Desde abril de 1995, el profesor Ulises nos ha ido contando los fundamentos de la ciencia. Inspirado por las aventuras de su ilustre antepasado, el protagonista de la Odisea, la voz de Ulises nos invita a visitar mundos fascinantes, sólo comprendidos a la luz de los avances científicos. Con un lenguaje sencillo pero de forma rigurosa, quincenalmente nos cuenta una historia. Un guión de Ángel Rodríguez Lozano.
¡Pobres bacterias! Qué habrán hecho para que las maltratemos con antisépticos, desinfectantes, antibióticos y otras armas por el estilo cuando lo cierto es que no se merecen la mala fama que tienen.
Bien mirado, somos un saco de bacterias. Por cada célula de su cuerpo usted lleva siempre consigo una media de 10 bacterias. Las decenas de billones de células humanas están en franca minoría frente a los centenares de billones de bacterias que colonizan cada centímetro cuadrado de su piel, sus ojos, su boca, su nariz o su intestino. Abultan menos por el simple hecho de que son mucho más pequeñas que las células humanas.
Como seres vivos, somos producto de la íntima colaboración entre células humanas y bacterias. Ni nuestro complejo organismo puede vivir sin las bacterias, ni muchas bacterias pueden vivir fuera de nuestro organismo.
Cuando la comunidad bacteriana de nuestro intestino se deteriora por un prolongado tratamiento con antibióticos, por la ingestión de alimentos contaminados o por estrés, el equilibrio entre bacterias beneficiosas y patógenas se altera y aparecen molestias: diarrea, dolor de estómago, etc.
Si sacamos a las bacterias del cómodo, templado y húmedo ambiente en el que viven dentro de nosotros, la mayoría mueren. Los investigadores han intentado extraer, para su estudio, las distintas especies de bacterias que viven en el intestino pero, aunque las intentan mantener en condiciones ideales para su desarrollo, tan sólo han logrado que prospere un uno por ciento.
Sin bacterias no podríamos digerir totalmente los alimentos, no podríamos disponer de sustancias útiles para el metabolismo -un buen ejemplo es la beta-alanina que protege a los músculos contra el envejecimiento-, nos faltarían vitaminas esenciales y nuestro sistema de defensa tendría mucho más trabajo porque las propias bacterias nos defienden de sus congéneres menos recomendables.
Por supuesto, entre las bacterias hay de todo: microorganismos que proporcionan beneficios a cambio de vivir en un ambiente seguro, agradable y con alimento en abundancia, enemigos declarados y bacterias que sólo son perjudiciales cuando, en determinadas condiciones, predominan por encima de otras especies.
Lo dicho, tienen una fama inmerecida y Ulises ha decidido ser su abogado defensor. (Escuchar a Ulises).
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