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Zoo de fósiles

La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.

Los primeros dinosaurios acorazados.

Tireoforos - Zoo de fósiles podcast - Cienciaes.com

Los dinosaurios acorazados forman el suborden de los tireóforos, que significa “portadores de escudo” en griego. Los tireóforos se clasifican en dos grandes grupos, los anquilosaurios, con el cuerpo cubierto por una armadura de placas óseas, como Borealopelta, del que ya hemos hablado en Zoo de fósiles; y los estegosaurios, con una doble hilera de placas o púas a lo largo del dorso, que también han tenido su episodio en este podcast. Pero conocemos unos pocos tireóforos más primitivos que no entran en ninguno de los dos grupos, lo que los paleontólogos llaman “miembros basales”.

Los tireóforos evolucionaron de pequeños dinosaurios herbívoros bípedos corredores. Aparecieron en el continente septentrional de Laurasia, que más tarde dio origen a Eurasia y Norteamérica. El tireóforo más basal que conocemos es Scutellosaurus, que vivió en Arizona durante el Jurásico inferior, hace alrededor de 196 millones de años. Scutellosaurus, cuyo nombre significa “lagarto con pequeño escudo”, era aún un herbívoro bípedo, pequeño y esbelto, de 1,30 metros de longitud, 50 centímetros de altura en las caderas y entre tres y diez kilos de peso. La cabeza es pequeña, de nueve centímetros de longitud. Los dientes frontales son anchos, y los laterales, estriados y con forma de hoja, están adaptados a la masticación de materia vegetal. Los brazos son largos, con manos grandes y garras pequeñas y puntiagudas. Scutellosaurus esta cubierto con varios cientos de pequeñas placas óseas ovaladas distribuidas en hasta diez filas paralelas a lo largo del dorso, desde el cuello hasta la cola. Algunos de estos osteodermos son planos, mientras que otros son rugosos y están recorridos por una cresta longitudinal. La cola representa dos tercios de la longitud total del animal, y servía para mantener el equilibrio al correr sobre las dos patas traseras, largas y esbeltas.

Emausaurus, que vivió en el norte de Alemania quince millones de años más tarde, representa la transición de la bipedia a la cuadrupedia. Su nombre está formado por el acrónimo de Ernst-Moritz-Arndt Universität, la Universidad de Greifswald, en el nordeste de Alemania, y por el término griego “sauros”, lagarto. Los restos de Emausaurus son bastante escasos e incompletos, pero al menos sabemos que era un herbívoro cuadrúpedo, quizá parcialmente bípedo, y que se alimentaba de vegetación baja y dura, como las grandes hojas de las cícadas y las benetitales. Medía entre tres y cuatro metros de largo, y podía pesar hasta 240 kilos. No se han encontrado suficientes osteodermos para determinar la extensión ni la disposición de su armadura.

Mejor conocido es Scelidosaurus, que vivió hace 190 millones de años en lo que hoy son las islas Británicas. De hecho, es uno de los dinosaurios completos más antiguos conocidos. Scelidosaurus, de cuatro metros de longitud y poco menos de trescientos kilos de peso, era ya principalmente cuadrúpedo, y se alimentaba también de vegetación baja. Aunque unas huellas descubiertas en 1991 en las mantañas de Santa Cruz, en el sur de Polonia, y atribuidas a Scelidosaurus o a un pariente cercano, muestran a un animal capaz de caminar sobre las patas traseras.

El nombre de este dinosaurio procede de un error. Sus primeros restos aparecieron en una cantera en los acantilados de Black Ven en la costa sur de Dorset, en el suroeste de Inglaterra. Estos fósiles llegaron a manos del coleccionista Henry Norris, que hizo llegar algunos fragmentos de huesos de las patas traseras a Richard Owen, superintendente del departamento de Historia natural del Museo Británico, que en 1959, con la intención de llamar al animal “lagarto de la pata trasera”, los bautizó con el nombre de Scelidosaurus. Pero Owen confundió los términos griegos “skélos” (σκέλος), “pierna” y “sjélis” (σχελίς), “costilla de res”, así que el dinosaurio, aunque fue descrito a partir de huesos de las patas, se llama en realidad “lagarto de la costilla”.

