La Naturaleza nos sorprende cada instante con multitud de fenómenos que despiertan nuestra curiosidad. La Ciencia Nuestra de Cada Día es un espacio en el que Ángel Rodríguez Lozano nos incita a mirar a nuestro alrededor y descubrir fenómenos cotidianos que tienen explicación a la luz de la ciencia.
El ser humano es radiactivo por naturaleza, sin necesidad de recurrir a circunstancias extraordinarias, como la explosión nuclear que transformó a "Radiactivo-man" o "El Hombre Radiactivo" en protagonista de algunas de las historietas de los Simpson.
Si tenemos que hablar de "Seres radiactivos" sólo tenemos que hacernos una fotografía. Todos nosotros lo somos en mayor o menor medida, pero no se preocupen, es natural. El cuerpo humano es radiactivo por el simple hecho de estar compuesto de materia y la materia siempre tiene un porcentaje, aunque sea muy pequeño, de sustancias que emiten radiactividad.
La radiactividad se produce cuando el núcleo de un átomo se hace inestable y estalla en pedazos. En ese estallido diminuto, salen despedidos pedazos más pequeños a gran velocidad: electrones (se conocen como partículas beta), neutrones, núcleos de helio (partículas alfa), otros núcleos más grandes que pueden, a su vez, ser radiactivos y radiación electromagnética (rayos gamma). Cuando eso sucede, decimos que el átomo se desintegra. Esos pedazos y la radiación generada pueden destrozar moléculas orgánicas a su paso y, por esa razón, cuando su número es muy grande -no es el caso habitual- pueden producir daños irreparables en los organismos.
El cuerpo humano contiene una pequeñísima proporción de átomos radiactivos. He aquí algunos de ellos:
Carbono-14. Sabemos que el carbono compone la mayor parte de nuestro cuerpo. Entre los átomos de este elemento hay varios isótopos, es decir átomos de carbono que contienen distinto número de neutrones. El carbono normal, denominado carbono-12, es el más abundante y no es radiactivo, pero, junto a él, suele haber pequeñas cantidades de un isótopo que tiene dos neutrones más: el carbono-14. Éste sí es radiactivo.
Los átomos de carbono 14, se crean constantemente en la atmósfera por acción de los rayos cósmicos y se van desintegrando poco a poco, la mitad se desintegra cada 5730 años, pero, como la producción es continua, en la atmósfera hay siempre una cantidad más o menos constante. Las plantas lo incorporan a sus tejidos y nosotros lo absorbemos a través de la comida. Uno de cada 10.000 millones de átomos de carbono de nuestro cuerpo es radiactivo.
Uranio-238. En el cuerpo humano hay uranio, no el utilizado para fabricar las bombas (uranio-235), no obstante, el que tenemos también es radiactivo, aunque de muy baja actividad. Se calcula que cada uno de nosotros lleva unos 90 microgramos de uranio 238 en el cuerpo, que producen entre 3 y 5 desintegraciones por segundo.
Potasio-40. El potasio es un elemento muy importante en las células y músculos. Se calcula que, por cada 100.000 átomos de potasio normal, una docena son radiactivos. Una persona de 70kg contiene unos 140 gramos de potasio, de los cuales 0,017 gramos son radiactivos. Parece poco, pero, esa pequeñísima cantidad produce del orden de 266.000 desintegraciones cada minuto.
Plomo-210. Es un producto de la desintegración de uranio, así pues, como tenemos uranio también tenemos a sus hijos. Si, además, respiramos humo de cigarrillos, ya sea activa o pasivamente, incorporamos una pequeña ración adicional de átomos de plomo 210 a nuestros pulmones.
Torio-232. Está presente en el cuerpo en muy pequeñas cantidades y, al desintegrarse, genera radio-226 y radio-228, dos isótopos más a añadir a la lista de sustancias radiactivas que todos llevamos. El radio suele estar presente en al agua que bebemos.
Tritio-3. Se produce, como el carbono-14, por efecto de los rayos cósmicos sobre la atmósfera y, al respirar, lo acogemos en nuestros cuerpos.
La lista es mucho más larga, si se tienen en cuenta todos los subproductos que se generan en cada desintegración. Una persona normal experimenta unas 300.000 desintegraciones cada minuto de su vida. Tranquilícese, a pesar de lo abultado de la cifra, se trata de una radiactividad muy pequeña que es absorbida por los tejidos corporales sin problemas.
Un dato curioso: en un experimento se pudo comprobar que el hombre es, por término medio, más radiactivo que la mujer. Al parecer, se debe a que el potasio-40 se acumula preferentemente en los músculos y los hombres suelen tener mayor masa muscular que las mujeres. Por supuesto, a efectos prácticos, esa diferencia es despreciable.
Ya lo ven, todos somos "seres radiactivos".
La emisión de radiactividad, concretamente la emisión de partículas alfa y beta, se traduce en la trasformación de un elemento químico en otro. Más arriba hemos mencionado el Plomo 210 como un subproducto de la desintegración del Uranio. Lógicamente, la cadena completa de desintegración contiene muchos otros elementos antes de acabar en un producto estable, como pueden comprobar en el siguiente esquema: (Serie de desintegración del Uranio 238)
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