El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Hoy pocos dudan de que el mundo se ha internado por un camino del que no se ve fácilmente la salida. Vivimos tiempos no de una, sino de múltiples crisis: la crisis climática, la económica y financiera, la de los plásticos, la superpoblación, la extinción masiva de especies… (incluye aquí tu tipo de crisis favorita). Debido a estas múltiples crisis, algunos científicos han comenzado a analizar si el actual curso que lleva la Humanidad es viable. Muchos concluyen que no, y que de continuar cómo vamos, o incluso si variamos el curso, pero no con suficiente decisión y valentía, lo que nos espera es el colapso de la civilización. Este colapso se perfila como un punto final ineluctable de no tomar serias medidas. Pocos se atreven a predecir si sucederá pronto o tarde, aunque también pocos dudan que sucederá.
Es necesario considerar una gran cantidad de factores para comprender por qué y cómo una civilización puede colapsar y desaparecer. Como todo, para abordar esto de manera seria, es necesario hacerlo de manera sistemática y controlada, es decir, científica. Por esta razón, puede ya afirmarse hoy que algunos científicos han iniciado una nueva rama de la ciencia: la colapsología (aunque este no es todavía su nombre oficial), dedicada al estudio de los factores que condujeron al colapso de antiguas civilizaciones, con el objetivo de extraer conclusiones válidas sobre los factores que podrían causar el colapso de nuestra civilización.
Dos apuntes son necesarios para entender mejor las razones de esta nueva ciencia, y su urgencia. El primero es que vivimos hoy en un mundo tan interconectado e interdependiente que no es ya posible decir que la Humanidad está compuesta por varias civilizaciones o culturas desconectadas, como sucedió en la antigüedad. Esto implica que el colapso de la única civilización en la que ya vivimos supondría el colapso del mundo entero, tal y como lo conocemos. El segundo apunte necesario para comprender esta ciencia es que la colapsología no se limita a investigaciones arqueológicas para desvelar las razones que han podido llevar a la desaparición de una u otra civilización en el pasado. Gracias a la informática, los científicos pueden ahora generar modelos de ordenador donde incluir los datos de las investigaciones arqueológicas en forma de complejas ecuaciones para intentar capturar los diferentes factores que pueden conducir al colapso de las civilizaciones y, lo que es más crítico, evaluar su importancia relativa, ya que no es lo mismo una crisis alimentaria que una social. Jugando con las ecuaciones de diferentes modelos informáticos, los científicos intentan predecir si determinados factores pueden acelerar el curso hacia un potencial colapso o, al contrario, evitarlo.
Sin embargo, son numerosas las incógnitas a las que esta ciencia naciente debe hacer frente. Para empezar, ¿cómo definimos el colapso de una civilización? ¿Supone este la muerte de la mayoría de su población?, ¿la pérdida de identidad del sistema?, ¿la simplificación extrema de la complejidad social de la que hoy disfrutamos y que permite la extrema diversificación de bienes producidos y de servicios ofrecidos?
La definición objetiva de lo que supone el colapso de una civilización es evidentemente fundamental si pretendemos modelizarlo por ordenador para analizar los factores capaces de causarlo o de prevenirlo. Para definirlo, solo disponemos de los datos relativos al colapso de antiguas civilizaciones, como la de la Isla de Pascua, el imperio Romano de occidente, el imperio Maya o la enorme ciudad asiática de Angkor, que alcanzó una extensión diez veces mayor que la del París actual.
Civilizaciones poco robustas
De acuerdo con estos datos, parece que una de las características que acompañan al colapso de todas las civilizaciones es una disminución de la complejidad social, así como una pérdida de conocimiento tecnológico propio de cada civilización. Sin embargo, esta pérdida es más una consecuencia que una causa. Los estudios indican que, en cuanto a las causas del colapso, estas pueden ser muy diversas y van desde grandes catástrofes, pasando por cambios climáticos que afectan el rendimiento de las cosechas, a un aumento de la complejidad que no puede ser mantenida. Por ejemplo, en el caso de la ciudad de Angkor se cree que el sistema de conducción de agua llegó a ser tan complejo y de tan difícil mantenimiento que sus habitantes la abandonaron.
Otra de las constantes que aparecen tanto en los modelos de ordenador, como en el caso de datos reales de antiguas civilizaciones, es que los colapsos de estas no son repentinos, sino resultado de un proceso de degeneración que puede durar siglos. Averiguar si este proceso ha comenzado en nuestro caso puede ser importante para tomar medidas inmediatas encaminadas a detenerlo, si sabemos cómo hacerlo.
En todo caso, estos estudios confirman lo que ya se sabía: las sociedades son sistemas complejos cuyo funcionamiento reposa sobre ciertos pilares fundamentales. Si estos fallan, el sistema puede dejar de funcionar. Esto es menos probable que suceda si el sistema es robusto, es decir, si cuenta con mecanismos de reparación y sustitución de componentes fallidos, de modo que un malfuncionamiento no se traduzca en inoperancias inmediatas. Un ejemplo sería disponer de sistemas que aseguren el funcionamiento de la red eléctrica, a pesar de las averías que puedan producirse, ya que de ella dependen hoy la práctica totalidad de las comunicaciones y el propio sistema económico y financiero. Un sistema robusto, que, no obstante, no siempre funciona, es la Justicia, la cual suele necesitar del concurso de varios tribunales jerarquizados para asegurar su eficacia. Si alguno comete un error es posible acudir a otro, hasta llegar al Supremo.
Sin embargo, a medida que los sistemas se hacen más complejos y dependen de más y más componentes, o de componentes más sofisticados, su robustez disminuye. Cada vez hay menos personas con el conocimiento necesario para hacer funcionar correctamente esos sistemas. Las sociedades se hacen más vulnerables. Descubrir esas vulnerabilidades y su peso relativo en el posible colapso futuro será una ardua tarea. Otra, aún más ardua, será conseguir que una vez descubiertas los responsables políticos mundiales escuchen y comprendan a los científicos. ¿Será este otro factor que nos conducirá al colapso?
Referencia:
https://www.science-et-vie.com/science-et-culture/theorie-de-l-effondrement-notre-civilisation-peut-elle-vraiment-disparaitre-49692. Science et Vie. June 2019.
Más información en el Blog de Jorge Laborda.
Obras de divulgación de Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen I. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen II. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen III. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen IV. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen V. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen VI. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen VII. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen VIII. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen IX. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen X. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen XI. Jorge Laborda
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Una Luna, una civilización. Por qué la Luna nos dice que estamos solos en el Universo
One Moon one civilization why the Moon tells us we are alone in the universe
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