Un artículo en la revista Proceedings de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos, realizado por un grupo de investigadores del Instituto Weismann, en Israel, estima la biomasa de los mamíferos terrestres, a los que la especie humana pertenece. La biomasa animal es la cantidad de masa viva que suman los individuos de una especie, o de una clase de animales. Se puede suponer igual a la suma total del peso de todos los animales.

Los investigadores deciden utilizar una combinación de métodos que conciertan la recopilación de datos de campo sobre la abundancia de cientos de especies de mamíferos y una serie de propiedades que afectan a la abundancia de cada especie de esta clase de animales.

Los primeros se refieren a solo el 6% de las especies de mamífero existentes, es decir, solo el 6% de la biomasa total ha sido estimada mediante un método de contaje, más o menos preciso. Estos datos de campo son a continuación sometidos a un análisis mediante inteligencia artificial que tiene en cuenta las propiedades específicas que afectan a la abundancia de los mamíferos en diferentes ecosistemas. Este análisis les permite inferir con una confianza aceptable cifras de biomasa cercanas a la realidad para el 94% de especies de mamíferos que carecen de datos de campo.

Triste panorama.

Los investigadores revelan que la biomasa total de todos los mamíferos salvajes de la Tierra es de 22 megatoneladas, es decir, 22 millones de toneladas. Solo el seis por ciento de las especies acumulan el 55% de la biomasa total, es decir, 12 MT. Son las especies ricas en biomasa. La primera de ellas, sorpresa, es el ciervo americano. La segunda, el jabalí. El elefante africano solo ocupa la tercera posición, y el canguro gris, la cuarta.

En consecuencia, el 94% de las especies solo suma unas 10 MT de biomasa. Los elefantes, aunque son solo los terceros de la lista de los más masivos, suponen el 8% del total de la biomasa de los mamíferos. En comparación, los antílopes artiodáctilos (los que tienen un número par de pezuñas) suponen casi la mitad de esas 22 MT, mientras que los perisodáctilos (con un número impar de pezuñas), suponen solo el 1%. Por otra parte, los primates suponen un 4% de la biomasa. Los carnívoros suponen, finalmente, solo un 3% de la biomasa total de los mamíferos.

La biomasa estimada para los mamíferos marinos supera a la de los terrestres y se calcula en unas 40 MT. El 60 % de esta biomasa es aportada por las diversas especies de ballenas que aún sobreviven.

¿Cuál es la biomasa de la Humanidad? La Humanidad, ella sola, acumula ya 390 MT de biomasa, es decir, más de seis veces la biomasa del resto de los mamíferos, terrestres y marinos, juntos.

A esta enorme cantidad de biomasa hay que añadir la biomasa acumulada por los animales de granja y domésticos, que los investigadores estiman en 630 MT, o sea, más de diez veces la cantidad de biomasa de todos los mamíferos salvajes.

De este modo, animales domésticos y Humanidad acumulan alrededor del 95% de toda la biomasa de los mamíferos del planeta.

Para que veáis de un plumazo lo dramático de la situación, podéis acceder a una representación gráfica de la distribución de la biomasa de los mamíferos elaborada por los autores del artículo referido, que encontraréis en la página Web de Quilo de ciencia.

¿Es demasiado tarde?

La cantidad de vida animal que el planeta puede sustentar, es decir, la biomasa animal, es directamente dependiente de la cantidad de energía procedente del Sol que es capturada y transformada en vida por las plantas. Sin energía, no hay vida. Pues bien, alrededor del 95% de la energía capturada para sustentar la vida en el planeta es utilizada en este momento de la historia terrestre por la Humanidad y por los animales que esta destina a su compañía y a su alimentación.

El planeta se nos ha quedado pequeño a los humanos que seguimos, no obstante, empeñados en crecer y engordar, haciéndole con ello un enorme daño. ¿Hasta cuándo podrá la Naturaleza soportar la continuada agresión que le infligimos?

Una reflexión de los autores del artículo referido antes menciona que no debemos dejarnos engañar por los documentales del National Geographic o similares. Estos nos muestran un mundo paradisiaco, de exuberantes junglas, bellísimas islas, interminables planicies, en el que los animales salvajes parecen llevar una vida sin demasiadas interferencias por parte de los seres humanos. Pues bien, los datos recopilados en el estudio referido demuestran que eso no son sino fake news, o fake impressions, un bulo que, de ser creído, acabará por conducirnos a destruir las pocas esquinas de vida salvaje que aún sobreviven en el apartamento urbano en que la Humanidad ha convertido al planeta Tierra.

Obras de Jorge Laborda.

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