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Quilo de Ciencia

El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.

Hambre contra el cáncer

El ayuno puede cooperar con la quimioterapia para impedir el crecimiento tumoral

El sentido común nos indica que aquellas normas de conducta comunes a todas las culturas humanas deben poseer algún sentido universal. Algunas investigaciones en antropología también argumentan que la sacralización de las normas, es decir, hacerlas dependientes de la autoridad religiosa, y no de la civil, es un método para reforzar las más importantes o beneficiosas para la sociedad y para el individuo. Esta hipótesis explicaría también normas religiosas aparentemente absurdas, como la de las vacas sagradas de la India. La economía de las culturas indias primitivas dependía hasta tal punto de la vaca que matarla para comérsela en “épocas de vacas flacas” conducía a la ruina y muerte casi aseguradas. Para evitar caer en la tentación de matar al sustento familiar, la vaca se convirtió en sagrada, mantienen algunos estudiosos.

Una conducta humana universal, hasta el punto de ser universalmente sacralizada por las religiones, es el ayuno. Numerosas religiones establecen que debe seguirse al menos un periodo, en ocasiones largo, de ayuno cada año. Como todo el mundo no puede ser estúpido, ni todos los dioses estar equivocados en el mismo asunto, es claro que el ayuno debe de reportar algunos beneficios, aunque para conseguirlos haya que vencer a una tentación diaria disfrazada de hambre.

Estos beneficios han quedado confirmados en esta era de la ciencia en la que vivimos, incluso si muchos siguen aferrados a oscuras vacas sagradas. El ayuno, en efecto, reporta importantes beneficios para la salud, que incluyen una menor incidencia de cáncer, de enfermedades cardiovasculares y, por supuesto, de diabetes. La resistencia a la insulina típica de la diabetes de tipo 2 se ve, en general, mejorada por la pérdida de peso subsecuente a una restricción de la ingesta y a un aumento del ejercicio físico. Además, numerosos estudios con diversas especies de animales de laboratorio, desde gusanos a simios, han demostrado que la restricción calórica alarga la vida. Incluso el ayuno diario intermitente, comer un día sí, y otro, no, se ha revelado beneficioso en animales de laboratorio, y también en estudios preliminares con algunos voluntarios humanos, si es que puede llamarse simplemente humanos, y no héroes, a los voluntarios para estudios científicos.

ADAPTACIÓN Y CÁNCER

Por supuesto, los beneficios para la salud deben tener alguna razón, la cual, forzosamente, debe encontrarse en los efectos que el ayuno causa en nuestra células. Estas deben adaptarse a la disminución de nutrientes modificando su metabolismo o su estado celular como, por ejemplo, inhibiendo la reproducción, la cual, en esas condiciones, no sería posible y conduciría a la muerte de la célula. En todo caso, esas adaptaciones generan ventajas a largo plazo.

Las investigaciones sobre los efectos del ayuno a nivel celular y molecular han conducido, a su vez, al descubrimiento de que no todas las células reaccionan de la misma manera frente al ayuno. Las células normales parecen resistir bien una total ausencia de nutrientes por breves periodos de tiempo, y adaptan su metabolismo a esta situación, pero no así las células cancerosas. Estas han sufrido errores genéticos que las han programado de manera irreversible a reproducirse sin freno, para lo que necesitan un continuo aporte de nutrientes. Por esta razón, las células cancerosas no resisten bien ni siquiera breves periodos de tiempo molecularmente desnutridas.

Pero si la desnutrición puede ser una estrategia adecuada para eliminar células cancerosas, dejando vivas a las normales, en los ensayos de laboratorio, algo bien distinto sucede en el organismo. Aquí, los periodos de ayuno no suponen un problema inmediato para las células, que utilizarán reservas en forma de glucosa y de grasas almacenadas en el hígado o el tejido adiposo. No parece que podamos matar de hambre al cáncer, pero ¿podríamos retrasar su crecimiento de este modo?

MÁS GRACIAS A MENOS

Esta pregunta es la que intentaron responder un grupo de investigadores estadounidenses, italianos y alemanes, dirigido por el Dr. Valter Longo, quienes han publicado sus resultados en la revista Science Translational Medicine. Estos investigadores observaron que el ayuno disminuía de manera significativa la velocidad de crecimiento de tumores mamarios en ratones de laboratorio. Un ciclo de dos periodos de 48 horas de ayuno separados por 8 días de alimentación normal redujo la talla de estos tumores al 50% de la de los animales alimentados normalmente.

Ante estos resultados, los investigadores se preguntaron también si el ayuno podría aumentar los efectos de tratamientos quimioterapéuticos. En efecto, así fue, y de manera espectacular. Ayuno y quimioterapia combinados redujeron la velocidad de crecimiento a solo un 25% de la normal, incluso en el caso de tumores metastáticos, los más difíciles de tratar.

Pero, ¡cuidado!, los ratones no son seres humanos. Por el momento, no contamos con evidencias de que algo similar a lo que sucede con los ratones de laboratorio suceda con los seres humanos. Recordemos que los ratones de laboratorio han sido curados de cáncer numerosas veces, de varias formas, sin que eso haya podido reproducirse siempre en los pacientes. Serán necesarios años de investigación hasta desarrollar una estrategia eficaz contra el cáncer a base de una combinación de quimioterapia y ayuno controlado. No obstante, es una esperanza más, y una esperanza barata, además, bien ajustada a la realidad de este tiempo de ayuno económico que vivimos.

OBRAS DE JORGE LABORDA.

Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo

One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe

Adenio Fidelio

El embudo de la inteligencia y otros ensayos

Las mil y una bases del ADN y otras historias científicas

Se han clonado los dioses.


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