseras, largas y fuertes; y la cola, corta y flexible.

Halszkaraptor es un dromeosaurio, pero algo diferente de los que conocemos… Es un buen corredor, sí, pero sus características anatómicas indican que es también un animal acuático. Las cortas patas delanteras, parecidas a las aletas de los pingüinos, le sirven para nadar; el tronco se mantiene más erguido que en otros dinosaurios corredores; la cola corta hace que el centro de gravedad esté más adelantado que en otros dromeosaurios, lo que es más útil en agua que en tierra; y el sensible hocico lleno de dientes está adaptado a la detección y captura de peces. Tiene muchas similitudes con las modernas serretas, patos pescadores con el pico largo y serrado.

El clima de la región donde vivía Halszkaraptor era por entonces bastante parecido al actual, quizá algo más cálido y menos árido: campos de dunas salpicados de oasis y recorridos por ramblas. En estos oasis debía de vivir Halszkaraptor. Allí también se han encontrado ranas, cocodrilos, lagartos, mamíferos primitivos y otros dinosaurios.

¿Y su pariente Hulsanpes? A pesar de lo incompleto de sus restos, parece que también tiene algunas adaptaciones a la vida acuática, aunque era más terrestre que Halszkaraptor. Y hay una tercera especie que se ha relacionado con estas dos. Se trata de Mahakala, descubierto en 2007, que vivió unos pocos millones de años antes en el mismo lugar que Halszkaraptor, en lo que hoy es el desierto del Gobi. Mahakala lleva el nombre de una de las ocho divinidades protectoras del budismo tibetano. Se trata del dromeosaurio más antiguo conocido, y es un pequeño depredador de unos setenta centímetros de longitud, con los brazos muy cortos, que no tiene las adaptaciones para la vida acuática de sus parientes. Esta especie es importante porque nos indica que el pequeño tamaño no fue una adaptación de los dromeosaurios en el camino evolutivo hacia las aves, sino que era una característica del grupo desde sus inicios.

Estamos acostumbrados a imaginar a los dromeosaurios como ágiles depredadores terrestres, pero Halszkaraptor nos ha descubierto que su diversidad era mayor de la que creíamos.

OBRAS DE GERMÁN FERNÁNDEZ:

Infiltrado reticular
Infiltrado reticular es la primera novela de la trilogía La saga de los borelianos. ¿Quieres ver cómo empieza? Aquí puedes leer los dos primeros capítulos.

El expediente Karnak. Ed. Rubeo

El ahorcado y otros cuentos fantásticos. Ed. Rubeo


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