El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Los babuinos distinguen palabras de grupos de letras que no lo son
Entre las muchas cualidades que nos hacen humanos una de ellas, sin duda, es la que está llevando a cabo en este mismo instante: la capacidad de leer, absolutamente fundamental para la comunicación humana y el mantenimiento de la civilización tal y como la conocemos. A pesar de los avances en las nuevas tecnologías, seguimos comunicándonos con nuestras viejas conocidas, las letras, colocadas en un orden determinado. Las nuevas tecnologías no han acabado con el vocabulario, bien al contrario, han hecho patente lo mucho que es necesario para que podamos continuar siendo humanos.
Los biólogos saben hoy, sin embargo, que la capacidad de leer no ha podido surgir de repente. Muchas cualidades que parecían ser solo propias del ser humano están presentes también en nuestros amigos los animales, aunque lo hagan con menor intensidad. Una de ellas, por ejemplo, es la capacidad para identificar y tal vez hasta de disfrutar de la música, que hasta las cacatúas poseen. ¿Sucede lo mismo con la lectura?
Algunos estudiosos han definido la lectura como la capacidad de pronunciar las palabras, de saber identificarlas frente a grupos de letras que no lo son, y de conocer el significado de las palabras y de un texto. Aunque algunos animales, como los loros, pueden pronunciar palabras o incluso frases enteras, no parece que sean capaces de leer. Sin embargo, la capacidad de identificar las palabras frente a grupos de letras que no lo son tal vez esté al alcance de algunos de los animales más inteligentes, como los primates. Esta capacidad implicaría diferenciar el orden de las letras en las palabras frente al orden de las mismas u otras letras que no las forman. De existir esta capacidad en primates, supondría que nuestros ancestros posiblemente también la poseían, lo que posiblemente facilitaría el surgimiento y evolución del lenguaje escrito en nuestra especie.
LA LETRA CON COMIDA ENTRA
Para averiguarlo, un grupo de investigadores en la universidad de Aix-Marseille, en Francia, han estudiado si seis babuinos, primates de la sabana africana, eran capaces, en cautividad, de aprender palabras escritas en inglés y diferenciarlas de aquellos grupos de letras que no forman palabras en dicho idioma. Para llevar a cabo este estudio, se colocaron pantallas táctiles de ordenador en urnas de metacrilato (para protegerlas de la excesiva curiosidad de los babuinos, que podrían dañarlas), las cuales contaban con un agujero por el que los babuinos podían tocarlas introduciendo la mano.
Tras mes y medio de aprendizaje, los babuinos demostraron que eran capaces de identificar palabras de cuatro letras en inglés y diferenciarlas de otros grupos de cuatro letras que carecían de sentido en ese idioma. Esto lo fueron aprendiendo tocando sobre la pantalla del ordenador bien una cruz, cuando identificaban una palabra, bien un óvalo, cuando se trataba de un sinsentido. Si su elección era correcta, los animales recibían una pequeña porción de alimento como recompensa. Conforme los animales iban aprendiendo palabras, otras nuevas se iban introduciendo en la serie. De este modo, los investigadores comprobaron que los seis babuinos, dependiendo de sus cualidades individuales (parece que los babuinos también difieren grandemente en su capacidad intelectual), lograron aprender entre 81 y 308 palabras en inglés y distinguirlas de entre más de 7.000 grupos de cuatro letras que no formaban palabras.
ORDEN Y LÓGICA
Pero los babuinos demostraron más que eso. A fuerza de aprender palabras, su mente extrajo sus reglas lógicas de formación, implícitas en el orden de las letras. Enfrentados a dos grupos de cuatro letras desconocidas, que jamás habían visto, los babuinos elegían con mucha mayor probabilidad el que formaba una palabra correcta. Los animales habían deducido qué características en el orden de las letras y en su frecuencia eran propias de las palabras correctas y utilizaban ese conocimiento para adivinar si un grupo de letras desconocido formaba una palaba correcta o no. Por ejemplo, no elegían casi nunca el grupo “lkjh”, ya que carece de vocales y, por consiguiente, no puede ser una palabra, ni siquiera en inglés.
Estos resultados, publicados en la revista Science, tienen importantes implicaciones para comprender cómo pudo surgir la escritura y la lectura. Hasta este estudio se creía que el lenguaje hablado guiaba de alguna forma la adquisición del lenguaje escrito durante el aprendizaje. Sin embargo, estos estudios sugieren que la lectura no tiene mucho que ver con el lenguaje hablado, sino que involucra regiones cerebrales que procesan imágenes, no sonidos, y distinguen las diversas cualidades y forma de los objetos, en este caso de las letras.
Como la lectura y la escritura se inventaron hace solo unos 5.000 años, los investigadores concluyen que las áreas cerebrales implicadas en la identificación de las palabras no ha podido evolucionar para esos propósitos en tan corto periodo de tiempo. Al contrario, las áreas cerebrales presentes ya en nuestros ancestros y empleadas para distinguir objetos o rostros se han utilizado también para elaborar la forma de letras y signos en distintos lenguajes, para combinarlos en un orden lógico, y para distinguir las combinaciones de los mismos que forman las palabras, como han hecho los babuinos del estudio. Es solo más tarde cuando sonidos y letras se asocian en nuestras mentes para atribuir un mismo significado a una palabra escrita (imagen) o hablada (sonido).
Como siempre nuestros primos los primates no dejan de aportar importantes conocimientos sobre nosotros mismos, con la ayuda de la investigación científica.
OBRAS DE JORGE LABORDA.
Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo
One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe
El embudo de la inteligencia y otros ensayos
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