El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Sentirnos en control puede protegernos frente a la depresión
Creo que la idea que nos hacemos de la naturaleza de las enfermedades afecta profundamente al modo en el que las abordamos o intentamos prevenirlas. Evidentemente, no es lo mismo creer que la tuberculosis está causada por respirar malos aires, que causada por una infección: en el primer caso, intentaremos evitar los malos efluvios, contaminación, etc.; y, en el segundo, evitaremos entrar en contacto con personas contaminadas y procuraremos vacunarnos. Lo acertado o no de nuestras creencias afectará al éxito o fracaso de nuestros esfuerzos por evitar la enfermedad.
En mi opinión, si ha habido un conjunto de enfermedades que ha sido y todavía sigue siendo mal comprendido por la sociedad es el de las enfermedades mentales. Estas se han atribuido a diversas causas, que van desde posesiones diabólicas a cambios en los humores (fluidos) corporales (de ahí la expresión estar de mal o de buen humor). El pasado 10 de octubre se celebraba el día mundial de la salud mental. Tal vez por ese motivo, la revista Science ha publicado una sección especial dedicada a una de las enfermedades mentales más prevalentes en los tiempos de crisis que corren: la depresión.
Como en el caso de otras enfermedades, la idea que nos hagamos de la depresión y de sus causas será fundamental para abordarla o intentar prevenirla. Este es un aspecto que la publicación de Science trata con particular atención. Cada uno de nosotros muestra mayor o menor susceptibilidad a contraer gripes, catarros, o infecciones, en general. Esta idea forma parte integral de la sabiduría popular. La ciencia nos revela que esta susceptibilidad depende de la eficacia genética de nuestro sistema inmune, y del entorno más o menos higiénico en el que podamos vivir. Nadie parece dudar de que lo anterior es cierto.
FACTORES DE DEPRESIÓN
La depresión no es una enfermedad infecciosa; sin embargo, aunque muchos no lo crean, todos mostramos también mayor o menor susceptibilidad a caer deprimidos. Esto depende, en primer lugar, de las variantes de algunos genes que hayamos heredado. Variaciones en los genes que fabrican determinados neurotransmisores afectarán a nuestro estado de ánimo, según los fabriquen correctamente o en cantidades inadecuadas. Lo que es peor: estas variaciones génicas influirán en la manera en que el entorno nos afectará. Si este no es muy propicio, algunos genes nos defenderán frente a la posibilidad de caer deprimidos (al igual que variantes de genes del sistema inmune podrían defendernos frente a la posibilidad de ser infectados en un ambiente insano) pero otros menos eficaces aumentarán la probabilidad de que nos deprimamos (al igual que sucede también con algunos genes del sistema inmune).
Sabemos que incluso si nuestro sistema inmune no es perfecto, las vacunas ayudan a prevenir enfermedades infecciosas. No sucede lo mismo con la depresión. Desgraciadamente no podemos vacunarnos contra ella con una simple inyección. No obstante, la investigación científica está desvelando cada día con mayor claridad los factores que pueden desencadenar o protegernos de esta enfermedad y este conocimiento puede ser utilizado como si fuera una vacuna para prevenirla. ¿Cuáles son estos factores?
Y bien, dichos factores se podrían clasificar en dos tipos: los inevitables y los evitables. Los inevitables (a día de hoy) son, como ya hemos mencionado, las variantes de algunos genes que hayamos heredado que participan en el funcionamiento del sistema nervioso. Sin embargo, aun inevitables, estos factores pueden modularse con el empleo de fármacos.
Los factores evitables son los que dependen del entorno en el que vivamos, que tal vez podemos cambiar en alguna medida para evitar deprimirnos. Por ejemplo, el entorno educativo en el que pasamos nuestra infancia puede afectar al desarrollo de la depresión cuando adultos. Un nivel de estrés adecuado permitirá aprender y desarrollar estrategias de control frente a él que nos protegerán de la depresión. Un estrés demasiado intenso, abusos en la infancia, podrán conducir a la llamada indefensión aprendida (el niño aprende la idea errónea de que nada puede hacer para cambiar las cosas), lo que potenciará la depresión presente o futura.
UN BUEN AMBIENTE
En este sentido, se ha demostrado que ciertos factores psicosociales asociados con la resistencia a la depresión incluyen buenos profesores preocupados por el desarrollo integral de sus alumnos, y personas que sirven de modelo a seguir. También un historial de superación, de progreso a lo largo de la vida, puede protegernos de los efectos de malos tiempos futuros sobre la depresión, como igualmente lo hace estar enfocado en desarrollar determinadas habilidades (como por ejemplo habilidades deportivas o intelectuales), el fomento del altruismo, el compromiso de lucha por una causa valorada, la capacidad de aprender de situaciones difíciles, y la atención adecuada a la salud corporal, en particular a la cardiovascular.
Recientemente se ha comprobado que la manera en que aprendemos a tomarnos los acontecimientos adversos también afecta a nuestra capacidad de resistencia a deprimirnos. Si nos sentimos impotentes ante ellos, la depresión probablemente se desencadenará, pero si aprendemos a hacerles frente, a tomar iniciativas para controlarlos, a actuar de alguna manera, estaremos protegidos. Determinados programas psicológicos aprovechan estos conocimientos para conseguir lo que podríamos llamar vacunas mentales contra la depresión.
La ciencia sigue aportando conocimientos sobre nosotros mismos que mejorarán nuestras vidas y las nuestros familiares y amigos. Algo por lo que animarse, a pesar de los negros tiempos que nos rodean.
OBRAS DE JORGE LABORDA.
Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo
One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe
El embudo de la inteligencia y otros ensayos
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