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Quilo de Ciencia

El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.

El SIDA será vencido

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Como sabemos, el síndrome de inmunodeficiencia adquirida, más conocido por sus siglas, SIDA, es una enfermedad infecciosa producida por un virus que infecta a células del sistema inmune. En particular, el virus infecta a los linfocitos T más importantes para el funcionamiento de dicho sistema: los llamados linfocitos T CD4.

Cuando el virus ha conseguido matar a un número suficientemente elevado de estos linfocitos, el sistema inmune, que depende de ellos para su funcionamiento, deja de funcionar con normalidad. Esto abre la puerta a la invasión de microorganismos oportunistas, los cuales causan infecciones generalizadas, difíciles de controlar con fármacos. Igualmente, algunos tumores, normalmente mantenidos a raya por el sistema inmune, hacen también su aparición. En general, estos tumores son también producidos por infecciones víricas que ahora no pueden ser eliminadas por las células inmunes. El más conocido de ellos es el sarcoma de Kaposi, un tumor de los vasos sanguíneos. Poco a poco, la salud de la persona infectada se deteriora hasta su muerte.

Dificilísima vacuna

Se han dedicado muchos esfuerzos a producir una vacuna contra el SIDA, por el momento sin éxito. Lo que es peor, conforme se han ido comprendiendo las propiedades de este asombroso virus, que se cree apareció en la Naturaleza hace poco más de cien años por evolución a partir de virus animales, más seguro parece que resulta prácticamente imposible conseguir una vacuna eficaz.

La razón de esto reside en que el virus es un maestro del cambio y la mutación. El sistema inmune de un paciente de SIDA no se enfrenta, de hecho a un solo microorganismo, sino a una población diversa de los mismos, que cambia sin cesar a cada ciclo reproductivo, de tan solo unas horas de duración. El sistema inmune no tiene capacidad para neutralizar todas las variantes que se van produciendo, y alguna de ellas siempre es capaz de infectar a las células y seguir reproduciéndose y mutando. El virus del SIDA, en mi opinión, va por delante de nuestro sistema inmune; ha evolucionado hasta un punto en que su mecánica para infectar es más avanzada que la nuestra para defendernos de su infección.

Pero si el virus del SIDA ha sido capaz de superar las barreras de nuestro sistema inmune, debe superar otras con las que no contaba, ya que nunca antes un virus se había encontrado con ellas a lo largo de su evolución. Estas barreras son las que le opone nuestro sistema nervioso.

No me interprete mal. No quiero decir que las neuronas sean capaces de secretar sustancias antivirus del SIDA, al menos no de manera directa. Pero sí lo son de manera indirecta, al conferir al ser humano una inteligencia y tenacidad sin par en la Naturaleza.

Gracias a la inteligencia humana y a la investigación científica, en los últimos años se han sintetizado fármacos que atacan al mecanismo reproductor del virus. En particular, se han diseñado fármacos que impiden el funcionamiento de un enzima vírico absolutamente imprescindible para su reproducción: la transcriptasa inversa. Este enzima trascribe el ARN del genoma del virus a ADN, que se inserta en uno de nuestros cromosomas, desde donde dirige la formación de nuevos virus. Si la transcriptasa inversa no funciona, el virus no puede reproducirse.

Inteligencia contra mutación

Pero, como hemos dicho, el virus del SIDA es un maestro de la mutación y en presencia de estos fármacos, rápidamente se generan variantes del virus resistentes a los mismos que pueden seguir reproduciéndose. Afortunadamente, se ha comprobado que el empleo simultáneo de varios fármacos inhibidores diferentes hace muy difícil que los mutantes sean resistentes a todos a la vez. Así se han desarrollado estrategias antivíricas que combinan tres inhibidores diferentes de la transcriptasa inversa.

Pero si deseamos vencer la enfermedad definitivamente, debemos impedir su contagio. Este es el objetivo perseguido por la vacuna, la cual, como hemos dicho, parece imposible de conseguir. Sin embargo, una nueva idea, producida por el sistema nervioso de unos investigadores, sugiere que podemos conseguir una vacuna anti SIDA sin necesidad de inmunizar ¿Cómo?

Lo que estos investigadores sugieren es tratar a las personas con elevado riesgo de contagio varios fármacos antivirales antes incluso de que se contagien. Para establecerse en un organismo, el virus necesita reproducirse rápidamente los primeros días tras la infección. De hecho, es durante esos primeros días cuando una persona infectada puede contagiar la enfermedad a otra con mayor probabilidad, ya que el virus no encuentra ninguna resistencia para reproducirse, ni siquiera la resistencia, aún insuficiente, que le opone el sistema inmune.

Pero si, tras el contagio, el virus se encontrara con fármacos que le impiden reproducirse, tal vez la infección no pudiera establecerse. Sería como si la persona tuviera anticuerpos contra él, es decir, como si estuviera vacunada. Más importante aún, el posible contagio a otras personas se vería muy dificultado, al no haberse generado un número suficiente de partículas virales que permitan una transferencia eficaz de las mismas por vía sexual a otras personas.

Esta estrategia de “vacuna farmacológica” está ya siendo estudiada en poblaciones de riesgo. Por el momento, los resultados son muy prometedores, lo que sugiere que si se consigue la voluntad y el tesón suficientes, y el dinero necesario para producir fármacos antivirales de forma masiva, el SIDA podrá ser erradicado en una o dos décadas. ¿Será el sistema nervioso humano lo suficientemente sabio como para lograr lo que su sistema inmune no puede?


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