El conocimiento científico crece gracias a la labor de miles de personas que se esfuerzan, hasta el agotamiento, por encontrar respuestas a los enigmas que plantea la Naturaleza. En cada programa un científico conversa con Ángel Rodríguez Lozano y abre para nosotros las puertas de un campo del conocimiento.
Cuando nos hacemos un análisis de sangre y observamos la lista de sustancias, con sus respectivas concentraciones, que se han detectado; cuando se analiza el agua para determinar si hay sustancias contaminantes; cuando se estudia la composición de un alimento para conocer su calidad o cuando la agencia antidopaje estudia si un atleta ha utilizado sustancias prohibidas, nos da la impresión de que el análisis de esas sustancias es algo rutinario y fácil de hacer. La realidad es muy distinta, cada molécula que se analiza está mezclada con otra enorme cantidad de sustancias y reacciona de manera muy particular. La identificación de un componente determinado en una muestra exige un conocimiento y unas técnicas muy sofisticadas que alguien tuvo que desarrollar con anterioridad.
La charla de hoy nos muestra la verdad sobre este mundo complejo que trabaja para nosotros desde la oscuridad de los laboratorios y centros de análisis. Hoy está con nosotros un investigador que se dedica no ya a hacer análisis sino a diseñar estrategias que permitan detectar compuestos químicos que son difíciles de analizar. La técnica empleada utiliza lo que se conoce como cromatografía, un término que explica D. Jesús Villén Altamirano, investigador en el departamento de Ciencia y Tecnología Agroforestal y Genética de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y de Montes de la Universidad de Castilla-La Mancha.
La cromatografía es una técnica que tuvo su origen en 1903 cuando el botánico ruso Mikhail Tswett decidió poner carbonato de calcio pulverizado en un tubo de vidrio alargado y verter en su interior un extracto de plantas. A medida que el extracto iba penetrando en la columna de carbonato de calcio, los pigmentos de la planta se iban separando unos de otros dejando en las paredes del tubo una secuencia de colores que dio nombre a la técnica. Cromatografía viene de la conjunción de dos términos griegos “Croma” que significa color y “grafía”, que significa escritura, así pues, se podría traducir como la técnica que permite “escribir con colores”.
Lógicamente, esa separación de colores no era la primera vez que se veía, lo que distiguió a Mikhail Tswett del resto es que él comprendió que había logrado algo que a todos los químicos traía de cabeza: separar unas sustancias de otras. Las moléculas son entes formados por átomos que se asocian entre sí en cantidades distintas y formaciones diversas, por esa razón unas moléculas tienen más facilidad que otras para difundirse a través del carbonato de calcio del tubo. El estudio de los productos naturales, obtenidos de plantas, animales u organismos microscópicos, choca con un gran inconveniente: la enorme cantidad y variedad de sustancias contenidas en cualquier muestra. Lo primero que debe hacer un químico es separar unas sustancias de otras y aislarlas del resto para su estudio. Una vez conseguido esto, el paso siguiente es identificar las sustancias y determinar cuán abundantes son en el conjunto de la muestra.
Ha pasado más de un siglo desde el descubrimiento de Tswett y durante esos años la cromatografía ha evolucionado, incluso ha dejado de ser importante la presencia de colores en la muestra, pero el principio básico es el mismo. Nuestro invitado de hoy nos explica la diferencia entre la cromatografía de líquidos y la de gases, dos fórmulas que utilizadas en secuencia permiten optimizar la utilización de la muestra a estudiar y el resultado.
Jesús Villén ha aplicado la técnica a una variedad de proyectos de investigación, entre ellos, la determinación de la concentración de esteroles, que son índice de la calidad del aceite de oliva virgen, el estudio de la concentración de plaguicidas en las aguas y el desarrollo de nuevas técnicas que permitan identificar ciertas sustancias dopantes utilizadas por deportistas.
Les invito a escuchar a Jesús Villén Altamirano.
Apoya a CienciaEs haciéndote MECENAS con una donación periódica o puntual.
40,8 millones de audios servidos desde 2009
Agradecemos la donación de:
José V González F
“A nombre de mi hijo León Emiliano hacemos esta pequeña aportación. Escuchar ciencia juntos nos hace muy felices. Gracias.”
Mecenas
Héctor Vaquero Benito
Mecenas
Carlos Garcia Gutierrez
“Gracias por su gran labor divulgativa”
Mecenas
Francisco Sicilia Espuny
Mecenas
Jesús Mª Perez Carranza
Mecenas
Mario Castiñeira Garcia
Mecenas
Jurgen Goicoechea
“Entretiene y siempre se aprende.”
Mecenas
Urko Iturbe
Mecenas
Labea
Nuevo Mecenas a través de Patreon
Julia Dolores Martínez Vilela
“Gracias por entretener”
Mecenas
Frida Palacios García
Mecenas
Vicente Manuel Cereza
“Linfocito T CD8 citotóxico”
Mecenas
Anónimo
Mecenas
Jesús Antón Cayuela
Mecenas
Ernesto Mauricio Deluquez.
Mecenas
Luis Miguel Muñoz Gallo
Mecenas
Marlene Musiol.
Mecenas
Rogelio Cueva
“Saludos desde Mexico y felicidades por difundir la ciencia de una manera interesante y clara.”
Mecenas
Daniel Ocana
Mecenas
Terrence Rooney
Mecenas
Aser Sanchez Huerga
Mecenas
María D Walker
Mecenas
Juan Agustín Esteban Jiménez
Mecenas