El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Esther Pons es egiptóloga y conservadora del Departamento de Antigüedades egipcias del Museo Arqueológico Nacional, participa en las excavaciones del Yacimiento Arqueológico de Oxirrinco, a 190 Km al sur de El Cairo, Egipto. En Hablando con Científicos, Esther Pons nos guía en un viaje en el tiempo hasta el antiguo Egipto con el apoyo de una exposición titulada “Tutankhamón. La Tumba y sus tesoros”.
La historia que les contamos tiene varios capítulos. El primero comienza hace más de 3.300 años, cuando un niño de nueve años de edad sube al trono del país más poderoso de la Tierra: Egipto. El padre de Tutankhamón fue el poderoso Akenatón o Ajenatón, considerado el primer monoteísta por haber convertido al dios Atón en el único dios del culto oficial del Estado, en perjuicio de Amón y toda su cohorte de dioses. La esposa de Akenatón fue la bella y poderosa Nefertiti.Una de las ventajas de contar con las momias de Tutankhamón, Akenatón y Nefertiti es que se han podido realizar estudios de ADN que han aportado nuevos datos sobre la ascendencia del faraón-niño. Los análisis han revelado que su padre fue, efectivamente, Akenatón, pero su madre no fue la bella Nefertiti sino una hermana del faraón que habría ocupado el puesto de segunda esposa.
Tutankhamón no brilló por sus grandes hazañas, no vivió lo suficiente como para hacer obras importantes como su padre, sin embargo, durante su reinado eliminó el culto a Atón y devolvió a la sociedad egipcia sus creencias ancestrales, representadas por Amón.
Tutankhamón murió a los 18 años por causas que se desconocen. Los estudios realizados a la momia mediante tomografía computerizada han revelado que su salud era precaria, tenía una lesión grave de rodilla, una dolorosa necrosis ósea y malaria. Aunque hubo tiempos en los que se pensó que podría haber muerto envenenado, los análisis lo descartan y dejan claro que cualquiera de esas enfermedades pudo haber precipitado su muerte. La prematura desaparición del faraón cogió a sus súbditos por sorpresa, cuando aún no tenían preparada una tumba digna de él, y se vieron obligados a buscar un lugar que, a todas luces, fue escogido de forma precipitada. Por esa razón, la tumba no tiene las dimensiones de otros faraones, algo que tal vez favoreció el olvido e hizo que sus tesoros quedaran ocultos hasta el siglo pasado.
El segundo capítulo de la historia tiene lugar 32 siglos más tarde, cuando, después de buscarla infructuosamente durante varios años, el arqueólogo Howard Carter descubrió los escalones que llevaban a la tumba de Tutankhamón en noviembre de 1922. Cuando traspasó la entrada sellada de la tumba, Carter descubrió un tesoro de tal magnitud y belleza que ha pasado a la historia como uno de los capítulos más extraordinarios de la arqueología.
La exposición “Tutankhamón. La Tumba y sus Tesoros”, que se puede visitar hasta finales de octubre en el pabellón 12 de la Casa de Campo de Madrid, recrea la tumba del faraón tal y como la vio Howard Carter en el momento del descubrimiento. Allí se pueden admirar los sarcófagos de maderas nobles y metales preciosos, las tres cámaras funerarias, las camas, las vasijas, el carro de guerra, las armas y joyas reconstruidos con todo detalle. Algunos de esos objetos los reproducimos en nuestra galería de imágenes.
Hoy, en Hablando con Científicos, Esther Pons Mellado nos cuenta cómo era la tumba de Tutankhamon en el momento de su descubrimiento, las vicisitudes por las que tuvo que pasar Howard Carter para encontrarla y cómo fue la vida de este faraón menor que se ha convertido en el más famoso de la historia de Egipto.
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