Los mares y océanos han motivado desde siempre a los científicos. La necesidad de orientarse en un entorno cambiante nos ha hecho mirar al cielo y conocer los astros y sus movimientos, hemos creado instrumentos de navegación en los que se dan la mano arte, ciencia y tecnología, y han tenido lugar grandes expediciones científicas que han cambiado la visión del mundo y de nosotros mismos. De todo ello nos habla Manuel Díez Minguito.
La Isla de Flores, al este de Indonesia, es poco menos que un paraíso para arqueólogos. En ella tuvo lugar en 2003 el descubrimiento de uno los homínidos que más pasiones ha suscitado entre la comunidad científica: el Homo Floresiensis (el hombre de Flores), cuyos restos están datados en unos 18.000 años. Se trata de una muy robusta hembra adulta con unos 30kg de peso, capaz de cazar en grupo elefantes enanos y dragones de Komodo, y de solo un metro de altura, no más alta que una niña actual de 3 años. Por su reducida estatura, a este nuevo espécimen se le ha apodado “El Hobbit”.
Desde entonces, han tenido lugar numerosas investigaciones para determinar los orígenes de estos diminutos parientes de los humanos modernos. De hecho, recientemente, el 17 de marzo de 2010, apareció publicado en la prestigiosa revista científica Nature un artículo el cual revelaba que la presencia de homínidos en la isla de Flores se remonta hasta un millón de años atrás. Esa es justamente la edad de datación de los utensilios de piedra que en el artículo se describen y que, presumiblemente, pertenecieran a los ancestros del homo floresiensis, los cuales bien podrían ser Homo Erectus, presentes ya entonces en el sudeste asiático.
Un millón de años de antigüedad supone unos 200.000 años más que los utensilios más antiguos datados hasta la fecha. Sin entretenernos aquí demasiado, diremos que éstos últimos fueron hallados en 1968 por un misionero holandés aficionado a la arqueología llamado Theodor Verhoeven. Verhoeven estimó su edad en, aproximadamente, 800.000 años (datación que sería confirmada 30 años después) y supuso además que sus fabricantes fueron homo erectus.
Seguramente, a estas alturas del texto, ya se estén preguntando ustedes qué tiene que ver todo esto con los primeros navegantes. En realidad, los orígenes del homo floresiensis y del poblamiento de las islas indonesias y Oceanía tienen que ver, y mucho, con las primeras navegaciones de la humanidad.
En efecto, los hallazgos de estas herramientas de piedra tan sencillas demuestran la habilidad de los ancestros del homo floresiensis. Estos debieron cruzar en primitivas embarcaciones, al menos, un profundo y estrecho canal oceánico antes de llegar a la isla de Flores. Para acceder a la isla, estos homínidos tuvieron necesariamente que cruzar un estrecho de unos 20km de ancho entre las actuales islas de Bali y Lombok. Ya en el Pleistoceno, este estrecho representaba la separación geográfica más importante entre la actual isla de Flores y el sudeste asiático, e incluso se mantuvo durante los diferentes periodos glaciales que por aquel entonces tuvieron lugar, cuando el nivel medio del mar estaba mucho más bajo que el actual.
A pesar de lo estrecho del canal, tanto la fauna como la flora a ambos lados son marcadamente diferentes, consecuencia de que las especies han seguido rumbos evolutivos muy distintos. A esta separación biogeográfica natural entre Asia y Oceanía se la denomina línea de Wallace, establecida por el naturalista Alfred Russel Wallace, que, junto a Darwin, es uno de los padres de la Teoría de la Evolución. Esto significa que las tierras al Oeste de la línea de Wallace fueron ocasionalmente accesibles por grupos de homo erectus, los cuales alcanzaron las actuales islas de Sumatra, Java, o Bali a pie desde el sureste asiático. En cambio, para dar el salto al Este de la línea de Wallace y llegar, por ejemplo, a la actual Isla de Flores se hacía necesario navegar.
Escuchen ustedes cómo la ciencia nos revela a los primeros navegantes.
REFERENCIAS
- “Hobbit origins pushed back”. R. Dalton. Published online 17 March 2010 | Nature 464, 335 (2010).
- “Fission-track ages of stone tools and fossils on the east Indonesian island of Flores”. M. Morwood, et al. Nature 392, 173-176 (12 March 1998).
- “In Search of the World’s Most Ancient Mariners”. M. Balter. Science 19 October 2007: Vol. 318. no. 5849, pp. 388 – 389
- “Ancient island tools suggest Homo Erectus was a seafarer”. A. Gibbons. Science 13 March 1998: Vol. 279. no. 5357, pp. 1635 – 1637.
- “La especie elegida. La larga marcha de la evolución humana”. J.L. Arsuarga, I. Martinez.
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