La cabeza de Scelidosaurus es pequeña, de unos veinte centímetros de largo, y vista desde arriba tiene forma triangular, más larga que ancha. El hocico es plano por la parte superior, y está equipado con un pequeño pico córneo. Los dientes son más largos y triangulares que en los dinosaurios acorazados más avanzados; no llegan a triturar el alimento, sino que lo desmenuzan por el frotamiento lateral entre los dientes superiores y los inferiores. Por encima de los ojos hay una pequeña cresta de hueso, y partes de la piel del cráneo y de la mandíbula inferior están osificadas. El cuello es moderadamente largo; el tronco es grueso y alargado, pero más alto que ancho. La cola es relativamente corta, no más larga que el resto del cuerpo. La columna vertebral en la zona de las caderas y la base de la cola presenta un gran número de tendones osificados que le confieren rigidez. Las patas traseras son más largas que las delanteras, como en la mayoría de los dinosaurios. Las manos, recientemente descubiertas, aún no han sido descritas. Los pies, bastante grandes y anchos, están girados hacia fuera. El primer dedo es pequeño, y los otros cuatro son robustos. Las garras, con forma de pezuña, se curvan hacia el interior.

Desde el cuello hasta la cola, a lo largo del lomo del animal, se extienden varias filas paralelas de osteodermos. En el cuello hay dos filas a cada lado; en la base del cuello son planos y muy grandes. Los primeros osteodermos, en la parte posterior de la cabeza, forman un par de escudos con tres puntas cada uno, que apuntan hacia atrás. A cada lado del cuerpo hay tres filas de grandes osteodermos ovalados, con una cresta triangular, que es más cónica en la fila más lateral. Entre estas filas hay una o dos filas de osteodermos más pequeños y aplanados. También hay osteodermos en el exterior de las patas. En la cola hay cuatro filas, una en la parte superior, otra en la inferior, y una a cada lado. En algunos ejemplares, aparecen osteodermos algo diferentes, con una espina en lugar de cresta; estos especímenes tienen también pequeños cuernos en la parte trasera de la cabeza.

También se han encontrado impresiones de la piel fosilizadas. Así sabemos que entre los escudos, la piel de Scelidosaurus está cubierta por escamas redondeadas que no se superponen, y hay también pequeños gránulos planos de hueso de pocos milímetros de diámetro. Y en 2000 salió a la luz un fósil formado por una serie de ocho vértebras de la cola en el que se ha conservado parte de la piel; en él se puede observar que los osteodermos estaban cubiertos por una dura capa de piel queratinosa.

En los últimos años se han descubierto y excavado en el centro de Argentina los restos fósiles de un nuevo tireóforo basal: Jakapil, que en la lengua puelche de las Pampas y la Patagonia significa “portador de escudo”. Jakapil es mucho más moderno que los otros tireóforos basales; más moderno incluso que muchos dinosaurios acorazados más avanzados; vivió hace unos 95 millones de años, en el Cretácico superior. Al ser tan reciente, su clasificación como tireóforo basal ha sido muy discutida: Se ha propuesto que puede ser un ceratopsio basal, pariente del famoso Triceratops, o que pertenece a un nuevo grupo de dinosaurios hasta ahora desconocido.

Jakapil es un pequeño dinosaurio bípedo. El único ejemplar conocido, que no había alcanzado la madurez, medía menos de metro y medio y pesaba unos cinco kilos. Su cráneo es corto y robusto, con el hocico estrecho y solo once pares de dientes, con forma de hoja, en la mandíbula inferior. El cuerpo está cubierto por osteodermos de al menos cinco tipos diferentes: a los lados del cuello son grandes y planos, con forma de D; en la parte superior del cuello son largos y puntiagudos, como espinas; en la garganta son gruesos y planos; en la espalda, más pequeños; y en el resto del cuerpo, ovalados. Los brazos son tan cortos que parecen inútiles, pero están bien musculados; se ignora su función. Vivía en una región desértica salpicada de oasis.

A lo largo del Jurásico y el Crétacico, los tireóforos fueron aumentando de tamaño y sus osteodermos evolucionaron en dos direcciones. Por un lado, se agrandaron para cubrir todo el cuerpo y dieron origen a los anquilosaurios. Por otro, se concentraron a lo largo del dorso en una doble hilera de placas o púas en los estegosaurios. Ambos grupos se distribuyeron por todo el mundo; los estegosaurios se extinguieron hace unos 125 millones de años, en el Cretácico inferior, mientras que los anquilosaurios sobrevivieron hasta la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, hace unos 66 millones de años.

(Germán Fernández, 26/01/2023)

OBRAS DE GERMÁN FERNÁNDEZ:

Infiltrado reticular
Infiltrado reticular es la primera novela de la trilogía La saga de los borelianos. ¿Quieres ver cómo empieza? Aquí puedes leer los dos primeros capítulos.

El expediente Karnak. Ed. Rubeo

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