Las calificaciones escolares son dependientes de los genes

Uno de los factores que más influencia ejercen en nuestro destino es la educación. La educación es la mayor intervención familiar y social en la vida de los niños; es una de las mayores preocupaciones de los padres y es, igualmente, uno de los fines sociales que más gasto conlleva, ya que muchos países (no así España) invierten en ella más del 6% del PIB. El éxito o fracaso durante el periodo educativo dirige a cada cual por caminos bien diferentes de la vida. ¿Qué los determina?

No creo equivocarme si digo que, en general, la mayoría opina que el éxito académico depende, sobre todo, de un buen entorno educativo y del esfuerzo personal. Al fin y al cabo, uno no aprende matemáticas si nadie se las enseña y si no se esfuerza en aprenderlas. Aunque cualidades como la inteligencia son importantes, no lo son todo, y ni mucho menos fijan hasta donde podemos llegar. Incluso la inteligencia puede mejorarse con esfuerzo y dedicación y, por ello, poco tiene aquí que decir la genética: las calificaciones escolares no se heredan. Parece razonable, por tanto, pensar que las diferencias en el éxito académico dependen, sobre todo, del ambiente formativo, por lo que es necesario asegurar una verdadera igualdad de oportunidades educativas.

Sin embargo, como afortunadamente viene siendo cada vez más habitual, las opiniones deben siempre ser contrastadas con estudios serios y rigurosos, y abandonadas si así lo aconsejan los resultados obtenidos en los mismos. Investigadores del King College de Londres y de varias universidades de EE.UU. y Rusia abordan esta interesante cuestión de manera científica e intentan averiguar hasta qué punto el ambiente educativo es determinante del éxito académico. Para ello, analizan las calificaciones obtenidas por 13.306 gemelos idénticos en el Test General de Educación Secundaria, un examen que todos los estudiantes del Reino Unido deben superar al terminar el periodo obligatorio de educación, a los 16 años de edad. Los resultados han sido recientemente publicados en la prestigiosa revista Proceedings.
El estudio de gemelos idénticos es importante porque estos han heredado las mismas variantes de todos los genes. Por esta razón, si alguna característica depende fuertemente de estas variantes es de esperar que ambos gemelos la posean por igual. Si, al contrario, la característica en concreto no depende de los genes, mostrará claras diferencias entre los dos gemelos. Por ejemplo, características muy dependientes de los genes son la altura y el color de los ojos, y es cierto que los gemelos idénticos (no así los hermanos mellizos) poseen el mismo color de ojos y la misma altura. Esto, sin embargo, no sucede entre hermanos no gemelos.

Igualdad de oportunidades

Volviendo a las calificaciones del examen, ¿son acaso más similares entre los hermanos gemelos que entre los demás?

Los resultados de los estudios mencionados indican, en efecto, que los hermanos gemelos obtienen calificaciones mucho más similares entre sí que las de hermanos no gemelos. Esto indica que las calificaciones escolares son dependientes de factores psicológicos y cognitivos que, a su vez, dependen en gran medida de los genes. ¿Cuáles son estos factores?

Los investigadores analizan varios de los que se sospecha su dependencia de la herencia genética. Entre ellos, por supuesto, incluyen la inteligencia, pero también otros elementos importantes para tener éxito en los estudios, como la eficacia y orden personales, el estilo de la personalidad de cada cual (introvertido o extrovertido, por ejemplo), así como la presencia de problemas de comportamiento social.
Según los datos obtenidos, la herencia genética explica nada menos que el 62% de las calificaciones en las materias más importantes: lengua, matemáticas y ciencias. En otras palabras, de 100 parejas de gemelos, 62 obtienen calificaciones muy similares. De hecho, la concordancia genética en este aspecto es incluso superior a la concordancia genética obtenida en los factores de personalidad considerados en el estudio, incluida la inteligencia: las buenas o malas calificaciones parecen depender de los genes en mayor extensión que la misma inteligencia.

Las conclusiones de este trabajo son doblemente interesantes. Además de revelarnos el sorprendente hecho de que los resultados académicos y, en consecuencia, el mayor o menor éxito en la vida, dependen en gran medida de los genes de cada cual, estos datos permiten concluir que, a pesar de que el nivel de inteligencia es el factor heredable más importante, otros factores, también dependientes de los genes, colaboran con ella para elevar entre todos el grado de dependencia genética de la vida académica de cada cual.

Como siempre que un estudio científico puede venir a tambalear nuestras ideas preconcebidas, conviene reflexionar sobre sus implicaciones. Los autores comentan que sus resultados invitan a preguntarse cómo debe conseguirse una verdadera igualdad de oportunidades educativas. Tal vez la igualdad no consista en ofrecer a todos el mismo ambiente educativo e idénticas oportunidades, ya que esto, contrariamente a lo supuesto hasta ahora, tendrá el pernicioso efecto de exacerbar y manifestar con más fuerza las diferencias genéticas de cada cual. En cambio, tal vez la verdadera igualdad educativa se consiga creando ambientes pedagógicos adaptados a cada persona, que potencien las diferentes cualidades genéticas de cada una con el objetivo de formar adultos deseosos y capaces de contribuir a la sociedad con lo mejor de sí mismos, lo que sería un paso importante para vivir casi tocando la felicidad.

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