El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Lavarse las manos tras tomar una decisión puede ayudar a mantener un mayor grado de objetividad y coherencia sobre lo decidido
Uno de los factores comunes a muchas culturas y religiones es el uso del agua como elemento purificador. En los países de tradición cristiana, en el acto del bautismo, lavamos a los niños y niñas nada más nacer para purificarles de un pecado original que no han cometido, pero así lo manda la tradición original. Igualmente, las abluciones, en la cristiandad como en el judaísmo o el Islam, son una manera de purificar el alma a través del lavado con agua de todo o de alguna parte del cuerpo.
Sin duda, el acto de “lavado de culpabilidad” más notorio de la historia de la civilización occidental fue el realizado por Poncio Pilato al lavarse las manos antes de la crucifixión de Jesucristo, mientras exclamaba las palabras, en latín, “inocente soy de la sangre de este justo”. Desde entonces, la expresión “me lavo las manos” se utiliza para indicar que no nos hacemos responsables de lo que pueda suceder y que nos exculpamos de antemano ante la previsible desgracia que se avecina.
Como ya he dicho en varias ocasiones, hoy ya nada queda fuera del alcance de la ciencia. Ante la universalidad del uso del agua con fines de purificación espiritual en las mayores religiones del mundo, se ha estudiado de manera científica si lavarse las manos puede disminuir realmente la sensación de culpabilidad que podemos experimentar tras la realización de algún acto poco ético. Hace unos cuatro años, estudios llevados a cabo por investigadores en psicología social indicaron que, en efecto, inducir recuerdos de malas acciones pasadas aumenta, de manera inconsciente, los deseos de lavarse las manos o de ducharse, mientras que los recuerdos de buenas acciones pasadas no producen el mismo efecto. Parece por consiguiente que nuestro subconsciente cree que los pecados o pecadillos pueden, literalmente, lavarse con agua.
Psicología de la limpieza
En línea con las anteriores investigaciones, un nuevo estudio publicado en la revista Science profundiza en las consecuencias psicológicas de lavarse las manos. En este caso, los autores no pretendían estudiar si lavarse las manos, o bañarse, consigue que nos sintamos libres de culpa, sino si logra que nos sintamos más satisfechos tras tomar una decisión.
Probablemente habrá experimentado la sensación, tras comprarse un coche nuevo, u otra cosa que le haya resultado difícil decidir comprar, de que el objeto adquirido es mejor de lo que era antes de decidir comprarlo. Es decir, el hecho de decidir comprar algo en particular, entre un conjunto de posibilidades (distintas marcas de coches, de electrodomésticos, etc.), aumenta su valor frente a las otras opciones que finalmente decidimos no comprar. Este fenómeno psicológico es bien conocido: las personas intentamos, de manera inconsciente, justificar nuestra decisión fijándonos más en los aspectos positivos de lo elegido y en los aspectos negativos de lo rechazado. Así, la marca de coche que finalmente decidamos comprar será mejor tras comprar un coche de esa marca; las otras marcas serán, en cambio, peores.
En los estudios a los que me refería arriba, los investigadores se inventaron un ingenioso experimento de psicología social en el que consiguieron que los individuos tomaran una decisión mundana, tras lo cual la mitad se lavaran las manos, y la otra mitad no, y nos informaran de lo satisfechos que, inconscientemente, se sentían con su decisión. Veamos cómo lo hicieron.
Jabón y decisión
Los investigadores organizaron un simulacro de estudio comercial en el que se pidió a cuarenta personas que eligieran 10 de entre 30 CDs musicales y los clasificaran del 1 al 10 de acuerdo a sus preferencias. Tras realizar esta tarea, se les permitió elegir, como obsequio en agradecimiento por su participación en el estudio comercial, uno de los dos CDs clasificados en 5º y 6º lugar por cada participante. Una vez ganada así la mejor voluntad de los participantes, se les rogó, a continuación, que evaluaran un jabón de baño. A la mitad de ellos se les solicitó que lo evaluaran solo por lo atractivo de su embalaje y presentación, mientras que a la otra mitad se les pidió que se lavaran las manos con él.
Tras la evaluación del jabón de estas dos maneras, los investigadores pidieron de nuevo a los incautos participantes que volvieran a clasificar los CDs del 1 al 1o. Con ello, la pregunta que pretendían responder los investigadores era si lavarse las manos podría atenuar la necesidad de justificar irracionalmente las decisiones tomadas. Si fuera así, quienes no se habían lavado las manos clasificarían el CD elegido por encima de la 5ª posición, al fijarse más en sus aspectos positivos; y al rechazado, por debajo de la 6ª, al fijarse más en sus aspectos negativos. Sin embargo, quienes se las habían lavado los clasificarían en posiciones iguales o similares a las de la primera clasificación.
Y bien, lo que sucedió fue efectivamente esto último. Es decir lavarse las manos tras tomar una decisión puede ayudar a mantener un mayor grado de objetividad y coherencia sobre lo decidido y, por tanto a un mayor grado de racionalidad. Si la mente influye sobre el estado del cuerpo, no hay duda ya de que el estado del cuerpo, al menos su limpieza, influye también sobre la mente. Lavarse las manos, por tanto, no solo ayuda a evitar contagios de catarros y gripes, sino a mantener una mente más equilibrada ¿Quién lo hubiera sospechado, además de Pilatos?
OBRAS DE JORGE LABORDA.
Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo
One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe
El embudo de la inteligencia y otros ensayos
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