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Hablando con Científicos

El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.

Red del Espacio Profundo. Viajero 1 llamando a Tierra.

A finales de marzo de 1979, la humanidad tenía un conocimiento muy reducido de los cuerpos celestes que pueblan el Sistema Solar. Aparte de la Tierra, tan sólo se habían observado con detalle Mercurio, La Luna, Marte y sus dos pequeños satélites, Fobos y Deimos. Las sondas espaciales Pionner (Pionero) 10 y 11 habían cruzado el Cinturón de Asteroides y visitado Júpiter proporcionando vistas inéditas del planeta gigante, pero eran las primeras naves de exploración de los planetas lejanos y no estaban equipadas para observaciones de calidad. De los planetas exteriores sólo se tenían unas pocas imágenes que, más que resolver dudas, habían incrementado la carga de incógnitas.

Aquel mes de marzo todo comenzó a cambiar. Una nueva sonda espacial equipada con la más moderna tecnología, de nombre Voyager o Viajero 1, se aproximaba a Júpiter y una segunda, idéntica, el Viajero 2, la seguía no muy lejos. Eran naves extrañas, su aspecto en nada se asemejaban a los estilizados vehículos espaciales de las películas de ficción, a simple vista, cada una de ellas parecía un feo rompecabezas de barras metálicas acopladas a una antena parabólica de 3,7 metros de diámetro. Dos largos brazos emergían detrás del plato de la antena en direcciones opuestas; uno soportaba a tres generadores nucleares de electricidad y el otro una plataforma con instrumentos científicos.

En la Tierra tres grandes complejos de telecomunicaciones, situados estratégicamente en Goldstone, Estados Unidos, en Canberra, Australia, y en Robledo de Chavela, España, esperaban las débiles señales que mostrarían a la humanidad imágenes inéditas de aquellos lejanos mundos. El conjunto de estaciones forma el Deep Space Network o Red del Espacio Profundo creada por la NASA para comunicarse con las naves que se aventuran por el inmenso vacío interplanetario. Los lugares no habían sido escogidos al azar, para superar las dificultades que plantea la rotación de la Tierra y asegurar una comunicación continua con las naves espaciales, había que construir tres estaciones separadas entre sí 120 grados de longitud, de esa manera, cuando una nave se oculta tras el horizonte en una estación, otra toma el relevo.

Por aquellos tiempos, la estación de Robledo de Chavela contaba, entre otras instalaciones, con una enorme antena de 64 metros de diámetro que ya había probado su extraordinario poder para captar las débiles señales enviadas por los Pioneros, el segundo de los cuales se acercaba a Saturno. El seguimiento de los Viajeros 1 y 2 a su paso por las cercanías de Júpiter fue un reto por el gran volumen de información que proporcionaron. Cuando las dos naves completaron su paso por Júpiter, se había duplicado el número de mundos conocidos por la humanidad. A las decenas de nuevos satélites hubo que añadir sorpresas inesperadas en los ya conocidos: las cámaras del Viajero 1 grabaron la erupción de un volcán en Ío y revelaron la existencia de ríos de lava que serpenteaban humeantes sobre la superficie amarillenta cargada de azufre. Europa, otra de las lunas de Júpiter, mostró una superficie helada que hizo soñar con mares subterráneos de agua líquida en los que podría habitar vida extraterrestre. Alrededor del Planeta Gigante unos tenues anillos se entrelazaban entre sí de forma caprichosa. El Sistema Solar había cobrado un dinamismo fascinante.

Año y medio después, el Viajero 1 llegaba hasta las regiones gobernadas por Saturno. El primer encuentro fue Titán, el más grande y enigmático de los satélites. Las imágenes revelaron un cuerpo anaranjado cubierto por una atmósfera de nitrógeno poblada de espesas nubes de metano y etano. Después del acercamiento a Titán fueron llegando las imágenes de Mimas, Dione y Rhea y, tomadas desde más lejos, las de Iapetus, Hyperión, Foebe, Tethys y Enceladus, aunque estas últimas serían mejoradas durante el paso de la nave gemela, Viajero 2, que llegaría al sistema de Saturno unos meses después. Cuando abandonaron Saturno, los Viajeros habían descubierto 17 nuevos mundos, cuyas imágenes tan sólo ahora están siendo superadas en calidad gracias a la sonda espacial Cassini.

Después de pasar junto a Saturno, la sonda espacial Voyager 1 puso rumbo hacia las estrellas. En estos momentos vaga por el vacío cósmico y se ha convertido en el artilugio espacial que más se ha alejado del planeta que lo diseñó. Para captar las debilísimas señales que envía, las enormes instalaciones del Deep Space Network tuvieron que ser adaptadas en la década de los 80. La antena más grande de la estación de Robledo de Chavela fue ampliada hasta alcanzar los 70 metros de diámetro y se mejoró el poder de captación de la señal en un 59%. Gracias a su extraordinaria sensibilidad, el Viajero 1 aún se comunica con la Tierra. Ya se encuentra más allá que todos los planetas conocidos, incluso más lejos que los nuevos planetas enanos descubiertos más allá de Plutón. En el 2004 cruzó la heliosfera, una inmensa burbuja donde las partículas del viento solar reducen drásticamente su velocidad, en agosto de 2006 superó cien veces la distancia que separa la Tierra del Sol y actualmente se acerca a la última frontera: aquella en la que termina el reino del Sol y gobiernan las lejanas estrellas.

Hoy, en Hablando con Científicos, hemos visitado las instalaciones de la estación de NASA en Robledo de Chavela, guiados por Juan Gallardo, oyente y colaborador de cienciaes, que trabaja en el departamento de desarrollo de software de la estación. A la sombra de enormes antenas que miran al Cosmos, hemos entrevistado a Pablo Pérez Zapardiel, Director del complejo de comunicaciones, quien, junto a Juan Gallardo, habla para todos ustedes de las impresionantes instalaciones que el Deep Space Network de la NASA tiene muy cerca de Madrid para el seguimiento de las naves que viajan por el Espacio Profundo.


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