El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Una de las ideas tal vez más sorprendentes y difíciles de admitir para muchos es que el concepto de enfermedad depende en numerosos casos de los tiempos y de la cultura en la que nos encontremos inmersos. Un buen ejemplo son las enfermedades mentales. La mitad de la población del mundo será diagnosticada con una u otra enfermedad mental a lo largo de su vida. Ante la magnitud epidémica de estos datos, cabe preguntarse si todas las enfermedades mentales son en verdad enfermedades, o si solo son consideradas como tales en el momento social actual y a la luz de los conocimientos científicos actuales. Algunos científicos se preguntan por qué nuestro cerebro está diseñado de tal manera que nos hace vulnerables, normalmente infelices y desgraciados, en lugar de estar diseñado para hacernos fuertes y felices. Las respuestas que se están proponiendo para esta pregunta tienen mucho más que ver con los genes y la evolución humana que con factores filosóficos o religiosos.
Durante le evolución de la nuestra y de otras especies, sentirse deprimido de acuerdo con las circunstancias fue “descubierto” como un mecanismo de supervivencia, basado, por supuesto, en el funcionamiento de ciertos genes que eran trasmitidos a los descendientes por los supervivientes de cada generación. Un grave problema en la actualidad es que nuestra sociedad se ha convertido en un sistema tan complejo y tan exigente que solo muy pocos consiguen los objetivos buscados. Nuestro cerebro no ha podido evolucionar a la velocidad que lo ha hecho nuestra “civilización”.
Parece, por tanto, que tenemos buenas razones para experimentar emociones negativas, y no solo sentirnos deprimidos, sino también ansiosos o temerosos. Estas emociones negativas pudieron ayudar a la supervivencia de nuestros ancestros y a aumentar sus probabilidades de reproducción. La evolución de nuestra especie no condujo a hacernos más felices, sino a que nuestros genes pudieran sobrevivir y ser así “felices” ellos, no nosotros.
Las consideraciones anteriores, y otros datos que no tenemos tiempo de analizar en profundidad aquí, aconsejan una revisión sobre el concepto de enfermedad mental. ¿Cuáles de ellas se deben a defectos en procesos mentales normales y cuáles son solo signos de aviso que intentan conseguir una mejor supervivencia de nuestros genes? Sentir dolor no es una enfermedad, es solo una señal de que algo va mal y debe ser remediado. ¿No podría suceder lo mismo con condiciones, como la ansiedad, la depresión y otras condiciones tenidas por patológicas?
Las enfermedades mentales, al menos muchas de ellas, pueden ser solo manifestaciones de procesos seleccionados durante nuestra evolución.
Referencia:
Raldoph Ness (director, Center for Evolution and Medicine, Arizona State University). Good reasons for bad feelings. Insights from the Frontier of Evolutionary Psychiatry. ISBN: 9780241291085. February 19, 2019.
Más información en el Blog de Jorge Laborda.
Obras de divulgación de Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen I. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen II. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen III. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen IV. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen V. Jorge Laborda
Quilo de Ciencia Volumen VI. Jorge Laborda
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