Desde abril de 1995, el profesor Ulises nos ha ido contando los fundamentos de la ciencia. Inspirado por las aventuras de su ilustre antepasado, el protagonista de la Odisea, la voz de Ulises nos invita a visitar mundos fascinantes, sólo comprendidos a la luz de los avances científicos. Con un lenguaje sencillo pero de forma rigurosa, quincenalmente nos cuenta una historia. Un guión de Ángel Rodríguez Lozano.
Ulises y un científico hablan hoy de las distintas formas de contaminación. Como no podía ser menos, Ulises ha pedido ayuda a una colaboradora poco convencional, pero experta en el tema: la ratita presumida. Su charla se complementa con la entrevista a Victor de Lorenzo, un científico del Centro Nacional de Biotecnología que investiga con bacterias genéticamente modificadas para luchar contra la contaminación por metales pesados.
Las muchas formas de contaminación.
Toda sustancia fuera del lugar que naturalmente le corresponde es un contaminante. Lo mismo da que se trate de algo útil o no, si está en el lugar equivocado producirá un desequilibrio que puede beneficiar a unos o dar la vida a otros. Las ratas son un buen ejemplo de lo segundo, han sacado partido a los desperdicios que genera la ciudad para vivir a sus anchas. Son las reinas de las cloacas y vertederos. Por eso Ulises ha pedido su ayuda como expertas en la materia.
Contaminación acústica
El ruido es otra clase de polución, es contaminación acústica. Se mide en decibelios, una de esas unidades que despista al que la escucha porque su escala no es lineal sino logarítmica, es decir, que crece mucho más deprisa de lo que aparenta. Un ruido de 20 decibelios (db), por ejemplo, es diez veces más intenso que uno de 10 db. He aquí unos ejemplos que ayudan a comprender la escala: El ruido de la caída de las hojas es de unos diez decibelios, en una casa tranquila no suelen superarse los 30 db, en un atasco de tráfico, el ruido de los motores y bocinas puede alcanzar los 80 db (este nivel comienza a producir efectos en nuestro organismo, uno de ellos es el mal humor), y algunos trabajos superan ampliamente lo permisible, las personas que trabajan con martillos neumáticos, por ejemplo, pueden llegar a soportar 120 db a un metro de distancia. Tengan en cuenta que la exposición continua a mas de 90 db ya puede provocar pérdidas de audiciónContaminación atmosférica
La polución atmosférica se suma a la contaminación con una verdadera cohorte de agentes nocivos. Un atasco de tráfico es un lugar ideal para respirar ozono, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, partículas, etc. Cada uno de esos compuestos tiene su propia forma de actuar. Los óxidos de nitrógeno, por ejemplo, se produce en las cámaras de combustión de los motores de los coches porque la temperatura es muy elevada y al mismo tiempo que se quema el combustible también se “quema” algo del nitrógeno atmosférico. En el proceso se producen óxidos de nitrógeno que son expulsados a la atmósfera por los tubos de escape y, al mezclarse con el vapor de agua del aire, se convierten en ácido nítrico. Los vientos se encargan de transportar estos ácidos hasta lugares lejanos y vuelven a caer a la tierra arrastrados por una lluvia más ácida de lo normal. Los compuestos del nitrógeno no son los únicos componentes de la lluvia ácida, a ellos se unen los compuestos de azufre expulsados en fábricas y centrales térmicas.
Contaminación por metales pesados
Otro tipo de contaminación es el creado por metales que en condiciones normales están mineralizados, es decir, combinados formando compuestos minerales inertes que no son peligrosos. Sin embargo, cuando esos metales son liberados a la naturaleza como producto de desecho de la minería o de las fábricas, se convierten en contaminantes peligrosos y muy difíciles de eliminar, porque, a diferencia de otros contaminantes, éstos no se pueden descomponer en sustancias más simples. Estos metales contaminan el suelo y las aguas, son absorbidos por las plantas y pueden pasar a los animales que las consumen y a las personas provocando serios problemas de salud.
Un equipo formado de investigadores del Centro Nacional de Biotecnología, CNB, liderados por el microbiólogo Víctor de Lorenzo, llevan años trabajando en una forma de retirar los metales pesados de los suelos y aguas contaminadas. Para lograrlo han introducido en el genoma de la bacteria R. eutropha MTB un gen que las convierte en verdaderos acumuladores de metales pesados, especialmente cadmio. Las pruebas de laboratorio llevadas a cabo hasta la fecha muestran cómo las plantas de tabaco utilizadas en el experimento son capaces de crecer, pese a la abundancia de metales pesados en el suelo, mientras que plantas testigo, crecidas en el mismo suelo pero sin bacterias recombinantes, mueren en poco tiempo. Don Víctor de Lorenzo cuenta cómo funcionan este tipo de bacterias limpiadoras.
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