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Zoo de fósiles

La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.

Los mekosuquinos, extraños cocodrilos de Oceanía.

Mekosuquinos - Zoo de Fósiles podcast - Cienciaes.com

Hace unos meses, hablando del gran varano australiano Megalania, citábamos a Quinkana, un cocodrilo de tres metros de longitud, entre los grandes depredadores australianos. A diferencia de los cocodrilos actuales, de vida acuática, Quinkana vivía y cazaba en tierra firme. Este cocodrilo apareció hace unos veintiocho millones de años, a finales del Oligoceno, y se extinguió a finales del Pleistoceno, hace unos diez mil años. Sus restos se han encontrado sobre todo en Queensland, en el nordeste de Australia. Su nombre procede de los quinkans, unos espíritus de la mitología de los aborígenes Kuku Yalanji, representados como figuras humanoides muy estilizadas, o más raramente como cocodrilos, en las pinturas rupestres de la región.

Las características más distintivas de Quinkana son su hocico, más alto que ancho, lo contrario que en los cocodrilos actuales; y sus dientes, comprimidos lateralmente, curvados y serrados. Los cocodrilos actuales tienen los dientes puntiagudos para sujetar a sus presas bajo el agua hasta que se ahogan. Pero Quinkana cazaba a la carrera, y con sus dientes serrados mordía y degarraba la carne de sus presas, igual que los dinosaurios depredadores. Aunque los restos fósiles de Quinkana son muy incompletos, se cree que tenía las patas largas y fuertes. Sin embargo, la mayor parte de los fósiles de Quinkana han aparecido en cuevas cercanas a cursos de agua; algunos paleontólogos sostienen que Quinkana era semiacuático, y que sus dientes indican simplemente que se alimentaba de presas mucho más grandes que las de los otros cocodrilos, como los enormes marsupiales del Pleistoceno.

En 1993, tras el descubrimiento en Oceanía en años anteriores de otros cocodrilos extintos semejantes a Quinkana, se creó para ellos el grupo de los mekosuquinos, con características únicas en los huesos del hocico. En un principio de los encuadró dentro de los cocodriloideos, una de las tres superfamilias de los cocodrilianos existentes en la actualidad, junto con la de los gavialoideos (los gaviales) y los aligatoroideos (aligátores y caimanes), pero en la actualidad se considera que forman un grupo aparte, situado evolutivamente entre los aligatoroideos y las otras dos superfamilias.

Los mekosuquinos fueron los cocodrilos dominantes en Oceanía durante la mayor parte de la era terciaria o cenozoica, desde su aparición hace 56 millones de años, en el Eoceno, hasta la llegada a Australia de los cocodrilos actuales en el Plioceno. Se trata de un grupo muy diverso, con cocodrilos acuáticos, terrestres, y quizá incluso arborícolas.

El mekosuquino más antiguo es Kambara, que vivió en Queensland durante el Eoceno, hace entre 56 y 34 millones de años. Sus fósiles son además de los más antiguos de la era cenozoica descubiertos en Australia. Con la cabeza aplanada, Kambara es un gran cocodrilo semiacuático de unos seis metros de largo. Como en otros mekosuquinos, la torsión del húmero es menor que en los cocodrilos actuales, lo que indica que estaban mejor adaptados al movimiento en tierra y caminaban más erguidos, con las patas bajo el cuerpo.

Ultrastenos, de dos a tres metros de longitud, vivió también en Queensland durante el Oligoceno superior, hace entre 28 y 23 millones de años. Toma su nombre, que significa “ultra estrecho”, de la estrechez de su hocico, parecido al del gavial, que se alimenta de peces. Sin embargo, Ultrastenos vivía en un ambiente de bosque abierto, con lagos y lagunas kársticos, donde no abundaban los peces; las presas principales de este cocodrilo debían de ser más bien ranas, serpientes y pequeños lagartos.

Desde el Oligoceno superior hasta el Mioceno medio, hace entre 28 y 12 millones de años, vivió en los cuerpos de agua de las selvas del norte de Australia Baru, un cocodrilo semiacuático de unos cuatro metros de longitud, de aspecto y comportamiento parecidos a los de los cocodrilos actuales.

También es del Mioceno, hace entre 16 y 12 millones de años, Trilophosuchus, un cocodrilo terrestre de metro y medio de longitud con el cráneo corto y alto decorado con tres crestas longitudinales que le dan nombre: Trilophosuchus significa “cocodrilo con tres crestas”. Los ojos, grandes, se dirigen hacia los lados. Las inserciones musculares en los huesos del cráneo indican que mantenía la cabeza más alta que el tronco, y que podía moverla con rapidez en todas direcciones. Su postura se parecía más a la de los varanos que a la de los cocodrilos actuales. Probablemente se alimentaba de pequeñas presas, como peces, tortugas, serpientes y pequeños mamíferos. Sus restos fósiles se han encontrado en Queensland.

Más reciente es Kalthifrons, que vivió en la cuenca del lago Eyre, en el sur de Australia, durante el Plioceno, hace entre cinco y dos millones y medio de años. Kalthifrons tiene un cráneo relativamente pequeño, de forma triangular; es otro cocodrilo semiacuático generalista.

También data del Plioceno Paludirex, un cocodrilo de cuatro metros de largo cuyos restos se han encontrado en Queensland. Su nombre significa en latín “rey del pantano”. El hocico de Paludirex es corto y aplanado; se trata probablemente de un cocodrilo semiacuático generalista que caza por emboscada. Paludirex, como Quinkana pervivió hasta finales del Pleistoceno, hace unos doce mil años. Fueron los últimos mekosuquinos del continente australiano. A finales del Pleistoceno, el clima de Australia se hizo más árido, y estos cocodrilos no pudieron adaptarse a las nuevas condiciones.

Aunque los mekosuquinos desaparecieron de Australia a finales del Pleistoceno, pervivieron hasta épocas más recientes en algunas islas del Pacífico. Volia era un cocodrilo de dos a tres metros de largo que vivió en Fiyi desde finales del Pleistoceno hasta principios del Holoceno. Era seguramente el superdepredador de la isla, pero fue exterminado poco despues de la llegada de los humanos, hace unos tres mil años.

El meskosuquino más reciente es también el que da nombre al grupo, Mekosuchus. El género apareció en Queensland en el Oligoceno superior, hace unos 28 millones de años. Aunque era de hábitos terrestres, y no acuaticos, aprovechando que el nivel del mar era más bajo en el Pleistoceno, fue capaz de extenderse por Polinesia saltando de isla en isla a través del mar del Coral, probablemente en balsas naturales formadas por acumulaciones de vegetación, pasando por la Isla Mayor de Chesterfield, hoy sumergida, y Nueva Caledonia, que por entonces era más extensa, hasta llegar al menos a Vanuatu.

En Nueva Caledonia se han encontrado los restos de la especie Mekosuchus inexpectatus, que se extinguió con la llegada del ser humano hace menos de cuatro mil años; quizá sobrevivió hasta hace solo 1700 años. Como en la isla existen pocos animales de gran tamaño, este cocodrilo había desarrollado dientes posteriores especializados para romper las conchas y caparazones de moluscos y crustáceos, aunque seguramente cazaba también lagartos y aves. En la isla de Éfaté, perteneciente al archipiélago de Vanuatu, vivía otra especie semejante, Mekosuchus kalpokasi, que también fue exterminada por los primeros pobladores humanos hace unos tres mil años. Fueron los últimos cocodrilos terrestres.

(Germán Fernández, 05/05/2023)

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