El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
A pesar de su importancia en las cocinas de más de medio mundo, el origen del pan no es conocido con certeza. Los primeros restos de pan que se descubrieron en yacimientos arqueológicos de Europa y el sudeste de Asia datan del Neolítico, una era prehistórica que comienza hace unos 10.500 años y que se caracteriza por el descubrimiento y la diseminación de la agricultura y la ganadería. Estos hallazgos hicieron suponer a los arqueólogos que el pan se inventó solo tras el inicio de la agricultura y, por tanto, es como máximo tan viejo como esta.
Sin embargo, otros hallazgos no concuerdan con esta idea. En el sudeste de Asia, región en la que los ancestros silvestres de algunos cereales domesticados, como el trigo o la cebada, siguen existiendo de forma natural, un grupo de investigadores descubrió que los pueblos que habitaban esa región ya producían harina a partir de dichos cereales hace alrededor de 23.000 años, es decir, en el Paleolítico. La práctica de recoger semillas y machacarlas rudimentariamente con piedras para convertirlas en harina parece, de acuerdo con estos datos, ser muy antigua. La generación de harina es, evidentemente, requisito indispensable para fabricar pan, pero hacer harina no implica necesariamente que se fabricara pan por aquella época.
Pan y progreso.
No obstante, este y otros hallazgos condujeron a algunos a defender la idea de que el pan ya se fabricaba, si no hace 23.000 años, sí antes de que se descubriera la agricultura.
Un grupo de arqueólogos, entre los que participan dos científicas españolas, Amaia Arranz Otaegui, actualmente en la Universidad de Copenhague, y Lara González Carretero, actualmente en la Universidad de Londres, han descubierto restos de pan en un yacimiento arqueológico llamado Shubaiqa 1, localizado en el noreste de Jordania, donde habitó un pueblo primitivo denominado Natufian. De acuerdo con los estudios realizados, los restos datan de hace entre 14.600 y 11.600 años, es decir, de al menos tres a cuatro mil años antes del inicio de la agricultura en esa región del planeta.
Estos nuevos descubrimientos tal vez no ayuden a curar enfermedades o a desarrollar nuevas tecnologías de la información, pero pueden ayudar sin duda a que respetemos y valoremos más lo que hace miles de años nuestros ancestros hicieron, aun sin saberlo, para impulsar el desarrollo de la Humanidad. Lo fabuloso es que lo que hagamos hoy, incluso también sin saberlo, puede tener un efecto similar en el futuro.
Referencia: Amaia Arranz-Otaegui et al. Archaeobotanical evidence reveals the origins of bread 14,400 years ago in northeastern Jordan. www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.1801071115
Más información en el Blog de Jorge Laborda.
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