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Zoo de fósiles

La mayor parte de los seres vivos que han poblado la Tierra han desaparecido para siempre. Mensualmente, Germán Fernández Sánchez les ofrece en Zoo de Fósiles la posibilidad de conocer la vida de algunas de las más extraordinarias criaturas que vivieron en el pasado y que han llegado hasta nosotros a través de sus fósiles.

Los fitosaurios, falsos cocodrilos.

Fitosaurio - Zoo de Fósiles podcast - Cienciaes.com

Hace unos 55 millones de años, en el Eoceno, aparecieron los cocodrilos modernos, que han mantenido su aspecto prácticamente inalterado durante todo ese tiempo. La forma del cocodrilo es uno de los grandes éxitos de la evolución, tanto que varios otros grupos la han imitado, en lo que se llama convergencia adaptativa. Uno de esos grupos es el de los fitosaurios.

Los fitosaurios, depredadores semiacuáticos de hocico largo y cuerpo acorazado, vivieron durante el Triásico, hace entre 240 y 200 millones de años. En esa época, sus parientes los cocodrilomorfos, ancestros de los cocodrilos actuales, eran animales terrestres pequeños y gráciles, más parecidos a un galgo que a un cocodrilo.

El término “fitosaurio” es engañoso. Significa “lagarto planta”, aunque estos animales eran carnívoros. Cuando, en 1828, el médico alemán Georg Friedrich Jäger describió los restos fósiles del primer fitosaurio, confundió unos acúmulos de barro petrificado en la mandíbula con dientes de herbívoro, así que lo llamó Phytosaurus cylindricodon, “lagarto planta con dientes cilídricos”. En 1844, el paleontólogo alemán Hermann von Meyer describió una segunda especie, Belodon plieningeri, y en 1861 bautizó al grupo con el nombre de Phytosauria, los fitosaurios. En 1875, el biólogo inglés Thomas Henry Huxley describió una nueva especie, Parasuchus hislopi, y rebautizó el grupo con el nombre de Parasuchia, que significa “junto a los cocodrilos”. Pero según las normas de la nomenclatura zoológica, el nombre más antiguo tiene prioridad, así que se quedaron con fitosaurios. Hoy en día, ni el Phytosaurus de Jäger ni el Parasuchus de Huxley se consideran válidos: sus restos fósiles eran demasiado incompletos para permitir una correcta identificación, o diagnóstico, como dicen los biólogos.

Igual que en los cocodrilos modernos, también entre los fitosaurios encontramos variaciones en la forma del cráneo y el hocico según los hábitos alimentarios de las distintas especies. Como el gavial actual, había fitosaurios piscívoros, con el hocico largo y estrecho y muchos dientes cónicos semejantes; es el caso de Machaeroprosopus. Otros, como Smilosuchus, se alimentaban de presas grandes, incluso de animales terrestres que cazaban cuando se acercaban al agua a beber; tienen el hocico grande y ancho, con fuertes músculos, dientes semejantes a colmillos en la parte delantera y otros con forma de cuchilla en la parte posterior de la boca. Una tercera forma intermedia se alimentaba de presas más pequeñas.

Algunos fitosaurios tenían crestas en el hocico, como Nicrosaurus y Mystriosuchus. Aún en mayor medida que los cocodrilos, los fitosaurios estaban cubiertos de placas óseas, y tenían el vientre reforzado por la gastralia, una especie de costillas abdominales de origen dérmico que no se articulan con las vértebras y que sostienen la musculatura abdominal y las vísceras. El encéfalo, aunque más pequeño, tiene una estructura similar al de los cocodrilos.

Los fitosaurios se extendían por todo el mundo: hemos encontrado sus fósiles en Europa, la India, Tailandia, Marruecos, Madagascar, Groenlandia, Norteamérica y Brasil.

A pesar de su gran semejanza con los cocodrilos, hay algunas diferencias que permiten distinguirlos, como la estructura del tobillo, que es más primitiva en los fitosaurios que en los cocodrilos. Los fitosaurios además carecían del paladar óseo secundario que permite a los cocodrilos respirar aunque tengan la boca llena de agua. Es posible que tuvieran un paladar carnoso que cumpliera la misma función, como se supone también para muchos cocodrilos mesozoicos. La diferencia más visible es la posición de los orificios nasales: mientras que en los cocodrilos se encuentran en el extremo del hocico, en los fitosaurios están situados cerca de los ojos, o incluso entre ellos; a veces se sitúan en lo alto de un abombamiento del cráneo, lo que les permite respirar estando casi totalmente sumergidos. Los fitosaurios tienen además los dientes finamente serrados, a diferencia de la mayor parte de los cocodrilos.

Aunque casi todos los fitosaurios eran semiacuáticos, eran capaces de alzarse sobre sus patas para caminar en tierra firme, igual que los cocodrilos. Algunos habían regresado a tierra, como Nicrosaurus, de 2,5 metros, que había desarrollado patas más largas y una pelvis más fuerte; el desgaste de sus dientes indica que se alimentaba de invertebrados con caparazón duro; una cresta recorre el centro del hocico, cuyo extremo está doblado hacia abajo. Otros fitosaurios, por el contrario, se habían hecho totalmente acuáticos, como Mystriosuchus, de 4 metros de largo, que tenía las patas en forma de remo y la cola aplanada lateralmente; con el hocico largo y estrecho, con el extremo ensanchado en forma de cuchara, se alimentaba de invertebrados de cuerpo blando.

No conocemos el antepasado terrestre de los fitosaurios; incluso el género más antiguo que conocemos, Diandongosuchus, que vivió en China en el Triásico Medio, hace unos 240 millones de años, es un animal semiacuático de metro y medio de longitud, que ya se parecía a un cocodrilo pequeño y esbelto. Tiene el cráneo alargado, y dos filas de pequeños huesos dérmicos, osteodermos, a los lados de la columna vertebral, desde el cuello hasta la cola. Las patas también están cubiertas de osteodermos. Vivía en la costa y se alimentaba de peces.

Paleorhinus, que se había extendido por gran parte de Pangea hace unos 230 millones de años, ya era un animal acuático especializado de dos metros y medio de longitud. De la misma época es Angistorhinus, un gigante de siete a ocho metros de largo que vivió en lo que hoy son los Estados Unidos.

Más avanzados son Rutiodon y Smilosuchus, ambos descubiertos en los Estados Unidos. El primero medía hasta 8 metros de longitud y pesaba una tonelada. Tenía el hocico largo y estrecho, como el gavial, y se alimentaba de peces, aunque por los restos encontrados en la cavidad abdominal de algunos fósiles sabemos que tambien cazaba otros reptiles. Smilosuchus, de hasta 12 metros de largo, era el carnívoro más grande del Triásico superior, y, como ya hemos dicho, se alimentaba de grandes herbívoros.

La extinción que marca el final de la edad Carniense y el inicio de la Noriense, hace unos 228 millones de años, hizo desaparecer muchos fitosaurios. Entre los supervivientes se cuentan varios géneros endémicos de la India, como Colossosuchus, de 8 metros de largo, y Volcanosuchus, más pequeño. Los fitosaurios se extinguieron a finales del Triásico. Los últimos géneros, Redondasaurus, de los Estados Unidos, y Angistorhinopsis de Suiza, desaparecieron hace unos 200 millones de años.


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