El quilo, con “q” es el líquido formado en el duodeno (intestino delgado) por bilis, jugo pancreático y lípidos emulsionados resultado de la digestión de los alimentos ingeridos. En el podcast Quilo de Ciencia, realizado por el profesor Jorge Laborda, intentamos “digerir” para el oyente los kilos de ciencia que se generan cada semana y que se publican en las revistas especializadas de mayor impacto científico. Los temas son, por consiguiente variados, pero esperamos que siempre resulten interesantes, amenos, y, en todo caso, nunca indigestos.
Hace unas semanas, un equipo de investigadores británicos y alemanes ha identificado los restos fósiles de un gran bosque húmedo que hace unos 90 millones de años se encontraba situado en el continente antártico, cerca de lo que hoy es el polo sur. Se cree que el nivel de los océanos era entonces unos 170 metros más elevado que el actual, y la temperatura media en los trópicos alcanzaba los 35ºC, cuando hoy solo supera por poco los 18ºC.
La primera evidencia de la existencia de un bosque húmedo encontrada por los investigadores fue en 2017, a partir de las extracciones realizadas en el lecho marino del Mar de Admunsen, localizado al oeste del continente, cerca de la desembocadura del glaciar Pine Island. Es este el glaciar que más rápidamente se está fundiendo debido al calentamiento global y al que se debe el 25% de la pérdida de hielo en el continente antártico.
Los investigadores extrajeron los llamados núcleos de sedimentos. Estos son secciones cilíndricas extraídas mediante perforación con tubos diseñados para esta labor de las zonas sedimentadas que se han ido formando durante millones de años en diferentes partes del planeta.
Durante los análisis preliminares de los núcleos de sedimentos extraídos, los investigadores identificaron una zona claramente diferente por su coloración de las zonas inmediatamente encima y debajo de esta. Esto atrajo la atención de los investigadores, que decidieron analizar con mayor detalle la composición de esa zona del núcleo de sedimentos.
Los científicos utilizaron la técnica de tomografía computarizada, también utilizada en la adquisición de imágenes médicas con fines diagnósticos. El análisis reveló una intrincada red de restos de raíces, polen, esporas, flores… Los científicos pudieron incluso identificar estructuras propias de las células de las plantas.
Estos datos indican que la costa oeste de la Antártida fue, hace 90 millones de años, mucho más cálida que hoy y albergaba un bosque de naturaleza similar a los que en la actualidad pueblan Nueva Zelanda. Otros análisis permitieron determinar que la temperatura media de esa zona, situada entonces a solo unos 800 km al norte del polo sur, era de unos 12ºC, mucho más elevada que la temperatura actual de una zona a similar distancia del polo sur. Los análisis revelan también que esa alta temperatura era debida al elevadísimo contenido en CO2 de la atmósfera. Mientras estudios anteriores habían determinado que el contenido de CO2 era de unas 1.000 partes por millón (ppm, que hay que comparar a las 415 ppm actuales), los autores de este trabajo indican que era aún mas elevada, de unas 1.120 a 1.680 ppm.
Estos estudios muestran la enorme potencia del CO2 para calentar el planeta. Es claro hoy que si este gas se acumula en la atmósfera en una cantidad suficiente podría llegar incluso a fundir todo el hielo de la Antártida. Los científicos se proponen también estudiar qué es lo que causó el dramático enfriamiento del planeta que acabó por congelar al continente antártico.
Referencia:
Johann P. Klages et al. Temperate rainforests near the South Pole during peak Cretaceous warmth. Nature volume 580, pages81–86(2020). https://www.nature.com/articles/s41586-020-2148-5
Jorge Laborda, 28 de abril de 2020
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